portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Cuando <strong>en</strong>tramos la canasta estaba sobre la mesa, como si nunca se hubiera<br />
movido <strong>de</strong> allí. Italia la abrió empezó a reír y todas reímos. Nunca supimos<br />
porque había muerto mamá, pero a partir <strong>de</strong> ese día tuvimos que arreglarnos<br />
solas. Hacíamos lo que Odina <strong>de</strong>cía y como ella era la que siempre empezaba a<br />
reír todas nos reíamos con ella y era como si mamá estuviera allí.<br />
Cuando t<strong>en</strong>ía unos veinte años Odina fue hasta un pueblo lejano. Esa fue la<br />
primera vez que estuvo afuera <strong>de</strong> casa más <strong>de</strong> un día o dos. Ella había buscado<br />
a papá porque quería saber, conocerlo <strong>de</strong> cerca. Llegó hasta don<strong>de</strong> vivía pero,<br />
según dijo, él no había querido salir.<br />
Yo siempre me pregunté si Odina se habrá reído esa vez. Aunque creo que<br />
para po<strong>de</strong>r reírnos era necesario que estuviéramos juntas. Ella no dijo don<strong>de</strong><br />
había estado. Es <strong>de</strong>cir, a mi me lo contó cuando nos <strong>en</strong>teramos que papá t<strong>en</strong>ía<br />
otra mujer.<br />
Tiempo <strong>de</strong>spués supimos que había t<strong>en</strong>ido otra hija. La próxima noticia <strong>de</strong><br />
papá fue su muerte. No nos causó gracia pero reímos. Siempre estuvimos juntas,<br />
ri<strong>en</strong>do. Ri<strong>en</strong>do siempre. Cuando papá murió nos <strong>en</strong>tregaron algunos papeles<br />
y fotografías que no nos <strong>de</strong>cían nada. Las quemamos junto con su ropa,<br />
como él había hecho con las cosas <strong>de</strong> mamá. Entre los papeles aparecieron<br />
unas cédulas <strong>de</strong>l juzgado. Había algunos datos <strong>de</strong> la hermana que t<strong>en</strong>íamos<br />
<strong>en</strong> un pueblo pequeño, hacia el oeste, don<strong>de</strong> terminaban las vías. También<br />
nos dieron unos anteojos oscuros, <strong>de</strong> esos que usaban los maquinistas <strong>de</strong>l<br />
ferrocarril, pero no quisimos conservarlos y se los regalamos a un peón que<br />
nos ayudaba a mant<strong>en</strong>er el patio limpio.<br />
Lo p<strong>en</strong>samos mucho y un día Odina y yo <strong>de</strong>cidimos conocer a nuestra hermana.<br />
Viajamos durante muchas horas. Ese día me di cu<strong>en</strong>ta que Odina seguía<br />
<strong>en</strong>gordando y cuando respiraba parecía necesitar todo el aire <strong>de</strong>l mundo.<br />
Llegamos al hotel y yo tuve miedo <strong>de</strong> saber sobre la vida <strong>de</strong> mi padre así que<br />
preferí quedarme <strong>en</strong> la habitación. Cuando ella volvió dijo, muerta <strong>de</strong> risa, que<br />
la persona que habíamos ido a buscar no existía. Todo había sido una confusión<br />
<strong>de</strong> nombres. Entonces <strong>de</strong>cidimos romper todos los papeles y no p<strong>en</strong>sar<br />
más <strong>en</strong> esas cosas.<br />
Cuando volvimos a casa estábamos cont<strong>en</strong>tas y nos reíamos por cualquier<br />
cosa. En los años sigui<strong>en</strong>tes Odina siguió <strong>en</strong>gordando y cada vez que reía, su<br />
cuerpo se sacudía <strong>en</strong>tre gemidos y ahogos. Isolda murió cuando t<strong>en</strong>ía cua-<br />
106 ª <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> Bu<strong>en</strong>av<strong>en</strong>tura Cali