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Enero - LiahonaSud

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carne he de ver a Dios." (Job 2:<br />

25-26)<br />

En cuanto a devoción, no puede<br />

haber un ejemplo más tierno que<br />

el de Ruth con su suegra, Noemí,<br />

quien le pidió a la nuera que. volviera<br />

a su gente después de la<br />

muerte de su marido. Ruth le respondió:<br />

"No me ruegues que te deje, y<br />

me aparte de ti; porque a dondequiera<br />

que tu fueres, iré yo, y dondequiera<br />

que vivieres, viviré. Tu<br />

pueblo será mi pueblo, y tu Dios<br />

mi Dios.<br />

Donde tú murieres, moriré yo,<br />

y allí seré sepultada; así me haga<br />

Jehová, y aun me añada, que sólo<br />

la muerte hará separación entre<br />

nosotras dos." (Ruth 1:16-17)<br />

Y la reina Ester, que en su determinación<br />

por salvar a su pueblo<br />

de la destrucción, buscando la ayuda<br />

de Dios por medio del ayuno, le<br />

dijo a Mardoqueo: "Ve y reúne<br />

a todos los judíos que se hallan en<br />

Susa, y ayunad por mí, y no comáis<br />

ni bebáis en tres días, noche<br />

y día; yo también con mis doncellas<br />

ayunaré igualmente, y entonces<br />

entraré a ver al rey, aunque<br />

no sea conforme a la ley; y si perrezco,<br />

que perezca." (Ester 4:16)<br />

Y Josué, el lider, al enternecer el<br />

corazón de la gente por el ejemplo<br />

que les dio de su elección, les dijo:<br />

"Ahora, pues, temed a Jehová, y<br />

servidle con integridad y en verdad;<br />

y quitad de entre vosotros los dioses<br />

a los cuales sirvieron vuestros<br />

padres al otro lado del río, y en<br />

Egipto; y servid a Jehová.<br />

Y si mal os parece servir a Jehová<br />

escogeos hoy a quién sirváis;<br />

si a los dioses a quienes sirvieron<br />

vuestros padres, cuando estuvieron<br />

al otro lado del río, o a los dioses<br />

de los amorreos en cuya tierra<br />

habitáis; pero yo y mi casa serviremos<br />

a Jehová. Entonces el pueblo<br />

respondió y dijo: Nunca tal acontezca,<br />

que dejemos a Jehová para<br />

servir a otros dioses;"<br />

"Y el pueblo respondió a Josué:<br />

A Jehová nuestro Dios serviremos,<br />

y a su voz obedeceremos." (Josué<br />

24:14-16, 24)<br />

Estos son sólo unos pocos de los<br />

innumerables ejemplos que nos<br />

dan las escrituras, y estudiando<br />

estos caracteres extraordinarios<br />

nuestro espíritu puede recibir la<br />

inspiración de su fortaleza. El razonamiento<br />

nos dice que ellos tuvieron<br />

que fundar su vida en las<br />

decisiones apropiadas. Estaban<br />

cimentados en la verdad y sus<br />

ejemplos nos enseñan lecciones<br />

gloriosas.<br />

El llamado del Señor es: "Venid<br />

ahora y arguyamos juntos. . ."<br />

(Isa. 1:18) El desea que escuchemos<br />

su doctrina y meditemos al respecto.<br />

Las escrituras nos dicen<br />

lo siguiente: ". . . que los hombres<br />

pudieran participar de las glorias<br />

que habían de ser reveladas, el<br />

Señor envió la plenitud del evangelio,<br />

su convenio sempiterno,<br />

razonando con simplicidad y claridad.<br />

. ." (D. y C. 133:57)<br />

El Señor desea que conozcamos<br />

su evangelio, que lo pongamos a<br />

prueba, que participemos de él,<br />

y que lo usemos como base para<br />

tomar nuestras decisiones. Esta<br />

es la forma en que los hombres<br />

pueden cimentar sus elecciones<br />

en la verdad. Cuando la razón se<br />

une a la verdad, surge una lógica<br />

convincente que establece en nuestro<br />

corazón la trayectoria que nos<br />

conducirá a una vida más noble.<br />

La razón es compatible con la<br />

verdad. No obstante el esfuerzo<br />

que hagamos por razonar con el<br />

error y la maldad, éstos siempre<br />

son error y maldad que conducen<br />

al caos espiritual. Es difícil comprender<br />

que haya alguien que,<br />

después de examinar la verdad,<br />

pueda decir "pues, a Dios: Apártate<br />

de nosotros, porque no queremos<br />

el conocimiento de tus<br />

caminos." (Job 21:14)<br />

Una de las declaraciones más<br />

tristes de las escrituras es la de<br />

Cristo, cuando dijo: "¡Jerusalén,<br />

Jerusalén, que matas a los profetas,<br />

y apedreas a los que te son enviados!<br />

¡Cuántas veces quise juntar a<br />

tus hijos, como la gallina junta<br />

sus polluelos debajo de las alas, y<br />

no quisiste! He aquí vuestra casa<br />

os es dejada desierta. (Mateo 23:<br />

37-38)<br />

Esta declaración es aplicable en<br />

nuestra época para aquellos que<br />

deliberadamente se niegan a allegarse<br />

al Señor y razonar con El.<br />

Dejemos que nuestro corazón<br />

se eleve hasta Dios, para que podamos<br />

recibir estas palabras de<br />

Juan:<br />

"Amados, si nuestro corazón<br />

no nos reprende, confianza tenemos<br />

de Dios;<br />

y cualquiera cosa que pidiéremos<br />

la recibiremos de él, porque<br />

guardamos sus mandamientos, y<br />

hacemos las cosas que son agradables<br />

delante de él.<br />

Y este es su mandamiento: Que<br />

creamos en el nombre de su Hijo<br />

Jesucristo, y nos amemos unos a<br />

otros como nos lo ha mandado.<br />

Y el que guarda sus mandamientos,<br />

permanece en Dios, y<br />

Dios en él. Y en esto sabemos<br />

que él permanece en nosotros, por<br />

el Espíritu que nos ha dado. (1<br />

Juan 3:21-24)<br />

En el nombre de Jesucristo.<br />

Amén.<br />

Liahona <strong>Enero</strong> de 1974 45

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