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Tres Tratados (pdf)

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miembros. Va del cerebro al corazón y de aquí a su centro, por vía del espíritu, sin<br />

franquear otros límites. El hígado hace circular su espíritu hacia la sangre sin mezclarlo<br />

en ninguna otra parte. El bazo dirige su corriente por los flancos (latera) y los<br />

intestinos. Los riñones fraguan su camino por los lomos, vías urinarias y partes<br />

vecinas. La vía de los pulmones se halla en el perímetro del pecho y en la garganta. Y<br />

la bilis toma su movimiento del ventrículo a los intestinos.<br />

Dado pues que cada una de estas partes tiene un destino perfectamente establecido,<br />

no podréis ignorar que si cualquiera de e!las se extravía y penetra en las vías que no le<br />

corresponden<br />

—por ejemplo cuando el bazo toma las vías de la bilis— necesariamente se producirán<br />

diversos trastornos, todo lo cual os explicaremos con mayor claridad y amplitud en el<br />

Libro de los orígenes de las enfermedades. (2) Por ahora basta con esto.<br />

Hagamos el mismo razonamiento sobre las demás estrellas que, según las normas<br />

del firmamento, se encuentran en el cuerpo, lo que es igualmente verdadero para los<br />

astros del cuerpo y para los errores que pueden determinar por las reflexiones y rebotes<br />

de sus movimientos.<br />

A modo de introducción diremos —y debéis comprenderlo así— que hay siete<br />

vidas, ninguna de las cuales puede identificarse exclusivamente con aquella en la que<br />

reside el alma o mentalidad (anima seu mens), que es la auténtica y verdadera vida<br />

(genuina et vera).<br />

De todo lo dicho resulta que los otros miembros toman la vida de esas siete clases<br />

de vidas, cada una de las cuales lo hace a su vez de su planeta correspondiente, en el<br />

movimiento que le ha sido adjudicado.<br />

2 Véase Paracelso, Obras completas, en esta misma colección.<br />

Capítulo noveno<br />

(Sobre la disposición de los cuatro elementos)<br />

Al terminar el capítulo anterior dejábamos establecido cómo cada miembro asegura<br />

su nutrición y conservación por medio de siete vidas, bajo la protección de un Planeta<br />

particular en cada caso. Quiere ello decir que todo lo que toma su vida del —hígado<br />

por ejemplo— queda sometido al hígado, así como al corazón lo que se origina en<br />

dicha víscera y lo mismo sucesivamente para todas las demás.<br />

Observad ahora los Elementos del cuerpo y notad que no ha de inmutarnos que<br />

nuestro estilo y doctrina sea diferente del preferido por vosotros y que trasuntan<br />

vuestros escritos.<br />

Todos los elementos del cuerpo dominan en la Entidad Natural: así, ciertas<br />

enfermedades nacen efectivamente de las estrellas, tales otras provienen de las<br />

cualidades, éstas se originan en los humores, aquéllas resultan de las complexiones o<br />

temperamentos..., etcétera.<br />

Sin embargo, a fin de que los comprendáis bien, vamos a examinar a fondo la<br />

naturaleza de los elementos del cuerpo.<br />

El fuego se origina en el séptimo movimiento, ya que el movimiento que poseen los

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