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Lee un fragmento - Galaxiagutenberg.com

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40 Philip Roth<br />

personal que podía darle la calidad que Newark Maid había<br />

exigido desde la época de su padre, pero también debía admitir<br />

que se había quedado porque su familia disfrutaba tanto<br />

de la casa de veraneo que él había levantado <strong>un</strong>os quince<br />

años atrás en la costa del Caribe, no muy lejos de la fábrica<br />

de Ponce. A los chicos les encantaba la vida que llevaban<br />

allí... y al mencionar a los chicos volvió a lanzarse: Kent,<br />

Chris, Steve, el esquí acuático, la vela, el submarinismo, la<br />

navegación en catamarán... y a<strong>un</strong>que, a juzgar por todo lo<br />

que acababa de decir, era evidente que podía ser simpático si<br />

se lo proponía, al parecer no tenía el menor criterio sobre lo<br />

que era interesante y lo que no lo era en su m<strong>un</strong>do. O tal vez,<br />

por razones que se me escapaban, no deseaba que su m<strong>un</strong>do<br />

fuese interesante. Yo habría dado cualquier cosa para que<br />

volviera a hablar de Kiler, Fortgang, Lasky, Robbins y Honig,<br />

para que abordara de nuevo las horquillas y los detalles<br />

de cómo se hacen <strong>un</strong>os buenos guantes, incluso para que se<br />

refiriese de nuevo al tipo que había pagado a diez dólares y<br />

medio el metro de piel de ciervo demasiado buena para confeccionar<br />

<strong>un</strong>a pieza sec<strong>un</strong>daria, pero cuando el Sueco estaba<br />

lanzado, yo no podía encontrar <strong>un</strong>a manera cortés de lograr<br />

que desviara su atención por seg<strong>un</strong>da vez de los logros de sus<br />

hijos en tierra y mar.<br />

Mientras esperábamos que nos trajeran el postre, el Sueco se<br />

permitió hacer la observación de que tomaba <strong>un</strong> zabaglione,<br />

que hacía engordar, además de los ziti, sólo porque tras la<br />

extracción de la próstata <strong>un</strong> par de meses atrás, todavía estaba<br />

<strong>un</strong>os cinco kilos por debajo de su peso normal.<br />

–¿La operación fue bien?<br />

–Sin <strong>com</strong>plicaciones –respondió.<br />

–Un par de amigos míos no salieron del quirófano tal<br />

<strong>com</strong>o habían confiado que lo harían –<strong>com</strong>enté–. Esa operación<br />

puede ser <strong>un</strong>a auténtica catástrofe para <strong>un</strong> hombre, a<strong>un</strong><br />

cuando extirpen el cáncer.<br />

–Sí, ya sé que puede ocurrir.<br />

–Uno acabó impotente –le dije–. Otro impotente e inconti-

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