deuda externa alejandro olmos
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ió -del Banco Central- los textos de algunos acuerdos celebrados con el<br />
FMI, pero en idioma inglés, porque el Banco no disponía de textos en castellano.<br />
Ante ello, el Juez reclamó a su Ministerio el envío de las correspondientes<br />
traducciones oficiales. En respuesta, su Ministerio comunicó que se<br />
hallaba gestionando ante el FMI (en Washington) las copias en castellano de<br />
dichos acuerdos. Vale decir: su Ministerio y el Banco Central se manejan en<br />
inglés. Y cuando se necesita volcar tales documentos al idioma del país, su<br />
Ministerio recurre a Washington para obtener traducciones al español (¡!).<br />
Fue así que, meses después del reclamo judicial, su Ministerio envió al Juzgado<br />
los textos en castellano que el FMI le remitiera. Y con membrete —por<br />
supuesto— del mismo Fondo. Este vergonzoso hecho -que los argentinos deben<br />
conocer- me obliga a señalar que su respuesta a la justicia de mi país<br />
constituye una afrenta a la dignidad nacional y una prueba de su desprecio<br />
a las instituciones y a la condición independiente de la República". Sobre esta<br />
misma cuestión, lanza, poco más tarde, un volante titulado 'Traición se<br />
escribe en inglés".<br />
En esa misma época denuncia ante la Justicia las irregularidades que se<br />
vienen cometiendo en la implementación del programa de propiedad participada,<br />
que, en el momento de privatizarse ENTel, otorgaba el 10% de las acciones<br />
telefónicas a sus empleados. Olmos considera que se está cometiendo<br />
un nuevo fraude al no entregar las acciones a los obreros telefónicos, no obstante<br />
que los dividendos redituados exceden largamente el pago a realizar<br />
por las mismas, al tiempo que se insiste en la práctica de designar funcionarios<br />
que representen a los trabajadores —sin la anuencia de éstos-, que realizan<br />
gastos extraordinarios en perjuicio de los mismos. De allí brota, poco después,<br />
su libro El fraude del programa de propiedad participada. Las acciones<br />
telefónicas. La trampa al personal y al Estado, también lanzado por la Editorial<br />
de los Argentinos.<br />
Pero más allá de esta denuncia en defensa de los obreros telefónicos, el<br />
tema de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> continúa concitando los mayores esfuerzos de Alejandro,<br />
quien no pierde oportunidad de insistir, una y otra vez, en la ilicitud<br />
de la mayor parte de la misma, así como de los intereses usurarios que devenga<br />
y las irregularidades cometidas en renegociaciones como el Plan<br />
Brady, dirigido a beneficiar a los tenedores de títulos notoriamente depreciados<br />
y canjeados por otros nuevos, con mejor garantía.<br />
Esta perseverante tarea de difusión, con escasísimos medios, concurre a<br />
instalar en la sociedad argentina el tema de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> como una de<br />
sus cuestiones más importantes. Aquello que Alejandro había iniciado, en<br />
plena soledad, trece años atrás, alcanza repercusión y torna a constituirse en<br />
una de las preocupaciones de los argentinos en los debates políticos. Por entonces,<br />
1995, él mantiene su lucha desde los Tribunales, agregando informes<br />
a los legajos y "sugiriendo ampliación de la investigación", pues "la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong><br />
continúa incrementándose como prolongación y consolidación de los<br />
ilícitos anteriores al 10 de diciembre de 1983". Denuncia, asimismo, que las<br />
negociaciones y renegociaciones que se han llevado a cabo bajo los gobiernos<br />
de Alfonsín y Menen implican "acuerdos que condicionan una política económica<br />
al servicio de intereses extraños al país".<br />
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En esa época -mediados de 1995- impulsa la constitución de un "Foro<br />
Nacional Convocante al juicio público de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> y sus responsables".<br />
El tema de la <strong>deuda</strong> resulta ya lo suficientemente conocido como para<br />
que cuadros antiimperialistas, intelectuales y políticos de diversos partidos<br />
adhieran al mismo. La declaración fundacional convoca a "una movilización<br />
popular contra el fraude de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> que determina una indigna dependencia<br />
de los poderes económicos, con sus trágicas secuelas de hambre,<br />
desocupación y miseria. Ello impone, ante la falencia de las instituciones, la<br />
obligación ineludible de llamar a la formación de un Tribunal Público que<br />
asuma la decisión de juzgar a los responsables del mayor crimen cometido<br />
contra los intereses del país... En el proceso -que hace 13 años tramitan los<br />
jueces de la República, en el marco de un silencio cómplice y de una sociedad<br />
que lo ignora- están los documentos, los testimonios y las pericias que prueban<br />
la expoliación económica y social dispuesta por quienes, desde 1976, vienen<br />
sometiendo a la Nación al designio de los centros transnacionales del<br />
poder financiero... El juicio público señala el límite que separa la traición de<br />
los deberes para con la Patria y su pueblo. De un lado están los que luchan<br />
contra la <strong>deuda</strong> y al servicio del país. Del otro, los que están contra el país,<br />
al servicio de la <strong>deuda</strong>."<br />
El Foro Nacional Convocante realiza su primer plenario en Icho Cruz,<br />
provincia de Córdoba, el 14 de julio de 1996. Allí resuelve: comprometer su<br />
esfuerzo en el juzgamiento de la <strong>deuda</strong> pública y sus responsables demandando,<br />
asimismo, la suspensión de todo pago mientras no se demuestre su<br />
legitimidad y fundar "las bases de un Tribunal Autónomo del Pueblo para<br />
juzgar todo acto, planes o políticas que atenten contra el interés nacional...<br />
convocando para ello a una movilización nacional de protesta y rebeldía para<br />
imponer la verdadera justicia".<br />
De esa reunión surge la decisión de que el Foro tome a su cargo la realización<br />
de un Juicio a la Deuda Externa, con fiscales, defensores y jueces<br />
para debatir públicamente la cuestión. Dicho juicio se concreta en octubre<br />
de 1996, en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, a través de ocho audiencias,<br />
constituyéndose en importantísimo avance en la formación de la<br />
conciencia pública acerca de la estafa y el saqueo producido por el en<strong>deuda</strong>miento<br />
externo. Acompañando esa reunión, Alejandro relanza su Palabra<br />
Argentina, ya no con aquellos colores rojos y negros de sus orígenes, sino en<br />
blanco y negro, con papel de modesto gramaje pero con este titular: "El fraude<br />
de la <strong>deuda</strong> <strong>externa</strong> ante el tribunal del pueblo".<br />
Poco después, completa esta campaña con una carta abierta al presidente<br />
Menem. Allí, afirma: "Venimos a demandar que la Constitución se cumpla...<br />
Vuelva a leer, Señor Presidente, esa Constitución que usted reemplazó<br />
por las instrucciones del Fondo y por los dólares del Banco Mundial que financia<br />
los despidos... No es nuestro propósito echar leña a la hoguera de los<br />
desencuentros y los odios. Pero tampoco podemos ser cómplices de la política<br />
que impone su gobierno... Su gobierno entregó, a precio vil, los bienes de la<br />
Nación y sigue sometiendo al país a una <strong>deuda</strong> que el país no tiene. Pero que<br />
debe pagar con el cierre de las escuelas, con las penurias de los enfermos y<br />
con la vida de los jubilados. Ya nada nos queda a los argentinos de las em-<br />
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