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La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape

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Pág. 41<br />

Cuando se le dijo a Daniel que considerara la visión, sin duda que las palabras dirigidas directamente a él le vinieron a<br />

la memoria: "Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas, y el santuario será purificado" [12]. A medida que Daniel repasaba<br />

en <strong>su</strong> mente estas palabras, Gabriel comenzó la explicación de la porción de la visión que él no había conseguido explicar<br />

en <strong>su</strong> visita anterior.<br />

<strong>La</strong> profecía de las dos mil y trescientas tardes y mañanas de Dan. 8:14 es una de las mayores profecías de toda la Bíblia.<br />

Existen otras líneas proféticas que previeron el <strong>su</strong>rgimiento y la caída de naciones, pero los dos mil trescientos días proféticos<br />

definitivamente localiza dos de los más grandes eventos en la historia de toda la humanidad; esto es, el tiempo cuando<br />

Cristo vendría a la tierra y se ofrecería a Si mismo como rescate por la raza caída; y la apertura del tribunal en el cielo,<br />

cuando el Juez de toda la Tierra decidirá el destino eterno de cada alma que haya vivido sobre este planeta.<br />

En la primera visita de Gabriel a Daniel, él le explicó los símbolos del carnero, del macho cabrío, y de los cuatro cuernos,<br />

y le dio explicaciones acerca del cuerno pequeño; pero Daniel se desmayó antes que él le explicara los dos mil trescientos<br />

días; Así, cuando volvió para darle habilidad y sabiduría al profeta y para que considerara la visión, él inmediatamente<br />

le introdujo la cuestión del tiempo. Sus primeras palabras fueron, "Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo,<br />

y sobre tu santa ciudad". <strong>La</strong> palabra "determinadas" significa "cortadas" o "separadas" de un periodo más largo de<br />

tiempo. El único período de tiempo bajo consideración son los dos mil trescientos días. Así, setenta semanas debían ser separadas<br />

de este período, y distribuídas para los judíos y <strong>su</strong> santa ciudad [13].<br />

Un Día de tiempo profético representa un año de tiempo real [14]. Siete años hacen una semana de años [14]. Setenta<br />

semanas son 70x7=490 años. Cuatrocientos noventa años fueron determinados para que los Judíos cumpliesen los siguientes<br />

seis items:<br />

1.- "Para terminar la transgresión", para perpetrar el acto coronatorio de toda transgresión, tomar la vida del Hijo de Dios<br />

sin pecado.<br />

2.- "Para darle fin a los pecados". Cristo participó de la muerte, "para que por <strong>su</strong> muerte, destruyese a aquel que tiene el poder<br />

de la muerte, a saber, el diablo", y Así le pondría fin a todos los pecados [15].<br />

3.- "Para expiar la iniquidad". Cristo "hizo paz a través de la sangre de la cruz", y reconcilió "todas las cosas en El mismo"<br />

[16].<br />

4.- "Para traer la justicia eterna". <strong>La</strong> muerte de Cristo abrió el camino por el cual todo hijo e hija de Adán puede obtener<br />

justicia eterna si es que Así lo desea.<br />

5.- "Para sellar la visión". Los eventos que se translucieron dentro de esos 490 años que sellaron, o establecieron, toda la visión<br />

de los dos mil trescientos años.<br />

6.- "Para ungir el Santuario". Cuando vino el tiempo de comenzar el servicio en el santuario terrestre, todo el santuario fue<br />

ungido [17]; y cuando Cristo entró en el Santuario celestial para efectuar el trabajo del cual el santuario terrestre era un tipo,<br />

el Santuario celestial fue ungido, antes que El comenzara Su Ministerio en el primer compartimiento. El Santuario celestial<br />

es distinguido como el más Santo, para distinguirlo del santuario terrestre.<br />

Maravillosos cambios fueron escritos en la historia de la iglesia durante esos 490 años. Después que el ángel enumeró<br />

los eventos que tendrían lugar durante ese periodo, él le dijo a Daniel donde tenía que ubicarse en la historia del mundo,<br />

anunciándole la fecha del comienzo de este periodo; "Sabe y entiende, desde la salida de la orden para restaurar y para edificar<br />

Jerusalén, hasta el Ungido o Príncipe, siete semanas y sesenta y dos semanas; las calles y las murallas se reedificarán<br />

nuevamente, pero en tiempos angustiosos" [18].<br />

El largo período de dos mil trescientos días, de los cuales las setenta semanas, o 490 años, estaban separadas, comenzaron<br />

con la salida de la orden en 457 AC, para reedificar Jerusalén [19]. Este decreto no entró en vigor, sino a mediados de<br />

ese año [20], lo que nos llevaría al año 456 1/2 AC.<br />

Gabriel dividió las setenta semanas en tres divisiones; esto es, siete semanas, sesenta y dos semanas, y una semana [21].<br />

El profeta Nehemías nos da la información de cómo se efectuó la reconstrucción de las murallas durante tiempos angustiosos.<br />

<strong>La</strong>s siete semanas y las sesenta y dos semanas, o sesenta y nueve semanas al todo, se extenderían hasta el Mesías el Príncipe.<br />

Sesenta y nueve semanas son 69x7=483 años. Restando esto de 456 1/2 AC nos deja en el año 26 1/2 DC. En la primavera<br />

de 27 DC, o 26 1/2 DC, Jesús en Su bautismo fue ungido con el Espíritu Santo, y Así se convirtió en el Mesías o<br />

Cristo, el Ungido [22].<br />

Después que pasaron las sesenta y nueve semanas, el Mesías tenía que ser "muerto, pero no por Si mismo". Él murió para<br />

expiar los pecados del mundo. Después de dejar claro que el Mesías moriría, Gabriel agregó, "Él hará firme alianza con<br />

muchos por una semana; en la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda de manjares" [23]. El ministerio de<br />

Cristo duró tres años y medio después de Su bautismo, o sea, la mitad de una semana profética.<br />

Cristo murió en la mitad de la semana número setenta, pero todas las setenta semanas habían sido separadas para los Judíos.<br />

Cristo dirigió a Sus discípulos para que comenzaran <strong>su</strong>s trabajos en Jerusalén, y no fue antes del apedreamiento de<br />

Esteban en el año 34 DC, o tres años y medio después de la crucifixión, que el Evangelio les fue dado a los Gentiles. El<br />

pacto o la alianza fue confirmada por los discípulos [24], al confinar ellos <strong>su</strong>s labores con los Judíos hasta el año 34 DC,<br />

encerrando ahí el tiempo que Dios les había otorgado como pueblo [25].<br />

<strong>La</strong>s setenta semanas, o 490 años, terminaron en el año 34 DC. Si descontamos 490 años del período de los 2.300 años,<br />

nos quedan aun 1.810 años (2.300-490=1.810). Si <strong>su</strong>mamos esta cantidad a los 34 años, obtendremos 1.844 DC como re<strong>su</strong>ltado<br />

(34+1.810=1.844).<br />

"Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas y el Santuario será purificado" [26]. El santuario terrestre había dejado de<br />

existir bastante tiempo antes de esta fecha; pero llegó el tiempo en el cual el antítipo debía ser purificado, lo cual estaba tipificado<br />

por el trabajo realizado en el Día de la Expiación en el santuario terrestre. Esto debía ahora ser realmente efectuado<br />

en el Santuario celestial. En 1.844 la gran Corte, a la cual no se le puede solicitar ningún apelo, se reunió en el Lugar Santísimo<br />

del Santuario celestial.<br />

Esta maravillosa profecía de los dos mil trescientos años comenzó con la restauración del pueblo de Dios a <strong>su</strong>s posesiones<br />

terrenales, y con la reconstrucción de la santa ciudad Jerusalén; pero más una vez los judíos se mostraron infieles a <strong>su</strong>s<br />

verdades, y la tierra prometida con <strong>su</strong> santa ciudad pasaron de <strong>su</strong> control a las manos de los gentiles.<br />

<strong>La</strong> venida de Cristo y Su muerte en el Calvario, como un gran sello, fijó definitivamente toda la profecía, asegurándoles<br />

a los fieles la herencia de esta Tierra; y el juicio que se abrió con el encerramiento de aquel maravillosos período profético<br />

les dará a los fieles un "título en la corte" de herencia eterna y la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén.

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