deuda externa alejandro olmos
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Documento N° 13<br />
La voz de la Iglesia<br />
Mientras el Episcopado argentino toca con superficialidad y tolerancia el problema<br />
de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong>, los obispos católicos de los Estados Unidos<br />
produjeron un documento de trascendental relevancia. Su publicación, en Roma,<br />
cubrió cuatro páginas "sábana" del diario L'Osservatore Romano del Vaticano<br />
en una edición de agosto de 1990. En un extenso texto, la Iglesia católica<br />
de los Estados Unidos formula una enérgica condenación de la <strong>deuda</strong>,<br />
sosteniendo que ella no debe pagarse. Ésta es la posición de los obispos de<br />
ese país que la sostienen en "su condición de obispos del país acreedor".<br />
Esa declaración no se publicó en nuestro país. Y dada su extensión, incluyo<br />
en esta edición algunos fragmentos de la palabra episcopal de los<br />
EE.UU.<br />
Desde luego que cuando aludo a la debilidad de la Iglesia argentina<br />
frente al fraude de la <strong>deuda</strong>, excluyo a quienes son los más auténticos representantes<br />
de un Evangelio que otros olvidan. Destaco, por su servicio a la<br />
justicia y al pueblo, a Monseñor Hesayne, a Monseñor Novak, a Monseñor<br />
Arancedo, a Monseñor Pina, a Monseñor Maccarone, al Padre Farinello y a<br />
tantos otros que resisten a la injusticia y al becerro del dólar.<br />
Sigue una síntesis de la declaración de los obispos norteamericanos:<br />
"¿Qué hace la economía por el pueblo ¿Cómo afecta la economía al pueblo,<br />
y ¿cómo participa el pueblo de ella" Entre las cuestiones de política pública<br />
que examinamos a la luz de estas tres preguntas figuró la de qué hacer<br />
acerca de la <strong>deuda</strong> de los países en desarrollo del Tercer Mundo, de la cual<br />
más del treinta por ciento se debe a bancos comerciales estadounidenses y al<br />
Gobierno de los Estados Unidos.<br />
Esas palabras del Papa en Zambia presentan un reto especial para la Iglesia<br />
en los Estados Unidos. Nos retan a comprender mejor y a actuar sobre las<br />
consecuencias <strong>externa</strong>s de la enorme <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> de los países pobres.<br />
Debido a que una cantidad tan grande del dinero es a<strong>deuda</strong>da a los bancos<br />
estadounidenses, tenemos una responsabilidad especial de servir a la<br />
Iglesia universal haciendo oír nuestra palabra.<br />
Como obispos de los Estados Unidos, aceptamos este reto difícil. Comprendemos<br />
tanto la complejidad como la urgencia de la crisis de la <strong>deuda</strong> y<br />
el papel central de nuestro país como líder de la economía mundial.<br />
El hecho trágico es el de que, al tratar de pagar sus <strong>deuda</strong>s, los países<br />
más necesitados están sacrificando su futuro y la vida de millones de sus ciudadanos<br />
para contribuir capital a los países más ricos mediante el servicio<br />
de la <strong>deuda</strong> y el pago de la <strong>deuda</strong>.<br />
Aun cuando se ha prestado mucha atención, tanto pública como privada,<br />
a este problema crónico y creciente, el hincapié principal sigue haciéndo-<br />
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