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—David. —Lo miré con una sonrisa nerviosa. Más que lista para más<br />
besos. Más de él.<br />
—Acuéstese de lado —dijo, sus manos me maniobraron hasta que él se<br />
hallaba detrás de mí.<br />
Un brazo se deslizó por debajo de mi cuello y la otra colgaba alrededor<br />
de mi cintura, acercándome más a él. Sus caderas se adaptaron al tamaño de mi<br />
trasero perfectamente.<br />
—¿Qué hacemos? —pregunté, perpleja.<br />
—Cucharear. Lo hicimos esa noche por un tiempo. Hasta que te sentiste<br />
enferma.<br />
—¿Nosotros cuchareamos?<br />
—Sip —dijo—. Etapa dos en el proceso de rehabilitación de memoria,<br />
cucharear. Ahora duérmete.<br />
—Sólo me desperté hace una hora.<br />
Presionó su cara en mi cabello e incluso pasó una pierna sobre las mías<br />
por si acaso, fijándome a la cama.<br />
—Mala suerte. Estoy cansado y quiero cucharear. Contigo. Y de la<br />
manera en que yo lo veo, me lo debes. Así que vamos a cucharear.<br />
—Lo tengo.<br />
Su aliento calentaba el lado de mi cuello, enviando escalofríos por mi<br />
columna.<br />
—Relájate. Estás muy tensa. —Sus brazos se apretaron a mi alrededor.<br />
Después de un momento, agarré su mano izquierda, pasando las yemas<br />
de mis dedos sobre sus callosidades. Usándolo como juguete para<br />
tranquilizarme. Las puntas de sus dedos estaban duras. También había una<br />
cresta en la parte baja de su pulgar y otra leve a lo largo de la parte inferior de<br />
sus dedos, donde se unían a la palma de su mano. Obviamente, pasaba mucho<br />
tiempo sosteniendo guitarras. En la parte posterior de sus dedos había sido<br />
tatuada la palabra Free. En su mano derecha estaba la palabra Live. No podía<br />
dejar de preguntarme si el matrimonio afectaría esa libertad. Ondas de estilo<br />
japonés y un dragón serpenteante cubría su brazo, los colores y los detalles eran<br />
impresionantes.<br />
—Háblame de tu especialidad —dijo—. Estudias arquitectura, ¿no?<br />
—Si —le dije, un poco sorprendida de que lo supiera. Obviamente se lo<br />
dije en las Vegas—. Mi padre es arquitecto.<br />
Entrelazó sus dedos con los míos, poniendo freno a mi inquietud.<br />
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