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consecuencia deben faltar algunas al completo de las que comprende el presupuesto que
en once de Mayo ultimo formó el Arquitecto D. Juan Baptista Aguirre y sobre el que
recayó la Oportuna aprobación del Exrno Sr. Gefe político: con el fin de apurar los medios
que puedan conducir á obtener las ventajas posibles en el precio de la obra, sin desatender
su solidez y seguridad, Acuerda que el citado resto del empedrado se publique por bando
para nuebo remate, para el cual se señala desde luego los días veinte y uno, veinte y dos y
veinte y tres del corriente mes, desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde en la
Sala Capitular de esta Casa Consistorial, debiendo en el empedrado de morrillo o guijarro,
guardarse por lo que toca a sus dimensiones lo que conprende la Condicion primera de el
pliego que ecsiste en el espediente, y por lo que mira a la Cantería si al guna se necesitase
en el curso de la obra, para aceras o caño, que haya de ser de grano fino y del monte de S.
Anton... y del grueso y ancho que se Capituló respecto de alejos Maquieira, cuanto a las
aceras Cadenas, que ha construhido en dicha Plaza, y bajo la reserba tambien de que las
baras que de ello resulten sobrantes, se habran emplear en el punto de la Ciudad que el
Ayuntamiento designe...».
La obra le fue adjudicada a Manuel Barros, como mejor postor, «al precio de
cinco reales y veinte y seis maravedís cada bara de gigarro que construía». El 28 de Octubre
de 1846, con los requisitos de rigor, se procede a la medición de la obra
ejecutada, en esta ocasión por el Perito Agrimensor Don José Neyra, quien «halló
en su totalidad mil seiscientas ochenta y siete baras cuadradas». El Ayuntamiento en
conformidad con los informes periciales, acuerda se libre el pago de 9.725 reales
y 2 maravedís al contratista, que se atendió con cargo a los fondos de Propios
y Arbitrios.
No resulta difícil entender, a la vista de la documentación que manejamos,
que la primera urbanización del antiguo Campo de la Feria se desarrolla en tres
fases fundamentales; se comienza en 1845, con el planteamiento de la «Platea»,
mediante las llamadas «Aceras Generales» y otras transversales de cantería, que
conformaron la peculiar estrella que la caracteriza. Acto seguido, se completa «la
asera cadena de. Cantería», mediante el enguijarrado de los espacios entremedios,
que se concluyen durante el año 1846, con cargo al presupuesto municipal, en
sendas contratas anunciadas al efecto, como se ha ilustrado.
La motivación inicial del arranque de aceras desde la Platea Central, en sentido
radial, hacia el encuentro con las conformadas para acceder hacia los edificios
y servicios públicos, transversales, en principio con carácter funcional, se
convierte en un incremento estético a la hora del relleno de los cinco cuarterones
resultantes entre unas y otras, por el propio peso de la urbanización obtenida;
intención municipal de facilitar el tránsito reflejada en la planimetría proyectada
por el arquitecto Don Juan Bautista de Aguirre, por lo que el estrellado irregular
que provocó su conexión, ofrece en su conjunto un resultado preconcebido a
manera de cadena que enmarca y destaca la Platea.