10.05.2013 Views

Nuestros pueblos - El avisador malagueño

Nuestros pueblos - El avisador malagueño

Nuestros pueblos - El avisador malagueño

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Hacia las pasas por el unicornio<br />

Por Manuel Martínez Molina<br />

MEMORIA DEL CUPLÉ (1900-1940)<br />

Fue el Cuplé un loco estallido de gracia y picardía, que avivó el ánimo<br />

de nuestros abuelos, atormentando a nuestras abuelas, conocedoras de las aventuras<br />

que montarían sus “procopios”, junto a aquellas delicias humanas que<br />

susurraban desde el escenario:<br />

Tengo dos lunares,<br />

tengo dos lunares:<br />

el uno en la boca<br />

y el otro donde tu sabes.<br />

Las cupletistas representaban el renacer del espectáculo,<br />

llenando los teatros con públicos animosos<br />

dispuestos al optimismo y al desenfreno, cuando el telón<br />

levantado ofrecía un plantel de jovencitas maravillosas y<br />

seductoras, imponiendo la dictadura de la frivolidad,<br />

desde los buenos, mediocres o churretosos locales que<br />

surgieron por todas partes, a medida de las diferentes<br />

disponibilidades sociales.<br />

Cada tren que anclaba en Barcelona o Madrid era<br />

un estuche de beldades provincianas ilusionadas por sentar<br />

plaza de maja, peregrinando por teatros y cafés, dispuestas<br />

a mostrar sus encantos a los empresarios, ávidos<br />

de mejorar y competir en el naciente espectáculo, para el<br />

que podían elegir entre cuerpos poseedores del grosor<br />

demandado en la época, cinturas de avispa o bellezas<br />

incuestionables con ganas de ser estrellas.<br />

Así se colmaron las más importantes ciudades de<br />

España de hermosuras dispuestas a competir con otra<br />

legión de coristas y vicetiples, a la caza de espacios rentables en el nuevo género ínfimo, capaz de mezclarlo<br />

todo, incluyendo las variedades o la también naciente copla, muy del agrado del espectáculo cupletero.<br />

Durante los primeros años del siglo XX, mientras debutaban a diario aquellas rotundas hermosuras,<br />

acariciando el sueño de ser artistas, como había escasos espacios para “divas”, porque en aquel<br />

olimpo reinaban auténticas leyendas del espectáculo, a las que hoy contemplamos como mitos, no discutidas<br />

para su protagonismo en los estrenos de teatros, salones, tablaos y divanes como <strong>El</strong> Trianon Palace,<br />

<strong>El</strong> Gran Teatro, <strong>El</strong> Maravillas o el Kursaal entre otros.<br />

Raquel Meyer, Pastora Imperio, Fornarina, Bella Chelito, La Goya y Amalia Molina eran incontestables<br />

y se bastaban por sí solas para enloquecer al personal, casi en su totalidad masculino, buscándose<br />

pulgas por el cuerpo al ritmo vibrante de la música, o tratando de encontrar entre el público, regadera<br />

en mano, un voluntario atento a sus libidinosas intenciones:<br />

“Tengo un jardín en mi casa<br />

que es la mar de rebonito,<br />

pero no hay quien me lo riegue,<br />

y lo tengo muy sequito…”<br />

19

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!