portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
portada en archivo aparte - Biblioteca Digital Universidad de San ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Los hicieron pelear una tar<strong>de</strong>, <strong>en</strong> un galpón, cerca <strong>de</strong> la playa.<br />
—¿Y qui<strong>en</strong> ganó?<br />
—Siete días <strong>en</strong>teros estuvieron peleando.<br />
—Mucha g<strong>en</strong>te y mucha plata.<br />
—Pasaron tres días y nadie se animaba a <strong>en</strong>trar al galpón. Cada vez que alguno<br />
lo int<strong>en</strong>taba, los dos animales <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> pelear y atacaban al que <strong>en</strong>traba.<br />
Uno <strong>de</strong> los gringos, al que le <strong>de</strong>cían «el tierno» por poco <strong>de</strong>ja una mano <strong>en</strong> el<br />
int<strong>en</strong>to.<br />
—¿Y cómo terminó la pelea?<br />
—No terminó. A segundo día los perros seguían peleando. Los gringos cerraron<br />
el galpón y cuando volvieron los perros seguían con más fuerza que al<br />
principio. Cuando quisieron <strong>en</strong>trar los animales se les vinieron <strong>en</strong>cima, así que<br />
<strong>de</strong>cidieron esperar. Cerraron y volvieron a la otra mañana. Pero cada vez que<br />
abrían la puerta los perros parecían más feroces. Como al sexto día todo estuvo<br />
sil<strong>en</strong>cioso. Esperaron un día más. Cargaron el 30-30 y <strong>en</strong>traron.<br />
—¿Y los perros? —preguntó el otro.<br />
—¡Ni uno! Sólo algunas manchas <strong>de</strong> sangre a medio secar.<br />
Un mar <strong>de</strong> p<strong>en</strong>as<br />
Manuel Toledo sabía, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> su casa, podría caminar tresci<strong>en</strong>tos<br />
kilómetros, hacia el oeste, sin <strong>en</strong>contrar a nadie. Por eso cuando abrió la<br />
puerta se sobresaltó. Había un hombre: a sus espaldas vio la calle y la esquina<br />
con una <strong>en</strong>orme laguna <strong>en</strong> el medio.<br />
―Hoy maté a un hombre ―dijo el tipo― Y se quedó tratando <strong>de</strong> ver más allá <strong>de</strong><br />
los hombros <strong>de</strong> Toledo, que le cerraban la puerta. Atrás pudo ver un espacio<br />
sil<strong>en</strong>cioso y las transpar<strong>en</strong>cias oscuras <strong>de</strong> esa hora <strong>de</strong> la mañana, que parecían<br />
prolongarse, más allá <strong>de</strong> las habitaciones <strong>de</strong>l fondo.<br />
Manuel se afirmó <strong>en</strong> el marco <strong>de</strong> la puerta ―No se mata un tipo todos los<br />
días ―dijo.<br />
―Así es ―Contestó el asesino.<br />
IV Concurso Bonav<strong>en</strong>turiano <strong>de</strong> Cu<strong>en</strong>to y Poesía ª 113