Download File - Ministerios: Vida & Verdad
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cielos. Sabemos que algunos mártires de los primeros<br />
siglos se denunciaban a sí mismos como cristianos, se<br />
arrojaban a las hogueras y morían con la mayor alegría.<br />
El Señor Jesucristo ya previno que esto ocurriría,<br />
pero no lo fomentó, sino que aconsejó a sus discípulos:<br />
«Si os persiguieran a una ciudad huid a la otra». ¿No fue<br />
esto ya un anuncio de que Él no intervendría directamente<br />
en contra de los perseguidores, a pesar del<br />
poder que mostró en los días de su encarnación? Pero<br />
lo que reveló, es que iba a preparar moradas celestiales<br />
para los suyos, y que volvería en gloria, al final de<br />
los siglos; y esto ha estimulado y mantenido la fe en<br />
Él a través de más de veinte generaciones. No dijo<br />
cuándo volvería, y así mantiene a los suyos<br />
espectantes.<br />
E. Pero el hecho es que, con esta inseguridad y con<br />
su silencio, ha dejado a los malos hacer, y la muerte<br />
ha sido el resultado final de infinidad de injusticias.<br />
R. He aquí, precisamente, la razón por la que debe<br />
haber un juicio tras la muerte. Si nosotros tenemos un<br />
sentimiento de justicia en nuestras conciencias y nos<br />
indignamos por las iniquidades que han tenido lugar<br />
en el mundo, el que nos ha dado estos sentimientos<br />
debe ser mucho más justo que nosotros; el autor del<br />
Salmo 139 dice: «El que hizo el oído, ¿no oirá? El que hizo<br />
el ojo, ¿no verá? ¿No entenderá el que dio al hombre la<br />
ciencia?» Ni nuestro ojo, tan perfecto como una delicadísima<br />
cámara fotográfica, ni nuestro sentido mo-<br />
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