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Gran Canaria,05/2005 - ACEC. Viera y Clavijo

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CURSO: “GRAN CANARIA: GEOLOGÍA Y DIVERSIDAD”. 27 ­ 30 DE MAYO DE 20<strong>05</strong> 5<br />

actividad del Roque Nublo y sus antiguos relieves continuaron evolucionando, trabajados por<br />

la erosión sin apenas interferencias volcánicas.<br />

Durante poco menos de 1.000.000 de años de nueva inactividad de los volcanes, la<br />

erosión modela el paisaje provocando un nuevo vaciado de los materiales y evacuación hacia<br />

el mar. Se origina una segunda generación de superficies amesetadas o de aplanamiento,<br />

especialmente sobre las planchas del Roque Nublo, que son intensamente arrasadas y una<br />

segunda generación de valles de perfiles transversales poco acentuados como el de Chira, que<br />

son contemporáneos con un nivel marino al menos 60 metros más alto que el actual.<br />

Hacia 2,7 millones de años comienza el último de los tres grandes ciclos volcánicos<br />

que han construido <strong>Gran</strong> <strong>Canaria</strong>, cuya actividad se prolonga casi hasta el presente. Las<br />

erupciones de este Tercer Ciclo se concentraron casi exclusivamente en la mitad septentrional<br />

de la isla, interfiriendo sobre los paleorelieves anteriores de manera generalizada. Fue un<br />

volcanismo basáltico de tipo estromboliano, caracterizado por la aparición de innumerables<br />

conos volcánicos que originaron elevaciones puntuales del relieve tales como la Montaña de<br />

Ajodar (Gáldar). La Isleta surgió a lo largo de este período. Aunque las cronologías absolutas<br />

están poco elaboradas, el grueso de este ciclo se produjo probablemente en el primer millón<br />

de años tras su comienzo. Ello quiere decir que volcanismo y erosión han venido<br />

yuxtaponiéndose desde entonces creando formas típicas de interferencia como las rampas de<br />

valle que caracterizan a las vegas del Guiniguada, coladas, que discurriendo sobre los lechos<br />

de los barrancos, originan pequeños represamientos acabando por convertirse en terrazas<br />

lávicas sobre los cauces, morfologías alomadas como consecuencia de los muchos conos y<br />

mantos piroclásticos.<br />

Los rasgos climáticos<br />

La isla de <strong>Gran</strong> <strong>Canaria</strong> posee una notable variedad climática ya que se encuentra<br />

sometida, como el resto del Archipiélago, a la influencia de los vientos alisios, cuyos<br />

caracteres determinan durante el más del 90 por ciento de los días, el tipo de tiempo<br />

dominante. También se ve afectada por las menos frecuentes influencias de las perturbaciones<br />

templadas que originan lluvias desde los cuadrantes Sur y Suroeste y por las invasiones de<br />

aire seco sahariano, conocido aquí como tiempo sur, ésta se manifiesta en el contraste entre<br />

fachada expuesta a los vientos dominantes o barlovento, la mitad Nordeste o alisiocanaria, y<br />

la mitad Suroeste o xerocanaria, a sotavento; al componente altitudinal que origina un<br />

descenso pronunciado de las temperaturas y a la complejidad orográfica que procura<br />

diferentes orientaciones a los vientos y al sol en cortas distancias, creando ambientes<br />

microclimáticos diferenciados. No obstante, todo ello ocurre dentro de los parámetros<br />

definidos por un ritmo estacional de tipo mediterráneo, con inviernos frescos, cortos y<br />

húmedos y veranos largos, cálidos y secos. Las isoyetas muestran un reparto de las<br />

precipitaciones relativamente concéntrico en torno a los dos puntos culminantes de la<br />

Cumbre, sólo modificadas en su trazado por la presencia de los macizos montañosos de<br />

Tamadaba­Altavista, más lluvioso por su exposición al Noroeste, y de Pajonales­Inagua a<br />

sotavento, más seco que el anterior. El reparto de las precipitaciones no sólo tiene un fuerte<br />

componente de fachada (en totales llueve más en la alisiocanaria que en la xerocanaria), sino<br />

también orográfico (llueve más a más altura). Por si fuera poco, otra de las características de<br />

las lluvias es su tremenda irregularidad interanual. En efecto, en el análisis de una serie de 37<br />

años, entre 1951­52 y 1987­88, se pone de manifiesto la existencia de años muy húmedos<br />

(1955­56 con 733 mm) con años de gran sequía (1974­75 con 108 mm).<br />

La red fluvial de la isla se reduce a numerosos barrancos de estructura radial (dada la<br />

morfología circular de la isla) que recogen las aguas estacionales de la lluvia. No existe<br />

ningún curso de agua permanente debido a la escasez de precipitaciones y a la porosidad del<br />

terreno. Los barrancos más importantes son: al N, los de Moya y La Virgen; al NE, los de<br />

ASOCIACIÓN CANARIA PARA LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS “VIERA Y CLAVIJO”

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