Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Hizo un ruido como gruñido y de repente sus brazos estaban alrededor<br />
mío, jalándome contra él. Me tomó con la guardia baja y tambaleé, mi nariz<br />
chocando contra su pecho. Dolió. Pero olía bien. Limpio, masculino y bueno…‖<br />
familiar. Una parte de mi recordaba haber estado tan cerca de él y era<br />
reconfortante.‖Algo‖en‖mi‖mente‖decía‖“seguro”.‖Pero‖no‖pude‖recordar‖cómo‖o‖<br />
porque.<br />
Una mano se movió incansablemente por mi espalda.<br />
—Lo siento —dijo—. Malditamente lo siento.<br />
La amabilidad era demasiado. Estúpidas lágrimas afloraron. —<br />
Difícilmente le muestro mi trasero a alguien y ahora está por todo el internet.<br />
—Lo sé, bebé.<br />
Descansó su cabeza en contra de la cima de la mía, abrazándome<br />
apretadamente mientras yo balbuceaba en su playera. Tener a alguien en quien<br />
sostenerme ayudaba. Estaría bien. Profundamente sabía que lo estaría. Pero en<br />
ese entonces no podía ver mi camino claro. Estando aquí con sus brazos a mí<br />
alrededor se sintió correcto.<br />
No sé cuando empezamos a mecernos. David me balanceó gentilmente<br />
de lado a lado como si estuviéramos bailando alguna canción lenta. La<br />
abrumadora tentación de quedarme así con mi cara presionada en su camisa<br />
fue lo que me hizo alejarme, tenía que calmarme. Sus manos se asentaron<br />
ligeramente en mis caderas, la conexión no rota completamente.<br />
—Gracias —dije.<br />
—Está bien. —El frente de su camisa tenía un parche de humedad<br />
gracias a mí.<br />
—Tu camisa esta toda empapada.<br />
Se encogió de hombros.<br />
Lloraba feo. Era un don mío. El espejo lo confirmaba, ojos rojos<br />
demoniacos y mejillas sonrojadas rosa fluorescente. Con una sonrisa torpe me<br />
alejé de él y sus manos cayeron de vuelta a sus costados. Rocié mi cara con agua<br />
y la sequé en una toalla mientras él estaba de pie sin hacer nada, frunciendo el<br />
ceño.<br />
—Vamos a dar un paseo —dijo.<br />
—¿De verdad? —Le di una mirada dudosa. ¿David y yo solos? Dado a la<br />
situación matrimonial y nuestros preciados encuentros sobrios no parecía el<br />
plan más inteligente.<br />
—Sí. —Frotó sus manos juntas, mostrándose muy entusiasmado—. Solo<br />
tú y yo. Estaremos fuera por un tiempo.<br />
55