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Al servicio<br />
de las personas<br />
y las naciones<br />
CUENTO A<br />
Fortuna y el leñador<br />
HACE MUCHOS AÑOS, en una remota aldea, vivían un viejo leñador y su esposa. Él trabajaba todos los<br />
días en el bosque, desde el amanecer hasta el ocaso, cortando leña para venderla en la aldea. Pero aun<br />
cuando laboraba arduamente, nunca había tenido éxito en su vida, y lo que ganaba cada jornada, él y<br />
su familia se lo comían por la noche. Pronto, dos de sus hijos crecieron y trabajaron a su lado, por lo<br />
que cortaban tres veces más leña, ganando tres veces más, pero también comían tres veces más<br />
alimento, así que, a pesar de todo, el leñador no mejoraba su economía... Más tarde, los dos hijos<br />
dejaron el hogar paterno en busca de su propia suerte.<br />
Un día, después de veinte años de cortar leña, el viejo leñador se cansó y le dijo a su mujer:<br />
"He trabajado toda mi vida para obtener fortuna y poco he obtenido. De ahora en adelante, si la tal<br />
Fortuna quiere darme algo, tendrá que venir a buscarme”. Y desde entonces el leñador prometió no<br />
volver a trabajar.<br />
“¡Santo cielo!”, exclamó su mujer. “Si tú no trabajas, no comeremos. Y, además, Fortuna sólo<br />
visita a los grandes sultanes y no a los pobres como nosotros.” Y aunque trató de persuadirlo con la<br />
razón, con llantos y gritos, el leñador se rehusó a trabajar y decidió quedarse en cama.<br />
Ese mismo día, un poco más tarde, un desconocido llamó a la puerta y pidió prestadas las<br />
mulas del leñador por unas cuantas horas. El desconocido explicó que tenía un trabajo que hacer en el<br />
bosque y que se había dado cuenta de que el leñador no estaba usando sus animales. El leñador asintió<br />
desde la cama y, como requisito, sólo le pidió al hombre que les diera de comer y de beber a las mulas.<br />
El extraño tomó los animales y se internó en el bosque. Éste no era un hombre común y<br />
corriente, sino un mago y, gracias a sus artes, sabía dónde se encontraba un gran tesoro, nada menos<br />
que el tesoro que perteneció a un poderoso Sultán. Así que rápidamente se dirigió a ese lugar,<br />
desenterró costales con monedas de oro y joyas, y cargó a las mulas con el botín.<br />
Cuando se disponía a huir, regodeándose con su fortuna, oyó que se acercaba un grupo de<br />
guardias. Se asustó, pues sabía que si éstos lo sorprendían con el tesoro, le harían preguntas, y<br />
entonces su hechicería sería descubierta y él, condenado a muerte, por lo que huyó precipitadamente y<br />
nunca más se supo nada de aquel mago.<br />
Los guardias continuaron su camino, sin notar nada fuera de lo común a su paso. Las mulas se<br />
quedaron entonces en el bosque sin que nadie las viera. Después de varias horas de espera, regresaron<br />
a casa, siguiendo las veredas que por años habían utilizado con su amo.<br />
Cuando llegaron a la casa del leñador, la esposa vio los animales y corrió a decirle a su marido:<br />
“Querido esposo, ven rápido, debes descargar a las mulas antes de que caigan muertas”. Pero el esposo<br />
sólo bostezó, dio media vuelta en la cama y rezongó: “Ya te dije mil veces que no vuelvo a trabajar...”.<br />
La pobre mujer bajó las escaleras y pensó lo que debía hacer. Tomó un cuchillo de la cocina, se<br />
acercó a las mulas y rasgó los costales que llevaban en el lomo para aligerarles la carga. En seguida<br />
rodaron por el suelo alhajas y monedas que brillaban con el sol. Exclamó entusiasmada: “¡Oro,<br />
joyas!”. Al oír los gritos, el marido se levantó y llegó corriendo con su mujer. Se quedó asombrado,<br />
contemplando el tesoro que cubría el patio de la casa. Tomó a su esposa por la cintura y se pusieron a<br />
bailar de júbilo, exclamando: “¡Fortuna vino a nosotros después de todo!”... Y aun cuando repartieron<br />
el tesoro entre sus hijos y los pobres, ellos fueron inmensamente ricos.<br />
Fuente: Lang A. (ed.) (1965). The Brown Fairy Book. Mineola, Nueva York: Dover.<br />
Traducción y adaptación al español por Martha Pardo.<br />
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de las Naciones Unidas<br />
para la Educación,<br />
la Ciencia y la Cultura<br />
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