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La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape

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21<br />

Pág. 21<br />

En el capítulo anterior hemos mostrado que no fue por acaso que en el año en que el Salvador fue crucificado la Pascua<br />

cayó un viernes, el sexto Día de la semana. Tampoco fue por acaso que el sábado ceremonial, el Día quince de Abib, cayó<br />

un Sábado, séptimo Día del Señor. Era el tipo encontrando <strong>su</strong> antítipo. El discípulo amado Juan dijo, "era grande el Día de<br />

aquel Sábado" [3], cuyo término era usado cada vez que el sábado ceremonial anual caía en el Sábado del Señor.<br />

Cuatro mil años antes, en los primeros seis días de la historia, Dios y Cristo terminaron el trabajo de la creación. Dios pronunció<br />

las palabras de término de Su trabajo muy bien, y "habiendo Dios terminado en el Día séptimo <strong>su</strong> obra, que hiciera,<br />

descansó en ese Día de toda Su obra que había hecho. Y bendijo Dios el Día séptimo, y lo santificó, porque en el descansó<br />

de toda la obra que, como Creador, hiciera" [4]. Aproximadamente dos mil quinientos años después, Dios, entre la grandiosidad<br />

del Sinaí, le dijo a Su pueblo que se "acordase del Sábado para guardarlo" [5], porque en ese Día, el séptimo Día, El<br />

descansó del trabajo de la creación.<br />

Fue un extraordinario trabajo traer estas palabras a la existencia, cerrarlas con vegetación y belleza, alimentarlas con vida<br />

animal, poblarla con seres humanos hechos a la imagen de Dios; pero los habitantes se hundieron en la iniquidad, y se<br />

recrearon, elevándose realmente a un grado más alto de perfección que cuando salieron de las manos del Creador. Este es el<br />

trabajo emprendido por el Hijo de Dios; y cuando El gritó en el Calvario, "está con<strong>su</strong>mado", El estaba hablando con Su Padre,<br />

anunciándole el hecho de que El había cumplido con los requerimientos de la ley, que había vivido una vida sin pecado,<br />

El vertió Su sangre para rescatar al mundo, y ahora el camino estaba abierto para que cualquier hijo o hija de Adán pueda<br />

ser salvo si acepta el perdón ofrecido.<br />

A medida que el sol poniente estaba precursando al mundo la llegada del santo Sábado del Señor, desde la cruz el Hijo<br />

de Dios proclamaba el término de la obra de la redención. Esa obra afectaría toda la creación, y aún cuando el hombre debilitado<br />

por el pecado no pudo entender el significado de las palabras "está con<strong>su</strong>mado", toda la naturaleza respondió, y se<br />

regocijó; aún las propias rocas se partieron. Dios hizo con que este estupendo evento fuese reconocido por la humanidad; y<br />

como los que estaban vivos y participando de la escena estaban inconcientes de <strong>su</strong> significado, santos dormidos fueron despertados<br />

de <strong>su</strong>s tumbas para proclamar las buenas nuevas [6].<br />

<strong>La</strong> obra de la redención fue completada en el sexto Día, y como Dios descansó después de la obra de la creación, Así<br />

Jesús descansó en la tumba de José durante las sagradas horas de aquel santo Sábado. Sus seguidores también descansaron;<br />

porque El les había enseñado a obedecer a la santa ley de Su Padre. El no permitió que nadie pensara que ni siquiera una<br />

jota o un tilde podría ser cambiada [7]. Por cuatro mil años el Sábado había sido observado como un memorial de la creación;<br />

pero después que el Salvador murió en la cruz fue doblemente bendecido, siendo un memorial de la redención Así<br />

como de la creación.<br />

El Sábado, como un gran puente, unió todos los tiempos. El primer pilar <strong>su</strong>stentando esta gran institución fue colocado<br />

en el Edén, cuando, de acuerdo con lo relatado en Gen. 2:2-3, Dios y el hombre no caído descansaron en las horas santas<br />

del Sábado. El segundo pilar del puente fue colocado entre las montañas del Sinaí, cuando Dios, al proclamar el cuarto<br />

mandamiento tal como lo encontramos en Exo. 20:8-11, dio el hecho de que El haya descansado en el séptimo Día de la<br />

obra de la creación, como la razón por la cual el hombre debería guardarlo como santo. El tercer pilar del puente del Sábado<br />

fue consagrado por la sangre del Calvario. Mientras el Hijo del poderoso Dios descansaba en la tumba del trabajo de la redención,<br />

tal como aparece en Lucas 23:54-56 también los seguidores de Cristo "descansaron en el Sábado de acuerdo al<br />

mandamiento". El cuarto pilar de este maravilloso puente descansará en la nueva tierra. En Isaias 66:22-23, se nos dice que<br />

después que el último trazo del pecado haya sido removido de la tierra, toda carne vendrá a adorar de Sábado en Sábado<br />

delante del Señor. Así como los nuevos cielos y la nueva tierra permanecen, Así amarán los redimidos del Señor el hecho<br />

de conmemorar el Sábado como memorial de la obra terminada de Cristo en la redención de este mundo caído, y también<br />

como un memorial de la creación.<br />

El segundo Día de la fiesta del Pan ásimo eran hechas las ofrendas de las primicias. Este era un servicio muy importante,<br />

y será tratado en forma separada del resto de la fiesta. Durante los próximos siete días que seguían a la Pascua, el pueblo<br />

comía pan ázimo. Siete, denotando un número perfecto, era un tipo de la vida que podría ser vivida por aquel que clama por<br />

Cristo como <strong>su</strong> Pascua, y tiene la bendita seguridad de que <strong>su</strong>s pecados están perdonados a través de la sangre del Salvador.<br />

<strong>La</strong> levadura es un tipo de la "malicia" y de la "maldad"; el pan ázimo representa "sinceridad y verdad". Aquel cuyos pecados<br />

pasados están perdonados [8], y que comprende lo que significa retirar toda la condenación de <strong>su</strong> vida pasada, entra en<br />

una nueva vida, y no debería volver a <strong>su</strong> antigua vida de pecado, sino que vivir toda la "sinceridad y verdad". Todo esto<br />

estaba simbolizado por los siete días de la fiesta de los Panes ásimos, que venían después de la Pascua.<br />

Tipo Antítipo<br />

Lev. 23:6-7 Lucas 23:54-56; Juan 19:31<br />

El Día que seguía a la Pascua, el Día quince de El Día quince de Abib, en el año en que el Salva-<br />

Abib, era un sábado ceremonial. dor fue crucificado, era un Sábado del Séptimo<br />

Día del Señor.<br />

Deut. 16:4 1 Cor. 5:7<br />

"Fermento no se encontrará contigo por siete días "<strong>La</strong>nzad fuera el viejo fermento, para que seáis<br />

en todo tu territorio". nueva masa, pues también Cristo, nuestro<br />

Cordero Pascual, fue inmolado.<br />

Deut. 16:3 1 Cor. 5:8<br />

"No comerás en ella leudado: siete días comerás "Por eso celebremos la fiesta, no con el viejo ferpanes<br />

ásimos, pan de aflicción... para que te mento, ni con el fermento de la maldad ni de la<br />

acuerdes del Día en que saliste de la tierra de Egip malicia, y sí, con los ásimos de la sinceridad y<br />

to, todos los días de tu vida". de la verdad".

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