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Tema 2: La posibilidad del conocimiento - inicio

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Filosofía y Ciudadanía<br />

Epistemología<br />

de dicho sujeto forma parte de esa realidad. Esto significa dos cosas: en primer lugar, no es<br />

posible un <strong>conocimiento</strong> separado de una perspectiva, de un punto de vista concreto, porque<br />

no existe un “sujeto abstracto” que pueda obtener ese <strong>conocimiento</strong>, sino tan sólo sujetos<br />

concretos. Por tanto, no es posible una verdad absoluta como la que buscaba el racionalismo<br />

Una verdad de este tipo, es decir, una verdad abstracta, no es sino una ficción (como lo son,<br />

por ejemplo, las matemáticas, que tienen en cuenta tan sólo la cantidad, cuando la cantidad<br />

no puede darse sin la cualidad) Pueden ser instrumentos útiles (como lo son las matemáticas)<br />

pero en cualquier caso no son la realidad.<br />

Pero esto tampoco significa que no sea posible la verdad de ningún tipo. El “Mundo”<br />

depende de la perspectiva <strong>del</strong> sujeto, pero eso no supone que ese “Mundo” sea falso. En<br />

primer lugar, para que pudiera considerarse que las apariencias que percibe un sujeto son<br />

falsas, habría que poderlas comparar con la “realidad”, con un <strong>conocimiento</strong> que no<br />

dependiera de un punto de vista, pero este tipo de <strong>conocimiento</strong> no es sino un mito <strong>del</strong><br />

racionalismo, así que no puede decirse que las apariencias sean distintas de la realidad.<br />

Además, cuando se califica las apariencias como falsas, se está suponiendo que el hecho de<br />

que el <strong>conocimiento</strong> dependa <strong>del</strong> sujeto implica que este deforma la realidad, pero según<br />

Ortega esto no es así, ya que lo que el sujeto hace no es deformar la realidad, sino<br />

seleccionarla. Pone el ejemplo <strong>del</strong> ojo y el oído. Ambos son estimulados por ondas<br />

(electromagnéticas en un caso y mecánicas en el otro), pero sólo dentro de un rango: hay<br />

ondas que existen y no podemos ver ni oír, aunque si pueden hacerlo otros animales o los<br />

instrumentos que construimos. Sin embargo, el hecho de que no podamos ver todo no nos<br />

hace suponer que lo que vemos no es real: lo que vemos es real, pero no es toda la realidad.<br />

En definitiva, lo que Ortega nos está diciendo es que las perspectivas no son falsas, sólo son<br />

parciales. Por tanto, es preciso dar una nueva definición de “verdad”. <strong>La</strong> verdad ya no será la<br />

verdad absoluta, sino la verdad parcial que es el “aparecerse” de la realidad a cada punto de<br />

vista, a cada sujeto, a cada pueblo, a cada época histórica. <strong>La</strong> falsedad no será por tanto la<br />

realidad bajo un punto de vista, sino precisamente lo contrario, la creencia en la <strong>posibilidad</strong> de<br />

una verdad “utópica” (literalmente, “sin lugar”, o sea, sin perspectiva) o lo que es lo mismo, la<br />

confusión de un punto de vista con la realidad. Para mostrar la evidencia de su teoría, Ortega<br />

recurre a una metáfora visual. Cuando contemplamos el mundo exterior, tenemos<br />

necesariamente que situarnos en un punto <strong>del</strong> espacio desde el que contemplar dicha<br />

exterioridad. Esto implica dos cosas: por un lado, que el punto de vista que nosotros ocupamos<br />

en ese momento no puede ser ocupado al mismo tiempo por ningún otro observador, con lo<br />

cual la visión de cualquier otro observador habrá necesariamente de partir de un punto de<br />

vista diferente al mío. Por otro, que mi punto de vista me descubre una serie de cosas pero me<br />

oculta otras, porque el punto de vista implica que el mundo contemplado aparezca en una<br />

relación de figura y fondo (lo que aparece en primer término y lo que aparece difuminado en la<br />

distancia) que no es propia de la realidad, sino tan sólo de mi observación situada de la misma<br />

Además la visión implica siempre selección, ya que aquello que veo me oculta lo que tiene<br />

detrás de sí. Este modo de ver es algo que todos tenemos perfectamente asumido, y a nadie se<br />

le ocurre afirmar que su visión <strong>del</strong> exterior es falsa por el hecho de que sea parcial ni que la<br />

visión que <strong>del</strong> mismo objeto tiene otro observador sea incompatible con la mía por el hecho de<br />

estar utilizando otro punto de vista. Según Ortega, el <strong>conocimiento</strong> teórico se encuentra<br />

exactamente en el mismo caso, salvo que en este sí se ha pretendido acceder a un punto de<br />

vista ubicuo separado <strong>del</strong> posicionamiento de cada individuo.<br />

¿Es entonces imposible una verdad absoluta? Para Ortega, la verdad absoluta sería la<br />

suma de todas las verdades particulares, de todas las perspectivas. Ese ideal constituiría el<br />

<strong>conocimiento</strong> objetivo, pero por supuesto es imposible de alcanzar. Podemos aproximarnos,<br />

podemos compartir nuestra perspectiva con los demás, podemos incluso intentar entender las<br />

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