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Arthur Rimbaud - Personal Telefónica Terra

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nen momentos de alta genialidad, pero todos ellos, como poemas,<br />

padecen de una artificialidad reñida con el principal requisito<br />

del «desarreglo de los sentidos», que debería ser lo natural,<br />

porque el desarreglo reside en el estado natural o inconsciente<br />

del hombre.<br />

Vidente iluminado<br />

En su segunda fase poética, tal vez por influencia de Verlaine<br />

y, desde luego, por acosos de la vida, <strong>Rimbaud</strong> trata de<br />

volver al redil simbolista más riguroso, olvidándose un tanto<br />

de los desarreglos. Una temporada en el infierno (que yo creo<br />

anterior a Iluminaciones) supone una explicación de los pecados<br />

—poéticos y vitales— recién vividos, pero vuelve a pecar<br />

contra la teoría simbolista por exceso de elementos narrativos<br />

en el texto. No obstante, ya estamos a leguas de la «alquimia<br />

del verbo». Ahora se trata, por el contrario, de controlarse.<br />

El control óptimo, la máxima calidad genial de <strong>Rimbaud</strong>,<br />

podría haberse alcanzado en Iluminaciones, si el poeta hubiera<br />

trabajado el libro. Como luego veremos, Iluminaciones se publica<br />

sin intervención de <strong>Rimbaud</strong>, a partir de notas y esbozos.<br />

Algunos de los poemas en prosa que el volumen contiene son<br />

tan extraordinarios, que la poesía actual aún no ha terminado<br />

de apreciarlos en todo su alcance. Otros, en cambio, no son tan<br />

buenos. Y alguno resulta, fuerza es admitirlo, francamente<br />

flojo.<br />

De todas formas, lo que destruye a <strong>Rimbaud</strong>, insisto, es el<br />

desequilibrio de sus talentos. Era torpe para la vida y genial<br />

para la escritura. Creyó que su poesía le granjearía la aceptación<br />

y el perdón de todos sus admiradores. Y se equivocó.<br />

Absolutamente moderno<br />

Era, como él recomendaba, «absolutamente moderno». No<br />

ha dejado de serlo, hoy. No sólo en sus versos, sino también en<br />

sus ambiciones. Quería el triunfo, quería que sus normas se<br />

impusieran, que la vida se transformase, que la revolución del<br />

Arte fuese una revolución de la Vida. Quería ser jefe en un<br />

mundo nuevo. Viendo que no lo lograba, se marchó a un<br />

mundo aparte.<br />

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