portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
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Después <strong>de</strong> esas terribles refriegas hubo una mejor distribución <strong>de</strong> las tortugas<br />
y ya nadie t<strong>en</strong>ía más <strong>de</strong> una, pero aun así mucha g<strong>en</strong>te se quedó sin la<br />
suya, pues era evid<strong>en</strong>te que había más humanos que tortugas <strong>en</strong> el mundo.<br />
La Tierra siguió dividida <strong>en</strong>tre ricos y pobres, o sea, <strong>en</strong>tre aquellos que t<strong>en</strong>ían<br />
tortuga y los que no.<br />
Un día apareció un hombre llamado Aquiles. T<strong>en</strong>ía alas <strong>en</strong> los pies, <strong>de</strong> manera<br />
que la g<strong>en</strong>te lo recibió como un <strong>en</strong>viado <strong>de</strong> Dios. El hombre predicaba que la<br />
ord<strong>en</strong> divina había sido que los humanos corriéramos <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las tortugas,<br />
no que las atrapáramos, y recordó que Z<strong>en</strong>ón ya lo había anunciado <strong>en</strong> una<br />
profecía que, como era costumbre <strong>en</strong> los humanos, había sido trastocada <strong>en</strong><br />
paradoja.<br />
En alusión a esa manía tergiversadora, Aquiles subrayó que los humanos<br />
<strong>de</strong>bíamos buscar un mejor significado a las tortugas que el actual símbolo <strong>de</strong><br />
riqueza:<br />
–Primero <strong>en</strong>trará un camello por el ojo <strong>de</strong> una aguja que un rico <strong>en</strong> el reino<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
Sin p<strong>en</strong>sarlo dos veces, soltamos las tortugas y corrimos a atrapar camellos.<br />
Espejismo<br />
Esperanzado <strong>en</strong> que la tortuga lo llevara a un oasis, Aquiles la sigue. Cuando<br />
el sol está justo <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>it, ve que su sombra se ha escondido <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> sus<br />
pies y que todas las sombras que antes bailaban a su alre<strong>de</strong>dor han cedido bajo<br />
la gravedad <strong>de</strong>l día. Como ya no ve la tortuga, pi<strong>en</strong>sa que también ella se ha<br />
escondido <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> sus pies. Él, <strong>en</strong> cambio, no pue<strong>de</strong> escon<strong>de</strong>rse: no pue<strong>de</strong><br />
ser un espejismo para sí mismo.<br />
Otra tortuga<br />
Llegó el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que Aquiles alcanzó a la tortuga, pero no porque Aquiles<br />
hubiera zanjado el infinito, sino simplem<strong>en</strong>te porque la tortuga <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />
126 ª <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> Bu<strong>en</strong>av<strong>en</strong>tura Cali