233 - Scherzo
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ACTUALIDAD<br />
MADRID<br />
operadhoy<br />
CUENTOS CON MÚSICA<br />
Madrid. Teatro Monumental. 13-VII-2008. Elizabeth Keusch y Sarah Leonard, sopranos. Coro y Orquesta de<br />
Radiotelevisión Española. Director: Matthias Hermann. Lachenmann, La cerillerita (versión de concierto). Teatro<br />
Albéniz. 23-VI-2008. Marco, Segismundo. David Azurza, Guillermo Amaya, Helena Dueñas, Jorge Merino.<br />
Conjunto instrumental. Director: José Luis Temes. Director de escena: Gustavo Tambascio.<br />
El ciclo operadhoy, hermano<br />
escénico del veterano<br />
musicadhoy, ha traído a<br />
nuestros escenarios algunas<br />
de las más interesantes composiciones<br />
para la escena de<br />
nuestro tiempo, que difícilmente<br />
pueden recibir el título<br />
de óperas pero que sin<br />
duda muestran parte de la<br />
idiosincrasia de la música<br />
actual. Abrió el ciclo quizá la<br />
más esperada de todas, La<br />
cerillerita de Helmut Lachenmann,<br />
interpretada en versión<br />
de concierto por los<br />
músicos de la ORTVE, que<br />
estuvieron sin duda a la altura<br />
de las circunstancias para<br />
generar la atmósfera gélida y<br />
casi silenciosa necesaria para<br />
esta “música con imágenes”<br />
como el autor suele denominarla.<br />
El cuento de Andersen<br />
se complementa con textos<br />
sobre música de Leonardo y<br />
con unas cartas de una de las<br />
terroristas de la Baader Meinhof;<br />
hasta pudimos ver al<br />
propio compositor recitando<br />
en el escenario, momento<br />
que todo el público agradeció<br />
con entusiasmo. La<br />
deconstrucción del sonido<br />
llega a límites casi inaudibles<br />
en la primera parte, aquella<br />
dedicada a la descripción del<br />
entorno de la niña, en este<br />
caso representada con dos<br />
sopranos que prácticamente<br />
no dijeron una sola palabra<br />
sino que mostraron todo un<br />
repertorio de ruidos y susurros.<br />
Con la segunda parte,<br />
las visiones de la pequeña,<br />
aumenta el nivel sonoro y la<br />
calidez de la obra, adquiriendo<br />
un especial protagonismo<br />
los coros y los dos pianos,<br />
magistrales Yukiko Sugawara<br />
y Tomoko Hemmi. Así La<br />
cerillerita más que una ópera<br />
es una experiencia sonora<br />
generada a través de las<br />
investigaciones de Lachenmann<br />
en todo el fenómeno<br />
sonoro, tanto en las voces<br />
como en los instrumentos, las<br />
locuciones grabadas, etc.,<br />
teniendo como objetivo la<br />
descripción y la generación<br />
de sensaciones. Una obra<br />
HELMUT LACHENMANN<br />
muy esperada, se estrenó en<br />
1997, que el público de operadhoy<br />
agradeció con una<br />
larga ovación tanto al compositor<br />
como a los intérpretes.<br />
Destacamos, aunque<br />
también con unos años de<br />
retraso en llegar a Madrid,<br />
Segismundo. Soñar el sueño<br />
del madrileño Tomás Marco,<br />
autor en este caso no sólo de<br />
la partitura sino también del<br />
libreto de esta ópera de bolsillo<br />
como él mismo la denomina.<br />
El libreto, en el que<br />
parte de Calderón al que<br />
acompaña con otros textos<br />
complementarios de Platón y<br />
Descartes, ha sido puesto en<br />
escena por Gustavo Tambascio,<br />
que en este caso quizá<br />
abusa de los tópicos barrocos<br />
habituales en sus montajes,<br />
recargando en exceso la<br />
escena y la histriónica actuación<br />
de los actores, en un<br />
registro muy forzado. El protagonista<br />
absoluto, único<br />
cantante, de este montaje fue<br />
el contratenor David Azurza,<br />
que ya protagonizó su estreno<br />
y para el que está escrito<br />
el papel. La música, sencilla<br />
en apariencia, escrita para<br />
cinco instrumentos fue dirigida<br />
por José Luis Temes, más<br />
que cómodo en este repertorio,<br />
fue pasando por algunas<br />
referencias al barroco y renacimiento,<br />
en una curiosa textura<br />
en la que destacaba el<br />
uso del sintetizador, extraño<br />
en nuestros días pero que<br />
ayudaba a generar la atmósfera<br />
onírica que el tema<br />
necesitaba.<br />
Leticia Martín Ruiz<br />
Escuela Reina Sofía<br />
EFECTOS Y DEFECTOS<br />
Madrid. Auditorio Nacional. 23-VI-2007. Zheng Yu Wu, violín. Orquesta de Cámara de la Escuela Reina Sofía.<br />
Director: Vladimir Ashkenazi. Obras de Chaikovski y Beethoven.<br />
32<br />
Lo peor que puede suceder<br />
en un concierto es<br />
que no suceda nada y<br />
muchos conjuntos, preocupados<br />
más por no fallar que por<br />
ofrecer una versión acertada,<br />
aburren con versiones adecuadas<br />
y correctas pero faltas<br />
de imaginación y sin ideas.<br />
Por eso, de vez en cuando,<br />
una orquesta joven y bisoña<br />
sorprende con una gran<br />
interpretación: una versión<br />
llena de efectos y defectos.<br />
La Orquesta de Cámara de<br />
la Escuela Reina Sofía progresa<br />
adecuadamente y parece<br />
madura para plantearse una<br />
política más ambiciosa de<br />
consolidación. El principal<br />
escollo a superar es el trabajo<br />
en conjunto, ya que cuenta<br />
con solistas magníficos y motivados.<br />
De la mano de Vladimir<br />
Ashkenazi ofreció una<br />
interesante versión del Concierto<br />
para violín de Chaikovski<br />
y una espléndida Cuarta<br />
Sinfonía de Beethoven.<br />
La primera parte se acostó<br />
más por el lado de los<br />
defectos. La orquesta comenzaba<br />
fría y sin rumbo, con<br />
problemas de tempi y con<br />
una notable inseguridad. Sin<br />
embargo, la solista se encargó<br />
de tranquilizarlos ofreciendo<br />
un recital de notas desafinadas<br />
—especialmente en la<br />
cadencia— que hacían pasar<br />
inadvertidos los problemas<br />
de la orquesta. No obstante, si<br />
prescindimos de la técnica, la<br />
violinista ofreció una gran<br />
dosis de talento y una concepción<br />
musical singular y<br />
notable. La delicadeza con<br />
que enganchó el segundo<br />
movimiento contrastó notablemente<br />
con la furia incontrolada<br />
del movimiento final.<br />
La segunda parte supuso<br />
un cambio radical de escenario:<br />
La orquesta estaba mejor<br />
plantada y segura; fraseo original,<br />
dinámicas bien contrastadas;<br />
ideas frescas, grandes<br />
efectos para una sinfonía<br />
ya manida. El trabajo de<br />
Ashkenazi, activo y dinámico<br />
todo el concierto, brillo con<br />
luz propia y se contagió del<br />
entusiasmo de los jóvenes<br />
estudiantes. Sorprende la<br />
agilidad y seguridad de este<br />
gran genio de la música. Con<br />
directores invitados de esta<br />
categoría la orquesta tiene<br />
asegurado un gran nivel en<br />
los próximos años.<br />
Federico Villalba