tOOZ -vozuvlaa) - Hemeroteca Virtual de Betanzos

inteligente D.José Maria Carro, estudien detenidamente la forma que ha de darse a la
entrada elebando la puerta a la altura que se considere necesaria, sin causar perjuicio al
edificio Hospital».
Para la realización de la obra, era preciso levantar la parte del Cantón que ya
existía, con el fin de nivelarlo con los 151'77 metros cuadrados de nueva construcción,
que se harían con enlosado de cantería; además el rematante quedaba
obligado a instalar un segundo escalón en la bajada a la feria (Vid. Apéndice XVI).
El Campo de la Feria alcanzaba los límites actuales, lentamente, a pausas, nuestros
antepasados forjaron esta realidad, que merece el respeto y cuidados debidos
a su laboriosidad y memoria.
Durante la Primera República, las obras que afectaron al Campo de la Feria, se
redujeron a:
«construir ocho metros de ancho por cinco de largo o sean cuarenta cuadrados, de enlosado
de Cantería que hay que hacer debajo de los soportales de la plaza del Campo, haciendo
frente a la Casa de Enrique Mellid Amor, a razon de treinta reales metro, incluso piedra,
asiento y mano de obra, importan mil dos cientos reales igual a trescientas pesetas...».
El 27 de Noviembre de 1873, Don Mateo Cereijo «Alcalde Presidente del
Ayuntamiento Republicano Federal», firma el bando que anuncia el remate de las obras,
para el Lunes primero de Diciembre próximo, recaído en José de Castro por la
cantidad de 286 pts. Con el fin de año, una vez finalizadas, la Comisión de Obras
mide los metros de obra realizada «que tiene veintitres metros cuadrados en lugur de los
cuarenta que fueron rematados», por lo que inforna favorablemente el libramiento de
657.- reales, cantidad que «se halla ajustada a las condiciones del remate».
En el semanario «El Censor», correspondiente al 22 de Diciembre de 1883, se
publica un editorial bajo el título de «Una idea aceptable», en el que se trata sobre la
obtención de recursos para la recomposición de calles, mediante su acopio por
vía externa de los presupuestos municipales. La idea, llevada a la práctica, había
sido propuesta por el regidor Don Antonio Núñez Taboada; el articulista apunta
que por ese medio «pudiera reunirse un contingente de metálico, capaz de poder emprender
con él las indispensables mejoras y reformas que exige la Plaza del Campo». Lo que consideramos
más interesante, es el mensaje del trabajo en su conjunto, que recobra
una aplastante actualidad, ante los acontecimientos que se vienen produciendo
con relación al Campo de la Feria; entonces se decía que «si el Ayuntamiento quiere
tenerlo en un mes se engaña, es preciso mucha calma en todas estas cosas» (Vid. Apéndice
XVIII), no cabe duda que lo precipitado de ciertas medidas, conduce al error y
garantiza un futuro lamento, al que estamos acostumbrados de forma generacional,
aunque con la brillante observancia de la duda y el entrecejo en las motivaciones,
que al igual que las ideas, fluyen de las ingeniosas mentes de los mandatarios,
La Plaza del Campo desde La Puerta de la Villa, en el último tercio del siglo XX, con el palco de la música
proyectady'Por el arquitecto González Villar. Foto Ríos. (Archivo del autor).
respaldadas por técnicos interesados o a su servicio, faltos todos ellos de la
necesaria sensibilidad, para la toma de decisiones que afectan a un Conjunto
Histórico-Artístico; profundo lastre que las generaciones venideras no podrán
elevar, ante la pérdida de los elementos que precisa su sostén.
Todos los años, se procedía al decoro de los edificios públicos, y del mobiliario
del Campo de la Feria:
«para que en las proximas fiestas de San Roque presenten los edificios públicos el aspecto
de decencia necesario y dé á los forasteros una idea de la cultura de esta población...».
Según reza el acuerdo municipal del 31 de Julio de 1899, que comprendía
«blanquear las fachadas principal y lateral del edificio de Santo Domingo, el rnurallon de la
Alameda, los lados y fachada posterior del edificio Archivo y la fachada principal del Colegio de
niñas huerfanas, asi como pintar con dos manos de pintura verde los veintinueve asientos de los
cantones y de la plaza de la Constitucion, bajo el tipo de ciento noventa pesetas...». Lavado