233 - Scherzo

ACTUALIDAD
MADRID
Homenaje al compositor
MÚSICA DE CHUECA
Madrid. Teatro de la Zarzuela. 20-VI-2008. Chueca, El bateo, De Madrid a París. Luz Valdenebro, Milagros Martín, Pilar de
la Torriente, Enric Serra, Luis Perezagua, Enrique R. del Portal, Pepe Quero. Canco Rodríguez, Luis Varela, Lola Casamayor,
Natalie Pinot, Eva Diago, Roberto Álamo, Miguel Rellán. Director musical: Miguel Roa. Director de escena: Andrés Lima.
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Coincidiendo con el centenario
del fallecimiento
de un “guripa” tan
saleroso como Federico
Chueca Robles, el Teatro de
la Zarzuela ha conmemorado
en su último espectáculo de
la temporada al tan querido
músico madrileño, “ídolo del
pueblo, rey de lo castizo,
musa de los bailes y los organillos”,
con un sabroso programa
doble en el que se
representaron en nueva producción
dos obras del catálogo
de este autor.
El bateo fue uno de los
últimos grandes triunfos de
Chueca y la única obra que
llegó a estrenar en el Teatro
de la Zarzuela. Desde la temporada
1980/81 se ha podido
ver este graciosísimo sainete
en diversas producciones:
1994/95, 1997/98 y la temporada
que acabamos de dejar.
Fuera de lo anecdótico de lo
que la palabra “bateo” significa,
el bautizo en una iglesia
de barrio de un hijo ilegal, lo
cierto es que en el texto lo
de menos es el bautizo, siendo
de destacar la variedad y
riqueza de situaciones y de
personajes que se presentan
con motivo del mismo, cuya
acción se desarrolla en
Madrid por indicaciones de
los propios autores del libreto,
Antonio Domínguez y la
pluma experta de Antonio
Paso, quien realizaría algunas
modificaciones.
Distinta suerte ha corrido
De Madrid a París, obra
menos conocida entre el
público de hoy, denominada
como viaje cómico-lírico en
1 acto y 5 cuadros, que viene
a ser una revista de actualidades
escrita para la temporada
de verano de 1889 y en
cuya partitura intervino Joaquín
Valverde, digno compañero
musical de Chueca. La
obra tuvo un éxito menos
trascendente, pero el libro de
José Jackson Veyán y Eusebio
Sierra ostenta algunos
buenos chistes y lo salva
Enric Serra en una escena de El bateo de Federico Chueca en el Teatro de la Zarzuela
sobre todo la característica y
chispeante música de Chueca.
Base de su argumento es
la exposición universal de
París que se preparaba por
aquel entonces, haciendo
referencia también a situaciones
actuales del Madrid
de la época. Recibió en su
escenario, el Teatro de la
Zarzuela, esta obra durante
la temporada de invierno de
1889/90. A partir de ahí, De
Madrid a París sólo sería
recordada por la interpretación
del Terceto de las cigarreras
(nº 6) del Cuadro III
en el homenaje en memoria
del compositor el 4 de julio
de 1908, días después de su
muerte. En 1917 (19 de
noviembre), en un excepcional
programa a beneficio de
la prensa, y en la temporada
1987/88, insertado como
número musical junto a otros
de La canción de la Lola, Los
arrastraos, Luces y sombras y
Las zapatillas, dentro de la
obra El año pasado por
agua.
Correspondió en esta
ocasión la dirección escénica
de ambas obras a Andrés
Lima, quien montó un espectáculo
brioso, bien enlazado,
con vis cómica y un cuadro
de actores entregados, es
verdad. El bateo es sainete de
sencilla traza, situaciones y
personajes bien definidos,
con cinco números musicales
de los que sobresalen el
pasodoble inspirado del
segundo cuadro, la “polca
del fotógrafo” del último cuadro
y el “minué”, tocado por
una orquestina de ciegos en
un merendero de la Florida,
amalgama de aire cortesano
y ritmo chulesco que Chueca
salva con tanta mesura y
comicidad como delicadeza
y buen gusto y que Lima
resuelve acertadamente. No
obstante, la obra estuvo cargada
de histrionismo innecesario
dando ocasión a la dicción
confusa y al desdibujamiento
de personajes y situaciones.
Despertó desde su
segundo número (Coro de
los Igorrotes) mucha hilaridad
entre los espectadores la
puesta escénica de De
Madrid a París, una trama
incidental, la del enamorado
que sigue a su amada hasta
París aporta cierta cohesión a
la obra. Es destacable de sus
nueve números musicales el
Terceto de las cigarreras (nº
6), interpretado por Eva Diago,
Milagros Martín y Luis
Calero, así como el Coro de
alguacilillos (nº 7) que estudian
francés, que fueron tratados
con musicalidad y
efecto teatral. Buena labor la
del maestro Miguel Roa al
frente de la Orquesta de la
Comunidad de Madrid.
Fin de temporada y
merecido homenaje —algo
escaso— a don Federico,
otorgado por el Teatro de la
Zarzuela. El autor se hizo
presente en el Teatro en
alguna que otra ocasión por
medio de una actor. Al final
con su presencia en solitario
en un escenario vacío, con
su decorado dormido, frente
a un piano tocado y luego
enmudecido, el público
emocionado arrebató en
aplausos.
Manuel García Franco
Jesús Alcántara