Huellas 69 - 70.pmd - Universidad del Norte
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Por último, inaugura<br />
Márvel la perspectiva femenina<br />
ya que en estos<br />
relatos la realidad se duplica,<br />
interroga o modifica<br />
desde la perspectiva de la<br />
mujer, creando un ámbito<br />
ficticio en el cual los personajes<br />
enfrentan sus carencias<br />
y, tal vez, desde<br />
allí, nos miran agradecidos<br />
por pertenecer a un<br />
mundo en donde más que<br />
juzgados son comprendidos;<br />
y en donde, por la<br />
magia <strong>del</strong> lenguaje, sus<br />
vidas han adquirido una<br />
belleza que no tenían de<br />
este lado.<br />
Márvel Moreno, como<br />
todo gran escritor, fue<br />
consciente de que la labor<br />
<strong>del</strong> narrador implica una<br />
lucha con la materialidad<br />
de las palabras. Una lucha<br />
ardua y paciente que libraría<br />
en la soledad y en<br />
el silencio, único espacio<br />
en donde el escritor puede encontrarse consigo<br />
mismo y dar forma a su mundo. La gran habilidad<br />
que despliega como narradora en los cuentos de El<br />
encuentro fue el resultado de un trabajo persistente<br />
que no admitió concesiones; porque si es cierto<br />
que en la novela hay palabras que sobran, secuencias<br />
gratuitas y personajes desdibujados, El encuentro<br />
es un libro perfecto, una estructura magistralmente<br />
construida en donde el lector puede transitar<br />
sin resquicios, y en donde la poesía <strong>del</strong> lenguaje<br />
reivindica las carencias de este lado, de este<br />
ámbito hecho no de palabras<br />
sino de cosas en el<br />
que nos correspondió vivir.<br />
Sartre afirmaba que a<br />
un escritor sólo podía<br />
juzgársele por lo que había<br />
escrito, no por lo que hubiera<br />
podido escribir. Yo<br />
me arriesgo a afirmar, no<br />
sin tristeza, que si la vida<br />
le hubiera dado a Márvel<br />
más tiempo hubiéramos<br />
podido comprobar, aún<br />
más, la expansión de su<br />
mundo, la serenidad y el<br />
decantamiento de su lenguaje,<br />
la explosión de esa<br />
belleza llena de nostalgia<br />
que encontramos en los<br />
cuentos de El encuentro y<br />
que ya prefiguraban relatos<br />
tan impecables como<br />
Oriane, tía Oriana… y Algo<br />
tan feo en la vida de una señora<br />
bien.<br />
Márvel Moreno, entre 1979 y 1981,<br />
fotografiada por Fina Torres (LOMM).<br />
Márvel Moreno nos legó<br />
un universo que era suyo<br />
y que ahora es uno de los grandes mundos que<br />
conforman la literatura colombiana. Un mundo que<br />
nos inscribe en la contemporaneidad con algo distinto<br />
de nuestros sueños malogrados, de nuestra<br />
desbordada y desbordante mitología, y que nos invita<br />
a recorrer nuestra intimidad en busca de una<br />
felicidad que sabemos que no es de este mundo.<br />
Pero a la cual accedemos en el ámbito de lo ficticio,<br />
en ese mundo de palabras que a algunos de<br />
nosotros nos ha deparado los mejores momentos<br />
de nuestras vidas.<br />
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