La Cruz y su Sombra - Iglesia Adventista Agape
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Pág. 26<br />
<strong>La</strong> ofrenda por el pecado era traída hasta el átrio del santuario, hasta la puerta del tabernáculo de la congregación [1]. El<br />
pecador, con <strong>su</strong>s manos colocadas sobre la cabeza del animal, confesaba sobre el todos <strong>su</strong>s pecados, y entonces con <strong>su</strong>s<br />
propias manos lo mataba [2]. Algunas veces la sangre era llevada al primer compartimiento del santuario por el sacerdote<br />
oficiante, quien metía <strong>su</strong>s dedos en la sangre y la esparcía delante del Señor. Los cuernos del altar de oro, el altar de incienso,<br />
también eran tocados con la sangre. El sacerdote entonces volvía al átrio, y esparcía toda la sangre en la base del altar de<br />
las ofrendas quemadas [3]. Los cuerpos de los animales cuya sangre había sido llevada hasta el santuario, era quemada [4].<br />
"Por eso fue también que Jesús, para santificar al pueblo, a través de Su propia sangre, <strong>su</strong>frió fuera de la puerta" [5].<br />
El pecador, confesando <strong>su</strong>s pecados sobre el cordero, en tipo y sombra los transfería al cordero. <strong>La</strong> vida del cordero era<br />
entonces tomada, en vez de la vida del pecador, tipificando la muerte del Cordero de Dios, que ofrecería Su vida por los pecados<br />
del mundo. <strong>La</strong> sangre del animal no tenía poder para remover el pecado [6], pero al esparcir <strong>su</strong> sangre, el penitente<br />
revelaba <strong>su</strong> fe en el divino ofrecimiento del Hijo de Dios. Cada ofrenda por el pecado tenía que ser sin mancha, tipificando<br />
Así el sacrificio perfecto del Salvador [7].<br />
En algunas ofrendas la sangre no era llevada al santuario, pero en cada ofrenda por el pecado toda la sangre era esparcida<br />
en la base del altar de la ofrenda quemada en el átrio. Cuando la sangre no era llevada al primer compartimiento del<br />
santuario, una porción de la carne de la ofrenda por el pecado era comida por el sacerdote en el lugar santo [8].<br />
A medida que el sacerdote asimilaba la carne de la ofrenda por el pecado, ella se volvía parte de <strong>su</strong> propio cuerpo; y a<br />
medida que él desarrollaba el trabajo del santuario, el tipificaba estrictamente como "Cristo lleva nuestros pecados en Su<br />
cuerpo sobre el madero" [9], y entonces entró en el santuario celeste con ese mismo cuerpo para comparecer en la presencia<br />
de Dios por nosotros.<br />
El sacerdote comía solo la carne de la ofrenda quemada cuando la sangre no era llevada dentro del santuario. El mandamiento<br />
en relación a esto era bien claro: "No se comerá ninguna ofrenda por el pecado, cuya sangre se trae a la tienda de<br />
la congregación, para hacer expiación en el santuario; en el fuego será quemada" [10]. Violar este mandamiento era ignorar<br />
el significado del tipo. El sacerdote que entraba en el santuario para presentar la sangre de la ofrenda por el pecado delante<br />
del Señor, era un extraordinario símbolo de Cristo quien, por Su propia sangre, entró en el Santuario celeste, "habiendo obtenido<br />
eterna redención por nosotros" [11]. Por la sangre y por la carne los pecados confesados del pecador eran en tipo<br />
transferidas al santuario. Eran quitadas de la vista, para que ningún ojo humano, excepto los ojos de aquel que oficiaba como<br />
sacerdote, mirara dentro del santuario.<br />
El tipo era lindo, pero mucho mas lindo es el antítipo! Cuando el pecador deja <strong>su</strong>s pecados en Cristo, "el Cordero de<br />
Dios, que quita el pecado del mundo", esos pecados son escondidos, cubiertos por la sangre de Cristo [12]. Quedan solo registrados<br />
en los libros del cielo [13]; pero la sangre del Salvador los cubre, y si aquel que peca es fiel a Dios, no serán jamás<br />
revelados, y serán finalmente destruidos en el fuego del último Día. <strong>La</strong> parte más maravillosa es que el propio Dios dice que<br />
los lanzará para atrás de El mismo [14] y no se acordará de ellos [15]. Por que necesitaría alguien llevar la carga de <strong>su</strong>s pecados,<br />
cuando tenemos un Salvador tan misericordioso esperando para recibirlos ?<br />
En cada ofrenda por el pecado, dos cosas eran esenciales por parte del pecador: primero, comprender <strong>su</strong> propia pecaminosidad<br />
delante de Dios, y ganar <strong>su</strong>ficiente perdón como para hacer un sacrificio para obtenerlo; segundo, ver por la fe más<br />
allá de <strong>su</strong> ofrenda, al Hijo de Dios a través del cual él estaba obteniendo este perdón, "porque no es posible que la sangre de<br />
toros y de machos cabríos pueda quitar los pecados" [16]. Solamente la sangre de Cristo puede expiar el pecado.<br />
Después que la sangre era presentada delante del Señor, había aún un importante trabajo que el pecador tenía que efectuar.<br />
Con <strong>su</strong>s propias manos tenía que remover toda la grasa de los diferentes órganos del animal ofrendado como ofrenda por el<br />
pecado [17], y dársela al sacerdote, el cual la quemaba en el altar de bronce. A primera vista esto podría parecer una ceremonia<br />
extraña, pero cuando recordamos que la grasa representa al pecado [18], llegamos a la conclusión que es una ceremonia<br />
adecuada.<br />
Es evidente que fue este servicio en el santuario que hizo con que David no apostatara. El había visto la prosperidad de<br />
los malvados, y estaba envidioso de ellos, hasta que "<strong>su</strong>s pasos casi resbalaron"; pero cuando él fue al santuario, entonces<br />
entendió el fin de los malvados [19]. Podemos imaginar viéndolo como los pecadores separaban la grasa y como el sacerdote<br />
la colocaba sobre el gran altar, hasta que no sobraba nada mas, a no ser cenizas. Al mirar esa ceremonia él entendió<br />
que serían solamente cenizas lo que sobraría de todo aquel que no se separase del pecado [20]; ya que si el pecado hiciese<br />
parte de ellos mismos, entonces cuando el pecado tenga que ser quemado, serán quemados ellos también. <strong>La</strong> única razón<br />
por la cual Dios destruirá a un pecador es porque el pecador ha mantenido el pecado en <strong>su</strong> propio carácter, y no ha permitido<br />
que le sea separado.<br />
Este era un tipo impresionante, el sacerdote esperando que el pecador separe la grasa de la ofrenda, listo para tomarla<br />
tan pronto como el pecador se la entregase. Así Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, está esperando que cada pecador confiese<br />
<strong>su</strong>s pecados y se los dé a El, para que El lo pueda vestir con Su propio manto de justicia [21]; y con<strong>su</strong>ma <strong>su</strong>s pecados en el<br />
fuego del último Día. Pablo evidentemente se refiere a esta parte del servicio del santuario en Heb. 4:12.<br />
El hecho de quemar la grasa era "un aroma agradable para el Señor" [22]. Existen pocos olores mas desagradables que<br />
aquel de quemar grasa, pero eso es agradable al Señor, porque tipificaba que el pecado estaba siendo con<strong>su</strong>mido y el pecador<br />
estaba siendo salvo. A Dios no le produce ningún placer la muerte del malvado [23]; pero El se deleita en la destrucción<br />
del pecado cuando este ha sido separado del pecador. Cuando los redimidos del Señor, desde dentro de las murallas de la<br />
Nueva Jerusalén, vean el fuego del último Día con<strong>su</strong>miendo todos los pecados que ellos han cometido, les será un sabor<br />
muy agradable [24].<br />
Un individuo que era muy pobre como para ofrendar un cordero como ofrenda por el pecado, podía traer dos palomas; y<br />
si era tan pobre que no poseía ni siquiera dos palomas, entonces podía cazar dos tórtolas, y ofrecerlas como ofrenda por el<br />
pecado; pero si estaba muy débil como para cazar las dos tórtolas, el Señor previó esto, y le era permitido traer una pequeña<br />
porción de harina fina, y el sacerdote presentaría el grano molido con un tipo del cuerpo quebrado del Salvador. De esta se<br />
decía, "<strong>su</strong>s pecados le son perdonados", de la misma manera que se le decía al que había traído un buey. El manojo de harina<br />
quemado correspondía al quemado de la grasa, en tipo de la destrucción final del pecado; y lo que sobraba era comido<br />
por el sacerdote; tipificando a Cristo que lleva nuestros pecados [25].