deuda externa alejandro olmos
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capitales creció desproporcionadamente; cuando unos y otros se quisieron<br />
ir, las reservas resultaron insuficientes y la contracción del circulante no<br />
pudo ser aplicada, ya que sólo en los modelos teóricos es posible rescatar<br />
una porción del dinero en circulación a medida que se venden los dólares<br />
de la reserva.<br />
Corroborando con creces lo denunciado por Olmos, las pericias señalan<br />
que el en<strong>deuda</strong>miento externo no ha beneficiado al sistema productivo,<br />
ni a la infraestructura, ni ha mejorado la capacidad de pago para permitir<br />
cancelar -aunque sea parcialmente- las obligaciones asumidas; y<br />
en su conclusión básica: que el acrecentamiento de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> carece<br />
de justificación económica, financiera y administrativa; indicando<br />
los responsables, que las consecuencias actuales y futuras han dañado<br />
el prestigio del país, que consideran probadas las denuncias, las fuentes<br />
documentales del estudio, y los fundamentos.<br />
Como objeto de estudio, interesa verificar cómo se fue en<strong>deuda</strong>ndo a las<br />
distintas empresas públicas, en muchos casos sin una necesidad financiera<br />
de en<strong>deuda</strong>miento externo que lo justificara. El caso de YPF es el más<br />
grosero y escandaloso de todos, pues por un lado el Estado le hacía pagar<br />
por el crudo un precio superior al que debía venderlo a las refinerías, y por<br />
otro se la endeudó desmesuradamente, sin dejarle evitar el riesgo cambiarlo,<br />
perjudicándola gravemente, y si no se llegó a la insolvencia fue por<br />
la magnitud de su patrimonio, logrado a través de décadas con el esfuerzo<br />
y trabajo de los argentinos.<br />
El expediente de la "<strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>" y el presente libro también deberían<br />
ser una fuente de estudio y de reflexión para gobernantes y políticos,<br />
pues hasta que no haya un conocimiento y concientización explícitos y generalizados,<br />
los hechos no se transformarán en experiencia. Ellos deben entender<br />
que los países deudores tienen condicionadas sus políticas, su situación<br />
relativamente independiente y aun su existencia como naciones.<br />
La "<strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>" merece mayor atención respecto de su origen y la<br />
forma en que se gestó, que la que causa desde su gestación, su administración,<br />
refinanciación, negociaciones y diferimíento en "eternum per sécula<br />
seculorum". Los centros de estudios deberían alternar las teorías, muchas<br />
veces impracticadas o impracticables o insufladas de coloniaje cultural, con<br />
el estudio minucioso de los hechos, herramientas, procedimientos y políticas<br />
para desarrollar una <strong>deuda</strong> absurda e inmerecida. A efectos de generar<br />
un contexto de control en la sociedad futura, debe expandirse ese conocimiento;<br />
ello permitirá vigilar la acción de los gobernantes.<br />
A propósito de ello, es de hacer notar que en las democracias no se tolera<br />
la más mínima violación o limitación de los derechos, lo cual es muy loable<br />
y correcto -por ejemplo, la libertad de prensa-, sin embargo resulta llamativo<br />
que algunos medios de control democrático, como ser centros de<br />
estudios, opinión pública, fundaciones, asociaciones, referentes mediáticos de<br />
máximo encumbramiento, permanecieron y permanecen impasibles, ignorantes<br />
y confundidos, mientras se contrajo y se refinancia una <strong>deuda</strong> que si no<br />
se tuerce el curso de la historia afectará a varias generaciones, violándose<br />
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descaradamente los derechos económicos y sociales amparados por nuestra<br />
Constitución y tratados internacionales.<br />
También llama la atención que los grandes medios, con excepción de<br />
muchos pequeños medios del interior, mantuvieron en silencio durante muchos<br />
años la cuestión del origen y el fraude de la <strong>deuda</strong>, en especial lo relacionado<br />
con la causa iniciada por Olmos y su resolución final; pero en los últimos<br />
tiempos, como si despertaran de un largo sueño, todos a coro y sin<br />
desafinar, ante vaya a saber uno qué directivas, y como montándose en el caballo<br />
del dueño de la verdad para jinetearlo según sus intereses, con total inescrupulosidad,<br />
gatopardismo y falta de honradez intelectual, toman conocimiento<br />
que existió un patriota llamado Olmos y de la investigación que<br />
impulsó, pero se cuidan muy bien de no profundizar en el origen y la constitución<br />
ilícita de dicha <strong>deuda</strong>; allí ya entran en las cuestiones técnicas de la<br />
negociación.<br />
En síntesis, entiendo que a partir de la causa "Olmos" se dieron a luz suficientes<br />
motivos por los cuales no se debe pagar la supuesta <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong><br />
que pretenden cobrarnos; entre otros motivos, los más importantes: por el<br />
origen de los préstamos; por las condiciones de los préstamos; por la renuncia<br />
a la soberanía; porque muchos de los actos considerados de "en<strong>deuda</strong>miento"<br />
se los puede caracterizar como ilícitos; por el destino del dinero recibido<br />
en préstamo; porque a la <strong>deuda</strong> pública contraída por el Estado se sumó<br />
también como pública la <strong>deuda</strong> que habían contraído en su propio beneficio<br />
las empresas privadas; porque la llamada "<strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>"ya fue pagada con<br />
creces; porque gobiernos del período llamado democrático, posteriores al auto<br />
denominado "Proceso de Reorganización Nacional", pagaron a los acreedores<br />
externos sin que el órgano pertinente -Poder Legislativo de la Naciónhaya<br />
investigado tal en<strong>deuda</strong>miento y así poder ARREGLAR la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>,<br />
conforme lo establece la Constitución Nacional.<br />
Entiendo también, reafirmando lo denunciado por Olmos, que lo que antecede<br />
se corrobora y complementa con la propuesta del jurista argentino, el<br />
Dr. Miguel Ángel Espeche Gil, de consulta a la Corte Internacional de Justicia<br />
de La Haya, señalando en dicha propuesta la existencia de cuatro vertientes<br />
básicas de ilegitimidad de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>:<br />
a) La del origen.<br />
b) El usurario aumento.<br />
c) Los acuerdos provenientes del Plan Brady.<br />
d) La ilegitimidad que se da en los casos de los países en los que sus respectivos<br />
negociadores gubernamentales -quienes acordaron en nombre de sus<br />
respectivos gobiernos los términos del Plan Brady- renunciaron poco después<br />
a sus cargos oficiales y de inmediato pasaron a desempeñarse como<br />
directivos precisamente de las entidades financieras beneficiadas con los<br />
acuerdos.<br />
En dicha propuesta se establece que deben aplicarse los principios generales<br />
del derecho de las naciones civilizadas, que se encuentran legislados<br />
y reconocidos en la mayoría de los códigos civiles y legislaciones de las na-<br />
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