Enero - LiahonaSud
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de proveer para tantos desamparados.<br />
Actualmente, el control de la<br />
que una vez fuera bulliciosa capital<br />
de un país en vías de superación,<br />
es una tierra de nadie. Manzanas<br />
y manzanas de edificios destruidos<br />
y terrenos baldíos quedan como<br />
muda evidencia del atroz terremoto.<br />
Aunque muchos de los habitantes<br />
han abandonado la ciudad,<br />
dirigiéndose a los países vecinos,<br />
la mayoría de ellos se han mudado<br />
a los suburbios y a pueblos de ios<br />
alrededores, desde donde están<br />
regresando para comenzar a reconstruir.<br />
Los suburbios, que fueron zonas<br />
residenciales, se han convertido<br />
en sectores de negocios en etapa<br />
de reiniciación. Esta región no<br />
recibió el mayor impacto del<br />
terremoto.<br />
La actitud de los habitantes va<br />
desde el extremo pesimismo ante<br />
el panorama de destrucción total,<br />
al completo optimismo por la prosperidad<br />
repentina creada en algunas<br />
industrias que renacen más<br />
fuertes que nunca.<br />
A medida que la gente procura<br />
reconstruir edificios y vidas, por<br />
todas partes se ven aparecer carteles<br />
que proclaman que éste es "el<br />
año de la esperanza y la reconstrucción".<br />
Pero, ¿qué se sabe de los 1.700<br />
Santos de los Últimos Días en<br />
Managua? ¿Cuál es su actitud?<br />
¿Qué papel tienen en esta tarea de<br />
recomenzar casi de la nada?<br />
De las dos ramas que existían<br />
en Managua, la capilla de la Rama<br />
Primera quedó tan dañada que es<br />
necesario construir una nueva.<br />
Entretanto, los miembros se<br />
reúnen en locales provisorios, La<br />
Rama Segunda no tenía edificio<br />
propio, pero la casa en la cual se<br />
reunían los santos, quedó totalmente<br />
destruida, así que las reuniones<br />
se llevan a cabo en la casa<br />
del Presidente de la Rama, hermano<br />
Armando García.<br />
El presidente García recuerda<br />
que la noche del terremoto él y<br />
su hermano, con sus respectivas<br />
familias, abandonaron su casa<br />
después del primer temblor. Inmediatamente<br />
se arrodillaron para<br />
agradecer al Señor por haberlos<br />
protegido, y según declaró el hermano<br />
García, a medida que oraban<br />
sintieron la seguridad de que superarían<br />
el amargo trance; hasta los<br />
niños perdieron toda traza de<br />
temor.<br />
El Presidente se dirigió entonces<br />
a la casa que la Rama había<br />
estado usando como capilla, y se<br />
las arregló para sacar de allí los<br />
registros y los fondos; después,<br />
él y su hermano se dedicaron a<br />
comprobar las condiciones en que<br />
se encontraban los miembros, y<br />
encontraron que milagrosamente<br />
todos se habían librado de tragedias<br />
físicas.<br />
Todos los relatos sobre la fe de<br />
los santos y los actos de generosidad<br />
y amor, les han servido para<br />
aumentar sus testimonios y darles<br />
la fortaleza espiritual necesaria<br />
para enfrentar el futuro.<br />
Casi todos los miembros de la<br />
Iglesia perdieron sus casas y posesiones<br />
en el terremoto, y muchos<br />
se quedaron sin trabajo, al ser<br />
destruidos también los comercios<br />
y las industrias. En los desalentadores<br />
meses que siguieron a la<br />
catástrofe, la Iglesia envió ayuda<br />
por medio del Plan de Bienestar;<br />
bajo la administración del Presidente<br />
de la Misión Centroamericana,<br />
el programa proveyó a los<br />
santos con alimentos y artículos de<br />
primera necesidad.<br />
A medida que los santos han<br />
ido readquiriendo la capacidad<br />
de mantenerse, esta ayuda se ha ido<br />
retirando. Lenta, pero seguramente,<br />
¡os miembros de ambas<br />
ramas van reparando y reconstruyendo<br />
sus hogares, y al paso<br />
que lo hacen, también reconstruyen<br />
su vida, y vuelven a dedicar sus<br />
esfuerzos al servicio del Señor.<br />
Para muchos de ellos, el terremoto<br />
ha servido para fortalecer su testimonio<br />
y unir a los miembros de<br />
las familias y a los hermanos en<br />
general.<br />
La obra misional se desarrolla<br />
con renovada energía, y los miembros<br />
proveen a los misioneros<br />
más referencias que antes. En las<br />
obras de reconstrucción de la capilla<br />
trabajan muchas personas que no<br />
son miembros; se han efectuado<br />
muchos bautismos, y hay muchas<br />
familias que se encuentran en el<br />
proceso de investigar el evangelio,<br />
entre ellos personas que en otras<br />
ocasiones rechazaron a los misioneros.<br />
La actitud general de los miembros<br />
de la Iglesia se refleja en el<br />
comentario que han hecho con<br />
respecto a un cartel, colocado en<br />
el centro de Managua, que proclama:<br />
"¡Managua duerme, pero<br />
no está muerta!" No es así según<br />
los santos. El terremoto no los<br />
mató, pero tampoco los adormeció,<br />
sino que los despertó y les<br />
abrió los ojos a las responsabilidades<br />
y bendiciones que tienen<br />
como miembros de la Iglesia de<br />
Jesucristo.<br />
Liahona <strong>Enero</strong> de 1974 47