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causa del tránsito rodado y de la propia actividad de las ferias y mercados, primordialmente.
Como venimos observando, el Campo constituía un espacio aprovechado
para servicios múltiples, puesto que una vez finalizadas las transacciones
mercantiles, volvía a convertírse en lugar de esparcimiento.
El menoscabo a que se hallaba sometido el Campo, impone a las autoridades
la continua tarea de procurar medios para su recomposición. En la sesión extraordinaria
del 28 de Noviembre de 1863, se tratan estas necesidades de la manera
siguiente:
«Por la Comision de Obras de Utilidad y Ornato publico de este Iltre. Ayuntamiento, se
llamó la atención del mismo acerca de las reparaciones que de necesidad estrema se precisan
hacer en la Platea de la plaza deliCampo de la feria de esta Ciudad, en las Aceras que de
ella arrancan en diferentes direcciones, y en el guijo que las divide, puesto todo ello, en una
gran parte, se halla muy deteriorado, efecto de ser transito continuo de los Carruages que se
dirigen de la Coruña a Castilla, y viceversa, Carros del páis y fuera de el. Y la Corporación
penetrada de esta verdad, Acuerda que la citada Comisión acompañada del inteligente o
inteligentes de su confianza forme, no solo el presupuesto del costo de las reparaciones; que
como de absoluta necesidad crea necesario practicar en la/referida plaza, si np él pliego de
condiciones facultativas, y economicas á que haya de su atarse el que resulte rematarte de
aquellas, redactado el primero por dichos inteligentes; señalando para la subasta de las
mismas el dia veinte y cuatro de Enero del Año procxsimo entrante y hora de doce a dos de
la tarde en esta Sala Capitular...».
La Comisión de Obras, forma el presupuesto y condiciones el 4 de Enero de
1864 (Vid. Apéndice XI); se publica el Bando de rigor, y el día previsto tiene lugar
la subasta, que se remata a favor de Don José María Davila «por la cantidad de los
siete mil trescientos reales que comprende su ultima postura».
Durante el desarrollo de las obras, el contratista puede comprobar que necesita
más piezas de cantería que las correspondientes a las medidas presentadas
en el presupuesto y subasta; por lo que al finalizar los trabajos, presenta un escrito
ante la Comisión de Obras, para comunicarles su equívoco, y en consecuencia
la satisfacción económica, proporcional a la obra en realidad efectuada (Vid. Apéndice
XII).
En el centro del Campo de la Feria, se había fabricado una «Platea» de cantería,
justamente en el lugar elegido dos años más tarde para instalar la fuente de Diana;
de esta «Platea» partían las aceras, tambien construídas en cantería, planteadas
para conectarse con las que enlazaban los principales edificios y servicios del
Campo.
La «Platea» formaba una circunferencia, cuya superficie se consideraba media
66 metros cuadrados; como fuera que el contratista había comprobado que era
mayor y dado que «Como los maestros de obras no saben medir con esactitud», recurrió al
Servicio Provincial de Construcciones Civiles, para verificar su dimensión real «la
cual dio por resultado tener la platea noventa y seis metros cuadrados y veinticuatro decímetros».
Por el conjunto de obra efectuada, a mayores, el Sr. Davila reclama el pago de
806'40 reales. Se cruzaron epistolares, entre informes de la Comisión de Obras y
acuerdos municipales, y como observara el contratista que se dilataba el pago y
no se ordenaba la confección del tercer y último libramiento, se aviene a aceptar
la cifra estimada como 'correcta por la Comisión de Obras, que ascendía a 628'95
reales, aprobada en la sesión ordinaria del 18 de Julio de 1864, acuerdo que no
tuvo efecto inmediato y que se vió retrasado por el tira y afloja habido entre las
partes, y que no tendría efectividad hasta el refrendado en la Sesión Ordinaria del
20 de Febrero de 1865.
Como el Ayuntamiento enfriara el pago, Don José María Davila recurre al
Gobernador, quien cursa oficio al Ayuntamiento, en el que inserta los preceptos
legales que arropan al contratista y que le otorgan el derecho a percibir la
cantidad estipulada, por tratarse de obra «realmente egecutada». Aprovecha el
Gobernador el mismo oficio, para amonestar al Alcalde de Betanzos, y le manifiesta
que:
"Con tal motivo encargo a V que á lo sucesivo no omita enviará mi aprobacion cualquier
proyecto de obra de Policia Urbana ó de Construcciones Civiles, por que la de que se trata
asciende á cerca de 8.000 reales y ni el espediente previo, ni la subasta, se enviaron á mi
sancion, siendo esta la primera vez que tengo conocimiento del asunto.
Dios Guarde a V. muchos años.
Coruña 21 de Marzo de 1865. [Firmado]. Paulino Souto. [Rúbrical».
El mantenimiento del Campo de la Feria, en su nueva concepción urbanística,
suponía una pesada carga para las arcas públicas, por las actuaciones de recomposición
que con excesiva frecuencia se debían de llevar a cabo, y esto motivado
en buena parte al mercado de ganados, que propiciaba la destrucción del firme.
Desde el seno de la Corporación y entre los vecinos más progresistas, el Campo
de la Feria, con su estrenado aspecto, se contemplaba como la plaza del futuro,
todo un símbolo de modernidad y una ventana abierta hacia el exterior, que venía
a colorear los oscurecidos tintes vertidos con la pérdida de la capitalidad provincial,
en suma, con el resultado obtenido se ratifica la categoría de la ciudad y se
abunda en el crédito ante las poblaciones del entorno. Esta significación, se exerioriza
con el tratamiento de «Plaza de la Feria», que ya se aprecia en el ario
1845, coincidente con las primeras piedras de guijarro, que irán cubriendo la
superficie del Campo.
La posibilidad de convertir al Campo en una plaza, estaba a la vuelta de la
esquina, por lo que las soluciones al constante deterioro, se sujetan a la necesidad
de trasladar el grosor de las ferias, es decir el mercado de ganados, para otra '