Formación 46 Boletín Monte Calvario / Cuaresma 2011
Formación Los acólitos: <strong>el</strong> servicio al altar por medio de la liturgia Antonio Muñoz González El término acólito provi<strong>en</strong>e d<strong>el</strong> latín acoly̆tus, y este a su vez d<strong>el</strong> griego , que significa “<strong>el</strong> que sigue o acompaña”. Aunque <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido estricto se refiere al laico que ha recibido <strong>el</strong> ministerio d<strong>el</strong> acolitado, por ext<strong>en</strong>sión se aplica este término al monaguillo que, aun sin haber recibido <strong>el</strong> ministerio d<strong>el</strong> acolitado, asiste al diácono y sacerdote al servicio d<strong>el</strong> altar, y participa <strong>en</strong> la liturgia de las c<strong>el</strong>ebraciones r<strong>el</strong>igiosas, tanto de culto interno como externo. Así lo recoge <strong>el</strong> Diccionario de la Real Academia <strong>en</strong> la segunda acepción d<strong>el</strong> término. El ministerio d<strong>el</strong> acolitado era la última de las órd<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ores que se recibían g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te de camino a las órd<strong>en</strong>es mayores. El resto de órd<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ores eran <strong>el</strong> ostiariado, <strong>el</strong> exorcistado y <strong>el</strong> lectorado. Las órd<strong>en</strong>es mayores, como es sabido, son <strong>el</strong> diaconado, <strong>el</strong> presbiterado o sacerdocio, y <strong>el</strong> episcopado. El Papa Pablo VI, <strong>en</strong> consonancia con <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> Concilio Vaticano II, mediante <strong>el</strong> motu proprio “Ministeria Quaedam” (15-VIII- 1972) modificó las órd<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ores, actualizándolas a las necesidades de la Iglesia actual. Suprimió <strong>el</strong> ostariado y <strong>el</strong> exorcistado, mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>el</strong> acolitado y <strong>el</strong> lectorado. Sin embargo, no las mantuvo como órd<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ores, sino que fueron d<strong>en</strong>ominados ministerios. Estos ministerios, <strong>en</strong> lo sucesivo, dejaron de ser exclusivos para los aspirantes a las órd<strong>en</strong>es mayores, pudi<strong>en</strong>do ser conferidos por <strong>el</strong> obispo a laicos que lo ejerzan de manera estable. En armonía con la tradición de la Iglesia, la institución de lector y de acólito se manti<strong>en</strong>e reservada a los varones. El ministeriado d<strong>el</strong> acolitado era la última de las órd<strong>en</strong>es m<strong>en</strong>ores Las disposiciones de Pablo VI anteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>umeradas fueron recogidas <strong>en</strong> <strong>el</strong> Código de Derecho Canónico, <strong>en</strong> <strong>el</strong> canon 230, que establece lo sigui<strong>en</strong>te: “Los varones laicos que t<strong>en</strong>gan la edad y las condiciones determinadas por la Confer<strong>en</strong>cia Episcopal pued<strong>en</strong> ser llamados para <strong>el</strong> ministerio estable de lector y acólito, mediante <strong>el</strong> rito litúrgico prescrito; sin embargo, la colación de esos ministerios no les da derecho a ser sust<strong>en</strong>tados o remunerados por la Iglesia”. De esta manera, la nueva regulación que indicó Pablo VI difer<strong>en</strong>ciaba claram<strong>en</strong>te los ministerios de las sagradas órd<strong>en</strong>es. Los laicos que por disponibilidad especial quieran ayudar a la Iglesia <strong>en</strong> <strong>el</strong> servicio de la Palabra y d<strong>el</strong> Altar, lo pued<strong>en</strong> hacer, sin dejar su condición de laicos, a través d<strong>el</strong> ministerio perman<strong>en</strong>te de lectorado y acolitado. También lo podrán hacer a través d<strong>el</strong> diaconado perman<strong>en</strong>te, pero si<strong>en</strong>do éste no ya un ministerio sino una ord<strong>en</strong> sagrada, aunque sin dejar su estado laical. Los acólitos que han recibido d<strong>el</strong> obispo este ministerio pued<strong>en</strong> realizar algunas funciones que, <strong>en</strong> principio, están reservadas al diácono y al presbíte- Boletín Monte Calvario / Cuaresma 2011 47