Tema 2: La posibilidad del conocimiento - inicio
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Filosofía y Ciudadanía<br />
Epistemología<br />
2.1.- Relativismo, objetivismo y escepticismo en Grecia<br />
1.- El relativismo de los sofistas<br />
Los primeros que supusieron una ruptura radical respecto a la manera de entender el<br />
<strong>conocimiento</strong> fueron los sofistas. Esta fue una corriente, surgida en el siglo V a.c., que rechazó,<br />
por inútiles, todas las especulaciones filosóficas acerca de la naturaleza (la física) y de la<br />
estructura última de la realidad (la metafísica), limitándose a tratar las realidades culturales, es<br />
decir, la sociedad, la ética y la política. Los sofistas adoptaron una postura escéptica respecto a<br />
la <strong>posibilidad</strong> de conocer la naturaleza, ya que según ellos sólo podíamos acceder a las<br />
apariencias de los objetos, y además únicamente a una porción de ellas, nunca a todo el<br />
conjunto. Por tanto, todo nuestro <strong>conocimiento</strong> de la realidad depende de las sensaciones, y al<br />
variar estas según los individuos y las situaciones, se vuelve imposible la obtención de una<br />
verdad objetiva, universal y absoluta. En cuanto al terreno de la cultura (al que denominaban<br />
“nomos”), los sofistas defendían que las leyes, costumbres, formas de gobierno, opiniones<br />
sobre la belleza, la justicia, el bien, etc., eran meramente convencionales, esto es, no<br />
provenían de una realidad independiente de los seres humanos, sino que eran producto <strong>del</strong><br />
consenso social. En consecuencia, la opinión de cada uno acerca de estas cuestiones dependía<br />
de sus gustos e intereses, con lo cual se mostraban relativistas en este terreno. Aunque los<br />
sofistas admitían la existencia de una “ley natural” en el hombre, que se correspondería con<br />
sus tendencias animales (básicamente, la búsqueda <strong>del</strong> placer o el dominio <strong>del</strong> más fuerte), las<br />
leyes de la ciudad y la moral establecida no se correspondían con esa tendencia natural, sino<br />
que al contrario pretendían inhibirla, por lo que algunos sofistas llegaron a considerar que<br />
dichas leyes eran perniciosas para los individuos y que debían desaparecer.<br />
En la crítica sofista a la noción tradicional de <strong>conocimiento</strong> jugó un papel importante<br />
su rechazo de la creencia, muy establecida en Grecia (y aun entre nosotros), de que el lenguaje<br />
representa fielmente el pensamiento, y este a su vez la realidad. Esta creencia es precisamente<br />
la base de la tendencia racionalista que estudiaremos a continuación, tendencia que considera<br />
que la razón puede acceder a la estructura inteligible de la realidad precisamente porque la<br />
estructura lógica <strong>del</strong> pensamiento coincide con esta. Los sofistas, por el contrario, defendían<br />
que el lenguaje era un producto cultural tan relativo como todos los demás, y como prueba<br />
alegaban que las mismas palabras no tienen idénticos significados ni las mismas connotaciones<br />
para los diferentes individuos. Por eso, los sofistas consideraban que el lenguaje no era un<br />
instrumento para alcanzar la verdad (como creían los racionalistas) sino que únicamente servía<br />
para persuadir a los demás, razón por la cual se dedicaron a la retórica (esto es, al arte de<br />
hacer discursos convincentes que se utilizaba en las asambleas políticas y en los tribunales de<br />
justicia).<br />
Protágoras<br />
Uno de los sofistas más representativos fue Protágoras (481-<br />
401a. c.). <strong>La</strong> postura relativista de Protágoras queda reflejada en su<br />
sentencia más conocida: “El hombre es la medida de todas las cosas, de<br />
las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son”.<br />
En esta cita Protágoras puede referirse al hombre como especie o al<br />
hombre como individuo. <strong>La</strong> primera opción querría decir que el hombre<br />
conoce siempre desde sí, y por tanto no puede alcanzar principios<br />
absolutos, pero sí sería posible un <strong>conocimiento</strong> común para todos los<br />
individuos (no absoluto, pero sí intersubjetivo). <strong>La</strong> segunda opción haría<br />
la verdad relativa a cada individuo y su situación, con lo cual no sería<br />
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