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La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape

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Pág. 44<br />

Así se desarrollaba el tipo de este trabajo celestial que decidirá el destino eterno de cada alma que haya vivido sobre la<br />

Tierra. En tipo y sombra los pecados confesados de Israel habían sido transferidos para el santuario durante todo el año; la<br />

purificación del santuario consistía en la remoción de aquellos pecados. "Era necesario por lo tanto, que las figuras de las<br />

cosas que se encuentran en los cielos, se purificasen con tales sacrificios, pero que las propias cosas celestiales con sacrificios<br />

a ellas <strong>su</strong>periores" [9].<br />

Cada pecado está marcado delante del Señor en el Cielo [10]. Cuando los pecados son confesados y perdonados, ellos<br />

son cubiertos [11]. Esto estaba tipificado por <strong>su</strong> transferencia hacia el santuario, donde ningún ojo humano, excepto los del<br />

sacerdote, habían mirado la sangre de la ofrenda por el pecado sobre los cuernos del altar de oro que estaba delante del velo.<br />

No era posible que los libros del Cielo contengan indefinidamente los registros de los pecados, o que Cristo lleve siempre<br />

los pecados del mundo. Como el trabajo típico era hecho al término del año, Así la purificación del Santuario celestial tendrá<br />

lugar al término de la obra sacerdotal de Cristo. <strong>La</strong> purificación del Santuario celestial necesita de un examen de los pecados,<br />

un juicio investigativo.<br />

El santuario terrestre era purificado al décimo Día del séptimo mes de cada año; el celestial será purificado solo una vez.<br />

Este trabajo comenzó en 1844 DC, al término del periodo profético de los 2.300 días [12]. En el servicio típico el Señor entró<br />

en el Santo de los Santos en el Día de la expiación, ya que El prometió que Su presencia estaría allí [13]. El <strong>su</strong>mo sacerdote<br />

hacía una preparación especial para efectuar el servicio del Día de la expiación [14].<br />

Al profeta Daniel se le dio una visión del trabajo antitípico en el Santuario celestial. El lo describe Así: "Continué mirando,<br />

hasta que fueron puestos unos tronos, y el Anciano de días se sentó; <strong>su</strong> ropa era blanca como la nieve, y los cabellos<br />

de la cabeza como la pura lana; <strong>su</strong> trono era llamas de fuego, cuyas ruedas eran fuego ardiente. Un río de fuego manaba y<br />

salía delante de El; millares y millares Lo servían, y millares de millares estaban delante de El; se sentó el tribunal y se<br />

abrieron los libros" [15].<br />

<strong>La</strong> Bíblia fue escrita en un país oriental, y la costumbre allá es de "poner asientos" para los convidados. <strong>La</strong> Versión Revisada<br />

lo coloca Así: "Continué mirando hasta que los tronos fueron puestos". <strong>La</strong> posición del trono del Padre fue cambiada.<br />

Daniel vio como los tronos eran puestos o colocados, y como <strong>su</strong> posición era cambiada; entonces el Anciano de días, el<br />

Padre, tomó asiento sobre el trono. En otras palabras, Daniel vio el trono del Padre ser transferido del primer compartimiento<br />

del Santuario celestial hasta el segundo. Su atención fue atraída por las grandes ruedas que parecían de fuego a medida<br />

que se movían cerca del glorioso trono del Dios infinito [16]. Millares de las huestes celestes estaban reunidos para<br />

testimoniar esta gran escena. Miles de millares ministraban delante de Jehová mientras El tomaba asiento en el trono desde<br />

donde juzgará al mundo.<br />

Ningún espejo jamás reflejará con tanta precisión los pecados de cada ser humano, como los libros del Cielo. Todos<br />

"son juzgados por las cosas que están escritas en los libros, de acuerdo con <strong>su</strong>s obras" [17].<br />

Veamos la escena. El Padre está sentado en el trono del juicio. Los ángeles, que han sido "espíritus ministradores" para<br />

aquellos cuyos casos serán revistos delante de Dios, están listos para obedecer las órdenes. Los libros son abiertos. Pero aun<br />

está faltando una cosa. <strong>La</strong> atención de Daniel es ahora atraída hacia las "nubes del cielo", millares de ángeles, trayendo<br />

triunfalmente al Salvador hasta la presencia del Padre [18]. Los soldados terrestres han cargado amenudo en <strong>su</strong>s hombros<br />

comandantes que los han llevado a obtener grandes triunfos en sangrientos campos de batalla. Cristo, el Arcangel, el Comandante<br />

de las huestes celestiales, ha guiado a los ángeles en muchas batallas. Ellos han peleado bajo Sus órdenes cuando<br />

el archi-enemigo de toda justicia fue expulsado del Cielo. Ellos vieron morir <strong>su</strong> Comandante, una muerte vil para redimir la<br />

raza caída. Ellos han actuado rapidamente, bajos Sus órdenes, para salvar muchas almas de ser vencidas por Satanás. Ha<br />

llegado el<br />

tiempo de que Cristo reciba Su reino, y reclame Sus súbditos; y los ángeles se sienten bien cargando a <strong>su</strong> Comandante en<br />

triunfo hasta el trono del juicio, donde, conforme revelan los libros todos los registros de la vida, Cristo confiesa el nombre<br />

de cada vencedor delante del Padre y delante de la innumerable compañía de ángeles [19].<br />

El trono de Dios es una estructura móvil. Así como en el tipo Su presencia visible era manifestada en el compartimiento<br />

exterior del santuario terrestre, Así en el Cielo, el trono de Dios estaba en el primer compartimiento cuando Cristo ascendió<br />

y se sentó a la derecha de Su Padre. Pero Daniel no solo vio al Padre y a Cristo cambiando de posición, sino que la posición<br />

de los tronos también cambió, cuando el "tribunal se sentó y se abrieron los libros". El tipo alcanzó al antítipo. El Sumo Sacerdote<br />

en el Santuario celestial entró en el Lugar Santísimo, y Así como en el tipo Dios prometió encontrar al <strong>su</strong>mo sacerdote<br />

en el lugar santísimo, Así el Padre pasó al Lugar Santísimo delante del Sumo Sacerdote, y estaba allí cuando los ángeles<br />

cargaron a Cristo triunfalmente ante Su presencia.<br />

El <strong>su</strong>mo sacerdote terrestre cargaba los nombres de Israel sobre <strong>su</strong> persona cuando entraba al lugar santísimo [20]; pero<br />

talvez alguna alma desalentada tema ser olvidada, y para ella el Sumo Sacerdote le dice, "acaso puede una mujer olvidarse<br />

del hijo que aun amamanta, de <strong>su</strong>erte que no se compadezca del hijo de <strong>su</strong> vientre ? Pero aun cuando esta venga a olvidarse<br />

de él, yo, todavía, no me olvidaré de ti". Y entonces como una manera de asegurar doblemente esta promesa, El levanta Sus<br />

manos marcadas por los crueles clavos, y dice, "He Aquí que te tengo grabado en las palmas de Mis manos; tus murallas<br />

están continuamente delante de Mi" [21].<br />

El <strong>su</strong>mo sacerdote terrestre presentaba la sangre para hacer expiación por los pecados del pueblo; nuestro Sumo Sacerdote<br />

muestra Su propia sangre. "Padre, Mi sangre, Mi sangre, Mi sangre". El <strong>su</strong>mo sacerdote terrestre llevaba el incensario<br />

con el fragante incienso; Cristo presenta la fragante justicia de Su propio carácter, el cual El imputa a cada uno cuyos pecados<br />

estén todos confesados y cubiertos con Su sangre, cuando <strong>su</strong>s nombres vengan a ser revisados delante del gran Juicio.<br />

En el santuario terrestre el <strong>su</strong>mo sacerdote hacía una pausa en el primer compartimiento para tocar los cuernos del altar de<br />

oro y purificarlo de todos los pecados que habían sido transferidos a el [22]; mientras los servicios del Día de la expiación<br />

continuaban, y alguien se acordaba de algún pecado no confesado, esa persona aun podía llevar <strong>su</strong> ofrenda por el pecado y<br />

ser perdonada [23]. Mientras nuestro Sumo Sacerdote oficia delante de nuestro Padre en el juicio investigativo, todo aquel<br />

que comprenda que es un pecador, puede venir y confesar <strong>su</strong>s pecados y ser perdonado a través de los méritos de Cristo, el<br />

gran Cargador de pecados.<br />

Nuestro Sumo Sacerdote, cuando haya terminado Su trabajo en el compartimiento interior del Santuario celestial, se<br />

detendrá por un momento en el compartimiento exterior, de manera que los pecados que han sido confesados mientras El<br />

estaba en el Lugar Santísimo puedan ser también cargados, juntamente con los pecados de los justos de todos los tiempos, y<br />

puedan Así ser todos llevados fuera del Santuario.<br />

Mientras Jesús pleitea como nuestro Sumo Sacerdote, existe esperanza para cada pecador arrepentido; pero cuando El<br />

finalmente salga del Santuario, la puerta de la gracia estará cerrada para siempre. Entonces no habrá más ningún intercesor

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