Tema 2: La posibilidad del conocimiento - inicio
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Filosofía y Ciudadanía<br />
Epistemología<br />
“<strong>La</strong> verdad es una propiedad de algunas de nuestras ideas. Significa adecuación con la realidad, así<br />
como falsedad significa inadecuación con ella. Tanto el pragmatismo como el intelectualismo<br />
aceptan esta definición, y discuten sólo cuando surge la cuestión de qué ha de entenderse por los<br />
términos “adecuación” y “realidad”.<br />
El pragmatismo, por otra parte, hace su pregunta usual. Admitida como cierta una idea o<br />
creencia, ¿qué diferencia concreta se deducirá de ello para la vida real de un individuo? ¿Cómo se<br />
realizará la verdad? ¿Qué experiencias serán diferentes de las que se obtendrían si esas creencias<br />
fueran falsas? En resumen, ¿cuál es, en términos de experiencia, el valor efectivo de la verdad? En el<br />
momento en que el pragmatismo pregunta esta cuestión comprende la respuesta: ideas verdaderas<br />
son las que podemos asimilar, hacer válidas, corroborar y verificar; ideas falsas son las que no. Esta<br />
es la diferencia práctica que supone para nosotros tener ideas verdaderas; este es, por lo tanto, el<br />
significado de la verdad. *…+ Pero, ¿cuál es el significado pragmático de las palabras verificación y<br />
validación? Insistimos una vez más en que significan determinadas consecuencias prácticas de la<br />
idea verificada y validada.”<br />
William James,“Pragmatismo”<br />
4.- Teoría vitalista: Los pragmatistas no niegan que<br />
exista la verdad objetiva, aunque consideren que lo<br />
auténticamente importante de la verdad es que sea útil, y<br />
no tanto que sea objetiva. Según los pragmatistas, las<br />
predicciones que extraemos a partir de los enunciados son<br />
contrastables con la realidad, y esa contrastación constituye<br />
el criterio de lo que es aceptable como verdadero. Por<br />
supuesto, si un enunciado es objetivamente verdadero (esto<br />
es, si su descripción en efecto se corresponde con la<br />
realidad) las predicciones que se podrán realizar a partir de<br />
él serán eficaces, pero también es posible que un enunciado<br />
no verdadero objetivamente nos proporcione predicciones<br />
eficaces, como hemos visto. Pero aceptar la utilidad de<br />
dichos enunciados no es lo mismo que negar toda<br />
<strong>posibilidad</strong> de verdad objetiva.<br />
Nietzsche<br />
Existen otras corrientes que coinciden con el pragmatismo en definir la verdad en<br />
función de la utilidad, pero que al tiempo niegan que exista ningún tipo de verdad objetiva.<br />
Desde este punto de vista, ningún enunciado puede ser verdadero, puesto que el lenguaje no<br />
puede representar la variabilidad y la complejidad de la realidad. <strong>La</strong> teoría más representativa<br />
de esta corriente (conocida como vitalismo) es la de Friedrich Nietzsche (1844-1900). Según<br />
este autor, la auténtica realidad está continuamente cambiando (es “devenir”) y no es fija. Sin<br />
embargo, los seres humanos tenemos la necesidad de fijar de algún modo este cambio<br />
continuo, para poder adaptarnos a él, comunicarnos, vivir en sociedad, etc. En un primer<br />
momento, fijamos esa realidad por medio de metáforas, que son polisémicas y abiertas (y en<br />
este sentido, se parecen en parte a la realidad). Pero a base de ser repetidas, esas metáforas<br />
se convierten en conceptos, es decir, en términos con un significado único. Finalmente, nos<br />
olvidamos de que esos conceptos han sido creados como metáforas, y los confundimos con la<br />
verdadera realidad. Es decir, nosotros creamos las “verdades” por necesidades de adaptación<br />
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