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el sueco... Durante los años de la guerra, cuando yo todavía<br />
iba a la escuela primaria, ése era <strong>un</strong> nombre mágico en nuestro<br />
vecindario de newark, incluso para los adultos a los que<br />
sólo <strong>un</strong>a generación separaba del viejo gueto de la calle Prince<br />
y que aún no estaban tan impecablemente americanizados<br />
<strong>com</strong>o para quedarse <strong>com</strong>o si les hubieran dado <strong>un</strong> balona-<br />
zo en la cara ante la destreza de <strong>un</strong> atleta de escuela media.<br />
su nombre era tan mágico <strong>com</strong>o su rostro anómalo. entre<br />
los pocos alumnos judíos de tez blanca en nuestra escuela,<br />
donde preponderaban los judíos, ning<strong>un</strong>o poseía nada que<br />
se pareciera ni remotamente a la máscara vikinga inexpresiva<br />
y de mandíbula escarpada de aquel rubio con ojos azules<br />
nacido en nuestra tribu con el nombre de seymour irving<br />
Levov.<br />
el sueco era <strong>un</strong>a estrella <strong>com</strong>o receptor en fútbol americano,<br />
centro en baloncesto y primera base en béisbol. sólo el<br />
equipo de baloncesto tuvo algún valor (ganó dos veces el campeonato<br />
m<strong>un</strong>icipal cuando él era su principal marcador), pero<br />
mientras el sueco destacara, el destino de nuestros equipos<br />
deportivos no les importaba gran cosa a <strong>un</strong>os alumnos cuyos<br />
mayores, en general poco instruidos y con demasiadas preocupaciones,<br />
veneraban por encima de todo los logros académicos.<br />
La agresión física, incluso camuflada por <strong>un</strong>iformes atléticos,<br />
reglamentos oficiales y sin la intención de dañar a los<br />
judíos, no era <strong>un</strong>a fuente de placer tradicional en nuestra <strong>com</strong><strong>un</strong>idad,<br />
mientras que los títulos superiores sí que lo eran.<br />
no obstante, gracias al sueco el vecindario vivía <strong>un</strong>a fantasía<br />
acerca de sí mismo y el m<strong>un</strong>do, la fantasía de los hinchas deportivos<br />
en todas partes: casi <strong>com</strong>o gentiles (tal <strong>com</strong>o ellos<br />
imaginaban a los gentiles), nuestras familias podían olvidar<br />
cómo f<strong>un</strong>cionaban realmente las cosas y convertir <strong>un</strong> encuen-