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Cosmos del Alma - PlanetaGEA

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Sólo unos pocos seres muy especiales tienen la memoria y pueden activar el wam en los cuencos, y<br />

ellos son los canales capacitados entre vosotros, que actualmente están preparándose y que pronto<br />

serán llamados a unirse a los pueblos indígenas (localizados en centros geográficos estratégicos<br />

alrededor <strong>del</strong> globo) en la tarea de sostener el wam de Gaia mientras ella se mueve hacia su octava<br />

más alta.<br />

La maestría <strong>del</strong> sonido se ha exaltado en muchas civilizaciones de vuestra rica historia, y el<br />

conocimiento todavía está con vosotros, gobernado por los seres de luz de ciertos pueblos nativos<br />

como los mayas, los indios de las Américas, los Dogon, los lamas y los Seres Delfín, quienes trabajan<br />

unidos para sostener la vibración de Gaia. Lamentablemente, también la sostiene la élite de poder,<br />

quienes nuevamente abusarán <strong>del</strong> conocimiento para manteneros bajo su control.<br />

Al igual que los Sacerdotes Oscuros de Atlántida, el Poder tiene la capacidad de detonar la vibración.<br />

Sus guerreros no tienen amor por Gaia, ni tampoco respeto por la vida y la humanidad, y siguen con<br />

la intención de atraparos en la oscuridad de vuestra ignorancia, donde han intentado manteneros a lo<br />

largo <strong>del</strong> tiempo terrestre, luego de su intervención en Atlántida.<br />

Como hemos dado a entender, la manipulación <strong>del</strong> sonido es una parte esencial de su tecnología, y<br />

mientras los trabajadores de luz están uniéndose para reverberar con la música de los campos<br />

existenciales de la Tierra, el poder está tendiendo la nueva red de frecuencias de control justo debajo<br />

de vuestros pies, y así adormecen aún más vuestra capacidad primordial de oír a través de esos<br />

chakras, y están violando el rico suelo y los depósitos minerales de Gaia con los acordes de sus<br />

dispositivos insípidos.<br />

Reiteramos que el conocimiento <strong>del</strong> sonido y su asombroso poder está tambaleándose entre los polos<br />

de la luz y la oscuridad, como lo estáis vosotros, en los momentos previos al amanecer de vuestra<br />

transformación.<br />

¿Qué nos proponemos cuando hablamos de utilizar el sonido para alterar la materia?<br />

No tenéis más que mirar con detenimiento el Gran Octaedro de Giza o las antiguas murallas de<br />

Machu Picchu para reconocer que vuestro desconcierto ante el movimiento y ubicación de monolitos<br />

de proporciones tan colosales está justificado.<br />

La arqueología convencional fracasa rotundamente a la hora de explicar cómo hicieron los mortales<br />

de esas sociedades «primitivas» para transportar, rodar con poleas y levantar estructuras tan<br />

gigantescas.<br />

En el caso <strong>del</strong> Gran Octaedro, la perfección de su obra de albañilería —bloques monumentales de<br />

caliza y granito, a menudo adosados a menos de un milímetro— desmiente los cuentos de la clase<br />

dirigente acerca de esclavos nubios que trabajaban bajo el despiadado sol <strong>del</strong> Sahara a base de pura<br />

fuerza muscular y el látigo <strong>del</strong> amo.<br />

Adjudicar un comportamiento de esa naturaleza a la evolucionada civilización de Egipto es<br />

menoscabar el legado de una de las culturas más significativas de la historia de la humanidad y, sin<br />

duda, es negar la abrumadora evidencia <strong>del</strong> apoyo brindado por seres galácticos, presentes en esa<br />

época de la evolución de Gaia.<br />

Una mínima sensibilidad ante las energías de Giza sólo puede afirmar que en la conciencia superior,<br />

que ha quedado grabada como formas de pensamiento y campos de energía en las sutiles grietas<br />

entre los bloques de la Gran Pirámide, residen un gran espíritu, misticismo y humanidad. En ninguna<br />

parte encontraréis sepultada en la piedra la ira <strong>del</strong> duro trabajo <strong>del</strong> hombre, los presuntos esclavos de<br />

Egipto.<br />

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