La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape
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Pág. 18<br />
Tipo Antítipo<br />
Exo. 28:32 Juan 19:23<br />
<strong>La</strong> vestidura era de una única pieza. <strong>La</strong>s vestiduras terrestres de Cristo eran de una única<br />
pieza.<br />
Exo. 28:15-21 Apoc. 3:5<br />
El pectoral del juicio tenía los nombres de las doce A medida que cada nombre individual aparece patribus,<br />
y era llevado sobre el corazón del <strong>su</strong>mo ra ser revisado delante de Dios en el juicio,<br />
sacerdote cuando él efectuaba el trabajo que tipifi- Cristo irá "confesar" los nombres de los vencedocaba<br />
el trabajo del juicio. res, y <strong>su</strong>s nombres serán mantenidos en el libro de<br />
la vida.<br />
Sección IV.-<br />
Capítulo XIII: <strong>La</strong> Pascua.-<br />
<strong>La</strong> Pascua era la fiesta que iniciaba los servicios religiosos del año. Era a la vez conmemorativa y típica; conmemorativa<br />
del libramiento de los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto, y típica del libramiento de la servidumbre del pecado de cada<br />
individuo que clame a Cristo como <strong>su</strong> Cordero Pascual, y acepte Su sangre como una cubierta por los pecados pasados<br />
[1].<br />
<strong>La</strong> Pascua era celebrada a comienzos de la primavera, cuando los capullos se abren y las flores proclaman que el invierno<br />
ya ha pasado. A medida que se acercaba el tiempo para celebrar esta fiesta, cada camino que llevaba a Jerusalén se llenaba<br />
de devotos judíos que dirigían <strong>su</strong>s pasos hacia la ciudad santa; cada hombre de los hijos de Israel tenía que aparecer delante<br />
del Señor en esta fiesta [2]. Todas las clases caminaban juntas en esta caminata, la cual continuamente aumentaba en número<br />
a medida que se acercaban a la ciudad. Pastores, agricultores, sacerdotes, y Levitas, hombres de todas las clases sociales,<br />
se juntaban a la multitud que entraba en Jerusalén proveniente de todas las direcciones. <strong>La</strong>s casas en la ciudad estaban totalmente<br />
abiertas para acogerlos, y tiendas eran montadas en las casas y en las calles para amparar a aquellos que venían a<br />
la fiesta, y para proveer piezas donde las familias y los grupos pudieran reunirse para comer la Pascua.<br />
Antes de la liberación de los hijos de Israel de Egipto, el año nuevo comenzaba en otoño [3]; pero cuando el Señor sacó<br />
a los Israelitas de la esclavitud egipcia, en el mes de Abib, o Nisan, El dijo, "Este mes os será el principal de los meses; será<br />
el primer mes del año" [4]. El mes de Abib corresponde con el final de Marzo y comienzos de Abril.<br />
A los diez días del mes de Abib, el cordero pascual era seleccionado, y era mantenido separado del resto del rebaño<br />
hasta el Día catorce del mes, cuando entonces era sacrificado. Existía una hora precisa para matar al cordero, "al crepúsculo<br />
de la tarde" [5], o cerca de la hora novena del Día, lo que en nuestra manera de contar el tiempo, correspondería a las tres de<br />
la tarde.<br />
El cordero era asado entero, sin que se le quebrara ningún hueso. Si la familia era pequeña, varias familias podían unirse<br />
para celebrar la fiesta. Pan sin levadura y hierbas amargas eran comidas junto con el cordero. El pan ázimo conmemoraba la<br />
rápida salida de Egipto, cuando los hijos de Israel tomaron <strong>su</strong>s amasijos antes que estuviesen leudados, "lomos ceñidos,<br />
sandalias en los pies y vuestro bordón en la mano". El pan ázimo también tipificaba la condición de aquel que sería cubierto<br />
por la sangre de Cristo, el Cordero antitípico [6]. A aquellos el Señor les dice, "Por eso celebremos la fiesta, no con el viejo<br />
fermento, ni con el fermento de la maldad y ni de la malicia; y si, con los asimos de la sinceridad y de la verdad" [7].<br />
No solamente era usado pan ázimo en la fiesta, sino que no era permitido nada leudado en las casas durante toda la semana<br />
después de la Pascua.<br />
Este es un emblema muy bonito del cristiano, quien, al clamar para ser cubierto por la sangre de Cristo, no solamente<br />
debía guardar <strong>su</strong> boca de decir maldades, sino que <strong>su</strong> corazón también debía estar de la "levadura de la malicia y de la maldad".<br />
<strong>La</strong>s hierbas amargas era un recuerdo de <strong>su</strong> cruel esclavitud en Egipto. El cordero tenía que ser comido en la noche del<br />
Día catorce del mes. Si sobraba un pedazo de carne hasta la mañana, tenía que ser quemada en el fuego.<br />
Cuando el cordero era sacrificado, una ramita de hisopo era inmersa en la sangre, y con ella tenían que tocar las dos pilastras<br />
y el dintel de la puerta de la casa donde el cordero estuviera siendo comido. Esto conmemoraba aquel maravilloso libramiento<br />
de los primogénitos de Israel, cuando todos los primogénitos de Egipto murieron. El Señor dijo, "<strong>La</strong> sangre os<br />
será por señal en las casas en que estuvieres: cuando yo vea la sangre, pasaré por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga<br />
destruidora, cuando yo hiera la tierra de Egipto" [8].<br />
Aún cuando el evento conmemorado a través de la sangre en el dintel era maravilloso, el evento tipificado era más maravilloso<br />
aún. Tan ciertamente como el ángel destruidor pasó sobre Egipto y dejó <strong>su</strong> helada mano de muerte sobre el semblante<br />
de todos los primogénitos que no estaban protegidos por la sangre, Así la segunda muerte, de la cual no habrá re<strong>su</strong>rrección,<br />
caerá sobre todo aquel que no esté lavado por la sangre de Cristo [9]. No hubo diferenciación de personas; todos<br />
fueron muertos, desde el heredero al trono de Egipto hasta el primogénito del prisionero en el calabozo. Posiciones de privilegio,<br />
riquezas, o fama terrenal no nos librarán del ángel destruidor del Señor. Solamente una cosa protegerá al rico y al<br />
pobre por igual, la preciosa sangre de Cristo. "<strong>La</strong> sangre de Jesús, Su hijo, nos purifica de todo pecado". "Si confesamos<br />
nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia" [10].<br />
Meditar sobre el lado conmemorativo de la fiesta de la Pascua, aumenta nuestra fe. Acordarnos de cómo el Señor trabajó<br />
por Su afligido pueblo, cómo les escuchó <strong>su</strong>s lamentaciones e hizo grandes milagros para libertarlos, trae bendiciones a<br />
nuestras almas; pero también hay salvación para aquel que medita sobre la parte típica de la fiesta de la Pascua, y reclama<br />
las bendiciones tipificadas por el tipo y por los símbolos. Cada cordero pascual, desde aquel sacrificado en la noche del libramiento<br />
de Egipto hasta los tiempos de Cristo, eran un tipo del Salvador en un sentido muy especial. "Cristo, nuestro<br />
Cordero pascual fue inmolado por nosotros" [11].