Cosmos del Alma - PlanetaGEA
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la luz de vuestro amor y compasión en esas oscurísimas sombras, recordad que también vosotros, en<br />
algún momento de vuestra larga travesía, habéis bebido el vino de la oscuridad.<br />
Capítulo XIII<br />
La vida en la cuarta dimensión<br />
Nos gustaría que pensarais en el cierre de la polaridad de vuestra dimensión como en un refinamiento<br />
de la misma, pues si podéis imaginar matices de experiencia en vez de opuestos, entonces tal vez<br />
entenderéis la sutil metamorfosis <strong>del</strong> cuerpo físico, emocional y mental que se produce en un cambio<br />
dimensional.<br />
En la cuarta dimensión os eleváis en conciencia hasta un nivel donde experimentáis eternamente la<br />
unidad de toda la vibración, y ese sentido intensificado de la totalidad e interdependencia de toda la<br />
existencia altera, inevitablemente, vuestra expresión y comprensión <strong>del</strong> libre albedrío. En tal virtud, lo<br />
que en la tercera dimensión os parece que está en el contexto de «lo uno o lo otro», en vuestra<br />
conciencia evolucionada de seres tetradimensionales se difunde en matices <strong>del</strong> Uno.<br />
Muchos de los maestros y líderes de vuestra era hablan en estos momentos <strong>del</strong> fin de la polaridad y,<br />
en realidad, eso es un error, pues la dualidad —que hemos tratado en detalle— tiene que existir de<br />
alguna manera para que podáis conocer la libertad de actuar independientemente, la libertad de<br />
elección. Es el incentivo motivador de vuestra existencia, vuestro catalizador evolutivo.<br />
Nos referiremos, una vez más, a los hermosos Adán y Eva <strong>del</strong> jardín mítico con el fin de desarrollar un<br />
argumento filosófico fundamental. De no haber cometido el gran «pecado» de elegir comer la<br />
manzana, se habrían vuelto aburridos e indiferentes en el paraíso, condenados a una eternidad de<br />
pasividad e inercia. Como divinidad encarnada, no hubieran tenido una razón de capital importancia<br />
para existir, ningún propósito por el cual separarse <strong>del</strong> Todo-lo-que-es y abrirse camino más allá <strong>del</strong><br />
jardín de la luz y perfección eternas.<br />
En cuanto a Adán y Eva y la desobediencia, hablando siempre en metáfora, resulta aún más<br />
innegable la comprensión de que sin «el pecado» no habría existido la raza humana, pues si no<br />
hubiesen comido <strong>del</strong> fruto prohibido, sin duda no se habrían entregado a la unión sexual.<br />
En definitiva,<br />
¿Qué propósito hubiera tenido su existencia?<br />
¿Podría ser que el Ser Supremo hubiese creado a este dúo tan vacío<br />
simplemente para hacerlos deambular sin rumbo fijo por toda la eternidad<br />
como sus siervos obedientes, los prototipos de una raza que no existiría<br />
nunca?<br />
¿Verdaderamente consideraríais que eso es una bendición, o un acto de amor,<br />
o inteligencia?<br />
Sin duda, carecería de sentido en el esquema cósmico de las cosas y, como tal, representa un punto<br />
muerto en lo que sabemos que es un universo en evolución constante.<br />
No, la vida sólo adquirió significado y propósito para Eva en ese momento de crisis, cuando se<br />
enfrentó a la Sombra y aceptó la responsabilidad de su propia existencia. Eva, el arquetipo de la<br />
mitad intuitiva de vuestro «universo», convenció a Adán, vuestra mente lógica, de que confiara en que<br />
la voluntad de Dios fue que tuvieran individualidad, que existieran como extensiones de la esencia<br />
divina, seres conscientes que habrían de ser responsables de las decisiones independientes dictadas<br />
por su libre albedrío.<br />
Según el análisis de Sirio <strong>del</strong> mito de la creación, la intuición guía e influye correctamente a la lógica;<br />
una interpretación que invalida la versión religiosa establecida de la historia de Adán y Eva. Dicha<br />
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