Download File - Ministerios: Vida & Verdad
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de las cartas de Pablo; pero expresamos la misma<br />
doctrina dada a los cristianos del siglo I.<br />
Algunos aceptan a Jesucristo como Maestro ideal<br />
de la Humanidad, el hombre perfecto y sin igual, el<br />
prototipo supremo de la raza; pero sin aceptar su<br />
divinidad ni las revelaciones que Él hizo a los hombres<br />
acerca de la otra vida y de la redención. Mas en<br />
tal caso resulta el inconcebible absurdo de que el<br />
hombre más santo y perfecto haya sido el mayor<br />
engañador y el causante de muertes alevosas de seguidores<br />
suyos que han dado sus vidas en virtud de<br />
tales declaraciones. ¿Qué podríamos pensar de un<br />
Cristo que dijo «no temáis a los que matan el cuerpo<br />
y después no tienen más que hacer…», «el que<br />
perdiere su vida por causa de Mí y del Evangelio, éste<br />
la salvará», si este Maestro ideal hubiese pronunciado<br />
tales palabras sin tener la seguridad absoluta de que<br />
hay otra vida tras de la muerte, en la cual tales promesas<br />
han de ser cumplidas? (véase Mateo 10:28 y<br />
16:25).<br />
El supuesto de que Él no enseñó verdades de carácter<br />
espiritual y eterno, sino solamente principios<br />
sociales que sus seguidores transformaron más tarde en<br />
ideales religiosos, puede sostenerse aún menos que la<br />
primera alegación de que Jesús fuera un engañador, ya<br />
que desde los mismos orígenes del cristianismo los<br />
creyentes en Jesucristo obraron como si Él hubiera<br />
pronunciado tales palabras, dando sus vidas gozosamente,<br />
con la esperanza de volverlas a recobrar. Toda<br />
la historia del cristianismo confirma esta verdad. Por<br />
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