Arthur Rimbaud - Personal Telefónica Terra
Arthur Rimbaud - Personal Telefónica Terra
Arthur Rimbaud - Personal Telefónica Terra
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
»Muchas gracias por anticipado, y simpatía admirativa».<br />
El «querido poeta», en su almacén de productos coloniales<br />
2<br />
de Harar, no se molestó en contestar . Es porque aquella fechas<br />
cuando pronuncia una de las frases que la tradición le<br />
atribuye, una de las más fulminantes. Alguien le pregunta sobre<br />
sus poemas de juventud, y él replica:<br />
— ¡Eran enjuagaduras! ¡No eran más que enjuagaduras!<br />
De modo que ya no quiso saber nada de las Letras. Sólo del<br />
dinero.<br />
La leyenda del héroe<br />
<strong>Rimbaud</strong> era ya famoso en 1901, cuando el bibliotecario<br />
belga Léon Losseau encontró la tirada entera de Una temporada<br />
en el infierno en los almacenes de la imprenta. Qué valor<br />
no tendrían los seis ejemplares hasta entonces localizados, que<br />
Losseau mantuvo escondido su hallazgo hasta 1915, para no<br />
perjudicar demasiado a los colegas de bibliofilia que poseían<br />
otros ejemplares de tal joya.<br />
Porque ya está en desfile la gran cabalgata legendaria. Surgen,<br />
por todas partes, testimonios incomprobables. Cada cual<br />
aventura sus hipótesis. A pesar de la casi frenética oposición<br />
de Isabelle <strong>Rimbaud</strong> (que consagra su vida a combatir todo<br />
intento de «profanar» la santa memoria de su santo hermano,<br />
llegando incluso a entorpecer en todo lo posible la publicación<br />
de su obra), circulan hermosas consejas. El pretendiente de<br />
Isabelle, Paterne Berrichon, se considera obligado a escribir la<br />
hagiografía oficial, demostrando que <strong>Arthur</strong> <strong>Rimbaud</strong> pecaba<br />
bastante menos de lo que se decía; que, además, se había arrepentido<br />
totalmente; y que había muerto en el seno del Señor.<br />
Pero no sólo fue inútil, sino también contraproducente. Las<br />
campañas de santificación de <strong>Rimbaud</strong> contenían verdades,<br />
porque Isabelle había reunido una considerable cantidad de<br />
datos sobre su hermano. Pero cometieron el error de negar en<br />
bloque, incluso lo más obvio y demostrado, lo que sabían demasiadas<br />
personas, y con ello anularon toda su credibilidad. Se<br />
2 La carta, no obstante, apareció entre sus papeles. Por lo menos la conservó, quizá para<br />
hacer las pertinentes comprobaciones en el viaje a Francia que planeaba en aquel<br />
momento.<br />
5