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La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape

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Pág. 24<br />

<strong>La</strong>s palabras fallan al describir la escena cuando la hueste celeste a un tiempo caen postrados a Sus pies en adoración;<br />

pero El los hace volverse y les ruega que esperen. Jesús entró en el cielo como "la primicia entre muchos hermanos", y El<br />

no recibirá la adoración de los ángeles hasta que el Padre haya aceptado las primicias de la cosecha que ha de ser reunida de<br />

todo el mundo por el cual El ha muerto para redimirlo [13]. El pleitea delante del Padre, "mi voluntad es que donde Yo estoy,<br />

estén también conmigo los que Tu me diste". El no ruega en vano. El gran antítipo del servicio celebrado durante siglos<br />

es completamente alcanzado. El Padre acepta las primicias como una garantía de que todas las huestes de redimidos serán<br />

recibidas por El. Entonces el decreto continua, y "dejen que todos los ángeles Lo adoren".<br />

Nosotros nos sorprendemos cómo Cristo pudo dejar las cortes celestiales y volver a la tierra, donde El solo recibió ignominia<br />

y reproche. Pero el amor tiene un poder maravilloso! Sus apenados seguidores en la tierra eran tan queridos para<br />

El, que la adoración de todo el cielo no Lo pudo mantener ahí, y El volvió para confortar y consolar <strong>su</strong>s corazones.<br />

Los primeros tres días de la fiesta de la Pascua tipificaban maravillosos eventos en la obra de nuestro Salvador. El primer<br />

Día tipificaba Su cuerpo quebrado y el esparcimiento de <strong>su</strong> sangre; y el Día anterior cuando el tipo encontró al antítipo,<br />

Cristo reunió a Sus discípulos e instituyó el servicio memorial de la cena del Señor, para conmemorar Su muerte y <strong>su</strong>frimientos<br />

hasta que El venga por la segunda vez [14].<br />

Cada Sábado semanal del Señor es un memorial de aquel Santo en el cual Jesús descansó en la tumba, después de haber<br />

terminado Su obra en la tierra, para la redención de la raza perdida.<br />

Dios no ha dejado a Su iglesia sin un memorial del gran antítipo de las ofrendas de las primicias. El les ha dado el bautismo<br />

para conmemorar este glorioso evento. Así como Cristo fue colocado en la tumba, Así el candidato al bautismo es<br />

colocado en el bautisterio. "O acaso ignoráis que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en Su<br />

muerte? Fuimos pues, sepultados con El en la muerte por el bautismo; para que, como Cristo fue re<strong>su</strong>citado de entre los<br />

muertos por la gloria del Padre, Así también andemos nosotros en novedad de vida" [15]. Así como las primicias de la re<strong>su</strong>rrección<br />

llevadas para el cielo por Cristo fueron una garantía de la re<strong>su</strong>rrección final, Así el levantarse de la tumba acuosa<br />

del bautismo es una garantía de la re<strong>su</strong>rrección para el creyente hijo de Dios.<br />

Tipo Antítipo<br />

Lev. 23:5-11 1 Cor. 15:23; Lucas 23:21-23<br />

<strong>La</strong>s primicias eran ofrecidas al tercer Día después Cristo re<strong>su</strong>citó al tercer Día y se transformó en la<br />

de la Pascua. primicia.<br />

Lev. 23:10 Rom. 8:29; Mat. 27:52-53<br />

El sacerdote movía una gavilla de espigas en un Muchos santos re<strong>su</strong>citaron con Cristo. El era la<br />

omer de granos. primicia entre muchos hermanos.<br />

Capítulo XVI: El Pentecostés.-<br />

El Pentecostés, Así llamado porque era realizado cincuenta días después de mover las primicias [1], era la última de las<br />

fiestas anuales realizada en la primera mitad del año [2]. Esta fiesta era llamada la Fiesta de las Semanas, de acuerdo con las<br />

siete semanas que hay entre ella y la fiesta de la Pascua [3]. También era llamada la Fiesta de la Cosecha, ya que venía al final<br />

de la cosecha [4]. <strong>La</strong> Fiesta de las Semanas era una de las tres fiestas anuales principales, cuando todos los hombres en<br />

Israel tenían que ir a Jerusalén.<br />

Cuando los niños de Israel viajaban hacia Jerusalén para asistir a esta fiesta, se podía ver en todas partes el rastrojo del<br />

cual había sido sacado el grano maduro que ya había sido llevado para ser pisado en la era.<br />

Para la fiesta de la Pascua existía una incertidumbre en relación con la cosecha venidera, ya que una seca o una tormenta<br />

podía arrasada antes que fuese recojida; pero no existía mas esa incertidumbre. El fruto de la cosecha ya estaba en <strong>su</strong>s manos,<br />

para ser usado para <strong>su</strong>s necesidades y para el avance de la obra del Señor. Y nadie podía aparecer delante del Señor<br />

con las manos vacías. Ellos no podían traer simplemente algunas espigas con granos, como en la primavera; ellos tenían que<br />

traer una ofrenda voluntaria que estuviera de acuerdo con las bendiciones que el Señor les había dado [4].<br />

Esta fiesta era algunas veces llamada de Día de las Primicias [5] por causa que se esperaba que los hijos de Israel hicieran<br />

ofrendas liberales al Señor en esta fiesta. Era una época de gran regocijo para toda la familia, en la cual los Levitas y los<br />

pobres afligidos se reunían.<br />

Los servicios de la Fiesta de las Semanas, o Pentecostés, ocupaban solamente un Día. Muchas ofrendas eran presentadas<br />

en el templo, entre las cuales dos panes cocidos, los cuales eran movidos delante del Señor. <strong>La</strong> Fiesta de las Semanas era<br />

observada como un sábado anual, y era una santa convocación [6].<br />

Cuando Cristo <strong>su</strong>bió al cielo, El les ordenó a Sus discípulos que enseñaran a todas las naciones. Ellos tenían que llevar<br />

el evangelio a todo el mundo. Los discípulos vieron apenas a algunos creyentes como re<strong>su</strong>ltado de los tres años de fatigoso<br />

trabajo de Cristo. Pero cuando el Pentecostés llegó, o en otras palabras, cuando la semilla que el propio Hijo de Dios sembró<br />

durante esos tres años y medio de trabajo fatigoso, y dio <strong>su</strong>s re<strong>su</strong>ltados, entonces vino la cosecha [7].<br />

Los discípulos eran ignorantes a respecto de los re<strong>su</strong>ltados de la vida, obra y sacrificio del Salvador en las mentes del<br />

pueblo. Al explicarles a ellos la parábola de la cizaña y del trigo, Cristo les dijo, "el que sembró la buena semilla es el Hijo<br />

del hombre", pero ellos no le comprendieron. A medida que el Salvador iba de una ciudad a otra, El estaba constaba sembrando<br />

la "buena semilla". <strong>La</strong> cosecha de almas reunidas a través de esta cosecha era la que tenía que ser presentada en la<br />

fiesta antitípica de la Fiesta de la Cosecha. Por siglos los hijos de Israel habían celebrado esta fiesta, trayendo ofrendas de<br />

<strong>su</strong>s cosechas de granos. De cada una de ellas Dios ha dicho, desde la Fiesta de la Cosecha hasta el presente "las primicias de<br />

tus trabajos, que tu hayas sembrado en el campo" [8]. El antítipo vino cuando el Hijo del hombre presentó "las primicias"<br />

de Su trabajo, las cuales El había sembrado en el campo.

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