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<strong>El</strong> ajilibujili<br />
¿CÓMO HABLA EL MALAGUEÑO?<br />
Por Diego Ceano<br />
Siguiendo con nuestro particular camino por el vocabulario <strong>malagueño</strong>, vemos que con la letra<br />
“C” nos encontramos otras palabras malagueñas muy características. Cuando de niños pensábamos en un<br />
demonio, decíamos que venía el Canco y también usábamos esta expresión para denominar al afeminado;<br />
si la chica era fea, decíamos que era un Callo, el botijo era un Cachucho o Cachirulo; el autobús, era el<br />
Camión; en vez de decir adiós, decíamos Condió; y al moño de las mujeres le decíamos Coco; a la caña<br />
de azúcar, Cañadú; a la persona de gran talla, se le decía Caballomaera; a la moneda de veinte duros,<br />
Cabezón; la Caca era además de lo que todos sabemos, el miedo que sentíamos hacia alguna cosa; si te<br />
caías te dabas un Cacharrazo; cuando te rendías, te dabas por Cachifollao; un miedoso era un Cagalistrón;<br />
o si te ensuciabas, te habías Cagarruzao; si padecías del pecho, estabas mal de la Cajacambio; una<br />
peseta era una Cala; el vasito de aguardiente, era un Calibre; si hacía calor, decíamos que hacía Calina;<br />
y si teníamos mala suerte, teníamos el Calino; el cementerio era el patio de los Callaos; si temíamos algo,<br />
teníamos Canguelo; a los esqueletos les decíamos Caninas; si la chica estaba buena, decíamos que estaba<br />
Cantúa; pasarlo mal era pasarlo Canutas; si te daban una Capuana, te habían dado una paliza; un Carlito,<br />
era un eucalipto; si hablabas mucho, tenías mucho Carrete; si Cascabas, podía ser que hubieras<br />
muerto o que hablabas en demasía; si decimos que ha echado un Casquete, todos sabemos que es, poco<br />
ha variado; una caca era una Catalina; si estábamos Caucando, estábamos chocheando; el entrometido<br />
era un Cazoletero; un porrazo era un Cebollazo, un Chochazo o un Ceporrazo; un malapata era un Cenizo;<br />
el Cerete era además el recipiente donde se guardan los higos secos, el órgano sexual de la mujer,<br />
también se le decía Conejo, Chichi o Chumino; el saltamontes era un Cigarrón; si te daba un ataque, te<br />
había dado un Ciquitraque; un Civil no era un agente del benemérito cuerpo de la guardia civil, era un<br />
simple pan; al sarampión le decían Colorín; podía pasar que si te daban Comía, te hubieran puesto bien a<br />
palos; Conchuo era una persona cansina; cuanto más era Contimás; una cosa anormal era un Contradiós;<br />
el brasero era la Copa; a un insecto determinado, le decíamos Cortapicha; si no hacías nada, no te<br />
Coscabas; y si te dabas un Cosqui, te habías dado un coscorrón; un Chochito era un altramuz; no se estaba<br />
atontado, sino Crúo o Cuajao; la Cuca era el órgano genital masculino; Cuchichear, era hablar a<br />
escondidas y en secreto; bueno y después de esta Curda (borrachera) de palabrejas, dejamos de Currelar<br />
(trabajar) hasta el número siguiente. (<strong>El</strong> mes que viene más...)<br />
NUEVO LIBRO.-<br />
Gracias a libros como este que se nos presenta, comenzamos<br />
a conocer algo sabido desde siempre, el gran acervo micológico<br />
que existe en nuestra provincia. Gracias al tesón y el estudio<br />
del autor de este interesante libro, Domingo Mariscal, se nos<br />
muestra y aclaran muchas dudas sobre estos elementos gastronómicos,<br />
muchas veces demonizados.<br />
La editorial La Serranía, haciendo gala, una vez más, de su<br />
sensibilidad sobre los asuntos de nuestra provincia, se ha decidido<br />
a publicar este libro que sin duda pasará a engrosar la ya extensa<br />
lista de interesantes libros que vienen publicando.<br />
Ficha técnica del libro:<br />
Título: Setas y cocina para principiantes. Guía para su recolección<br />
y degustación.<br />
Autor: Domingo Mariscal Rivera.<br />
Formato: 17x24 cm.<br />
Páginas: 272 a todo color.<br />
ISBN: 978-84-96607-64-4.<br />
Precio: 18,00 euros<br />
Información y pedidos: Editorial La Serranía. www.laserrania.org<br />
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