Arthur Rimbaud - Personal Telefónica Terra
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ha insertado ya la piedra angular de todas ellas. Verlaine ha<br />
incluido a <strong>Rimbaud</strong> en el censo de los poetas malditos. Y no<br />
hay palabra más ambigua que ésta, maldito, para definir a un<br />
poeta. Cuando oímos hablar de poetas malditos, pensamos en<br />
genios ignorados por la sociedad en que vivían o viven, por la<br />
acción negativa de algún factor no literario («mal» comportamiento,<br />
escándalos, desprecio de las normas). En el caso de<br />
<strong>Rimbaud</strong>, esto falla. El joven poeta es aclamado desde el primer<br />
momento, nada más poner pie en París (véase Esbozo biográfico,<br />
año 1871). Nadie, ni sus peores enemigos, le niega el<br />
talento. sencillamente: no se acepta su conducta, y esta no<br />
aceptación, que en principio no basta para acarrear el desprecio<br />
de su obra, acaba por imponerse a lo literario.<br />
<strong>Arthur</strong> <strong>Rimbaud</strong> es un niño de provincias que llega a París<br />
el 10 de septiembre de 1871, al cobijo de Paul Verlaine. Su<br />
primera experiencia es el éxito tumultuoso: lee «Le Bateau<br />
ivre» a los postres de un banquete, y los comensales, entusiasmados,<br />
lo llevan a hombros hasta el estudio de un fotógrafo<br />
de famosos, para que lo inmortalice. A finales de diciembre<br />
del mismo año, <strong>Arthur</strong> <strong>Rimbaud</strong> es expulsado de otro<br />
banquete de la misma piña de poetas, y a la salida ataca a un<br />
par de colegas con su bastón de estoque. Nunca más se le<br />
abrirá ninguna puerta en París. Le sobró un cuatrimestre para<br />
hacerse intolerable.<br />
Sus desaguisados están recogidos en el Esbozo biográfico.<br />
Resumamos aquí: se lía con Verlaine, destrozando un matrimonio<br />
muy bien visto en sociedad (porque había servido para<br />
que Paul sentara un poco la borracha cabeza), no abre la boca<br />
más que para insultar, va asquerosamente vestido, bebe<br />
absintia a morro y porrillo, llega a las manos en cuanto le soplan<br />
la más mínima paja. Esto, en el periodo septiembrediciembre<br />
1871.<br />
Luego, tras una estancia en el pueblo (desterrado por ultimato<br />
de Matilde Verlaine, la mujer de Paul), vuelve a París y<br />
se fuga con su amigo. Bruselas, Londres, trifulcas continuas,<br />
arrepentimientos periódicos de Verlaine, de nuevo Bruselas,<br />
una habitación de hotel, otra pelea de achares, y Paul, tras sacar<br />
la pistola con que había adornado su teatrera intención de<br />
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