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Foto cortesía de Ferreira Gullar<br />
ALFREDO FRESSIA<br />
Canto para<br />
muchas voces<br />
Nueva poesía de Ferreira Gullar<br />
Después de un silencio poético de<br />
doce años, Ferreira Gullar, el poeta<br />
que no quiere tener nombre de pila<br />
(nació en San Luis del Marañón, el 10 de<br />
septiembre de 1930), resurge en 1999 con<br />
una publicación de nombre sugestivo:<br />
Muitas vozes. Y si muchas son las “voces” que<br />
la poesía de Gullar recoge, fueron también<br />
“muchas” las apuestas estéticas hasta encontrar<br />
su voz, ésa que es sólo suya, ese acento<br />
justo que vuelve a atravesar el presente<br />
libro. El poema “Inventario”, de este volumen,<br />
capta al poeta entre su nombre y su<br />
vasta búsqueda estética: “Vivo la prehistoria<br />
de mí / Por poco poco / yo era yo / José de<br />
Ribamar Ferreira Gullar / No fue suficiente /<br />
El Gullar que bastase / no nació.” Si José de<br />
Ferreira Gullar, a los veinte años, 1950, San Luis. Ribamar era insuficiente, la obra de Gullar<br />
que “no nació”, la que se rehusó siempre a<br />
estar “pronta”, sigue renovándose desde<br />
hace medio siglo.<br />
Después de Um pouco acima do chão, una edición del autor de 1949 en su San<br />
Luis natal, la poesía de Gullar, ya instalado en Río de Janeiro desde 1951 y donde<br />
trabaja como periodista, atravesaría varias crisis, cambios de rumbo que convierten<br />
su biografía poética en una especie de muestrario de las corrientes estéticas<br />
que atraviesan la poesía brasileña del post-“modernismo” local. A partir de A luta<br />
corporal (Río, 1954), su obra se convierte en la expresión misma de una procura: el<br />
soneto clásico, “camoniano”, el verso libre, el poema en prosa, y aun la negación<br />
de los contenidos ideológicos impuestos, lo que lo llevaría al célebre poema<br />
alforja 40 | primavera 2007<br />
De Ferreira Gullar pudo escribir Vinícius de Moraes que es el último<br />
gran poeta brasileño. Y es la última voz significativa de la poesía, se<br />
adelantó nuestro Pedro Dantas. Me parece que, además de esto, con<br />
excepción de algunas piezas de Mário de Andrade y también de<br />
Carlos Drummond de Andrade (especialmente en Rosa do povo), es<br />
nuestro único poeta mayor de los tiempos que corren. Pero en Gullar la voz pública<br />
no se separa nunca de su toque íntimo, de su timbre personal, de esperanzas y<br />
desesperanzas, de los recuerdos de infancia en una ciudad azul, evocada en<br />
medio del triste exilio porteño. Hoy (1978) sólo le es comparable, en Brasil, la<br />
prosa de Guimarães Rosa.<br />
SÉRGIO BUARQUE DE HOLLANDA<br />
“Roçzeiral”, donde las palabras comparecen destituidas de significado. Para quien<br />
se interese en la “genética” de una obra poética, A luta… constituye el privilegiado<br />
documento de un creador en busca de una voz propia. Y ese “acento” no sólo prefigura,<br />
sino que también se sumará a las “muchas voces” de su obra, y de su papel<br />
en un Brasil que se urbanizaba y se industrializaba rápidamente, que comenzaba a<br />
edificar su nueva capital y que, desde 1956, encontrará una vanguardia poética en<br />
el movimiento concretista de los paulistas Décio Pignatari y los hermanos Haroldo<br />
y Augusto de Campos.<br />
Pero el Gullar concretista y neoconcretista (desde su ensayo Teoria do não-objeto,<br />
de 1959), contrapunto carioca del movimiento paulista, no encontrará en esa<br />
voz la verdadera vanguardia que pudiera dar cuenta de la expresión existencial y<br />
colectiva en la agitada sociedad brasileña de los años que preceden al golpe de 1964 y<br />
de los años siguientes, hasta el “golpe duro” de 1968. Los Centros Populares de<br />
Cultura (CPC) eran entonces un hervidero de ideas y de artistas. El joven presidente<br />
del CPC de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), que militaba entonces junto a<br />
nombres importantes de la cultura nacional (el dramaturgo Oduvaldo Viana Filho,<br />
los cineastas León Hirchman, Cacá Diegues, Arnaldo Jabor, entre otros), comprometido<br />
en la militancia hasta la misma afiliación formal en el Partido Comunista<br />
Brasileño, en 1964, el mismo día del golpe, abandona su etapa concretista y se abre<br />
a otra voz que también constituye una investigación estética. Se trata del rescate de<br />
la poesía popular, los romances épicos de la literatura “de cordel”, la que en el<br />
nordeste se lee y se vende en ferias, y donde el poeta ve un instrumento de concientización<br />
de las masas. Quedan de esa etapa y de esa voz ediciones del CPC-UNE como<br />
João Boa Morte, cabra marcado pra morrer (que sería después filmado por Eduardo<br />
Coutinho) y Quem matou Aparecida, ambas de 1962. La reflexión más elaborada de<br />
la violencia que Brasil y el continente sufrieron en aquellos años aparece en los<br />
poemas que serán reunidos y publicados en 1975 bajo el título Dentro da noite<br />
veloz, que también es el nombre de la más conmovedora elegía por la muerte de<br />
Ernesto Che Guevara que produjera la poesía brasileña. Dentro da noite veloz es, sin<br />
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