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donde se impartían algunos elementos de la enseñanza de la lectura pero
solamente con el propósito de aprender a leer correctamente desde su
posición de estudiante. (Ministerio de Educación, 1991)
A partir del curso 88-89 se puso en práctica el Segundo Perfeccionamiento
al que se le agregó el calificativo de continuo por su carácter dinámico e
interrumpido, bajo esta concepción se enfatizó en el trabajo educativo, la
estructura y contenido de la enseñanza concediendo particular importancia
al desarrollo de habilidades, la organización escolar, la dirección del
proceso docente educativo, la formación y superación del personal
pedagógico, el trabajo metodológico y la inspección escolar.
Un elemento positivo fue la unificación de las asignaturas Español y Literatura que posibilitó la estrecha vinculación de la
lectura, expresión oral, escrita, gramática y ortografía, que trabajadas en sistema favorecían el desarrollo de habilidades
idiomáticas y en particular la producción verbal. En el caso particular de la lectura se pretendía el disfrute, placer y hábito
lector.
Al consultar documentos como; programas, orientaciones metodológicas y
libros de texto (1990), se aprecia el carácter simplificado que la enseñanza
de la lectura mantenía en los planes de estudio, pues seguía siendo
patrimonio de la asignatura Español y Literatura, por lo que la superación
profesoral (1991-1998), de ese tiempo no contempla la capacitación de
todos los maestros para la enseñanza de la lectura, elemento que no
permitió el desarrollo de la habilidad profesional pedagógica.
En esta etapa aunque el programa Director de Lengua Materna ya
establecía el carácter rector de la lengua materna y en el caso particular de
la enseñanza de la lectura, esta debía ser trabajada científicamente desde
todas las asignaturas; la aplicación en todos los centros centró su atención
en el empleo del idioma como medio de comunicación y expresión y aunque
se logró concientizar a los maestros en su importancia y necesidad, no han
podido protagonizar su aplicación por carecer de habilidades profesionales
pedagógicas suficientes para hacerlo.
Por último, a partir del curso 1990-1991, con el perfeccionamiento y los cambios en los currículos realizados en la educación
superior, fueron implantados los denominados planes C. Ello obedeció a una necesidad de cambiar aspectos sustanciales de los
ya obsoletos planes A y B, a los que se le señalaron en sus momentos inconsecuencias entre el volumen de información y el
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