Tema 2: La posibilidad del conocimiento - inicio

Filosofía y Ciudadanía
Epistemología
entre ellos (esto es, la compatibilidad de dichos enunciados,
la posibilidad de que sean verdaderos al mismo tiempo). De
este modo, un enunciado nunca es verdadero o falso si se
considera de manera aislada, sino que siempre será
verdadero (o falso) en relación a un sistema (o sea, un
conjunto de enunciados), de tal modo que un enunciado que
pueda ser integrado entre los enunciados ya admitidos en el
sistema se tendrá por verdadero, y un enunciado que no sea
integrable en los mismos (es decir, que sea contradictorio con
alguno de ellos) será rechazado como falso.
En realidad, la teoría de Hegel contiene en cierto
modo también la teoría de la correspondencia, ya que Hegel
no es sólo idealista epistemológico (o sea, afirma que el
conocimiento depende del sujeto) sino que también es
Hegel
idealista metafísico (postura esta que consiste en afirmar que
la realidad está constituida fundamentalmente de pensamiento, y no de materia). Al adoptar
esta postura, Hegel considera que la realidad tiene exactamente la misma estructura del
pensamiento, y por tanto, que la realidad es coherente, como el pensamiento. Pensamiento y
realidad siguen correspondiéndose, aunque en este caso es la realidad la que se corresponde
con el pensamiento, y no a la inversa., ya que es la realidad la que se adapta a la lógica del
pensar.
Existe otra versión de la teoría de la coherencia que se distancia radicalmente del
idealismo metafísico de Hegel. Se trata de una teoría desarrollada en el seno del Círculo de
Viena (que comenzó defendiendo teorías de la correspondencia) por Hempel (1905-1997) y
Neurath (1882-1945) en los años treinta del siglo XX, y que en realidad constituye una teoría
de la verdad que se enmarca propiamente en la filosofía de la ciencia. Estos autores
consideran que en una teoría científica es imposible encontrar hechos puros que permitan
contrastar la teoría. Por hechos puros entienden aquellos que son totalmente independientes
de la teoría y de los supuestos de esta. Según Hempel y Neurath, esos hechos puros no existen
porque la misma observación y medición que el sujeto hace está ya cargada de teoría (por
ejemplo, cuando medimos la temperatura con un termómetro estamos asumiendo una serie
de teorías científicas sobre las que se ha construido el termómetro como instrumento de
medida, como que la dilatación es directamente proporcional a la temperatura). Por tanto, los
enunciados científicos no pueden contrastarse directamente con hechos puros, sino que
habrán de ser contrastados con el conjunto de la teoría, esto es, con los enunciados científicos
ya admitidos y con los hechos (no puros) que esa teoría permite observar. En consecuencia, el
enunciado en cuestión será admitido (considerado verdadero) si es coherente con la teoría, y
rechazado en caso contrario. Esta manera de concebir la ciencia supone, además, que son
posibles muchos sistemas científicos coherentes distintos para explicar los mismos hechos, y
que aunque esos sistemas sean incompatibles entre sí son, desde sus supuestos, verdaderos al
mismo tiempo (un caso concreto de esta situación serían la teoría de la relatividad y la física
cuántica, incompatibles en cuanto a alguno de sus supuestos, y sin embargo tenidas las dos
por verdaderas en la ciencia actual).
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