guia para operadores que trabajan en orientacion y ... - conjoven

importante, difundir los programas. No pretendemos que los docentes y los orientadores
desarrollen todas estas competencias de buenas a primeras. Es un esquema ideal al cual se
debería llegar. Sin embargo, cabría preguntarse cuáles de todas estas poseemos ya y,
principalmente, cuáles nos faltan aún adquirir.
Por regla general, repito, nos limitamos al diseño de los cursos y a impartir clases en el caso
de los docentes, y a dar pequeñas charlas vocacionales y aplicar test en el caso de los
orientadores. Como se puede apreciar, debemos ir más allá de esta reducida visión. En el
fondo, este cuadro de competencias genéricas de GIBB y la Universidad de DURHAM,
plantean con toda nitidez la necesidad de que el docente y el orientador desarrollen un
ENFOQUE DE MERCADO. Es decir, deben ser capaces de conocer a sus clientes, identificar y
satisfacer sus necesidades de formación, organizar y “marquetear” los programas, etc.
Sabemos bien que la sola mención de la palabra MERCADO puede erizar la piel de muchos
docentes, orientadores, autoridades y hasta dirigentes magisteriales. El sentido que le
queremos dar no implica necesariamente una cuestión económica que nos lleve a afirmar
que sólo los cursos o formaciones “rentables” son viables, aunque con legítimo derecho
puede, si lo desea, utilizarlo de ese modo un docente, un orientador o un centro educativo.
El enfoque de mercado en este caso se refiere a la necesidad de conocer a fondo a nuestro
público objetivo y diseñar “productos” formativos y de orientación que se adapten a sus
necesidades y que en consecuencia proporcionen herramientas que les sean prácticas y
útiles para la actividad empresarial.
Si la analogía es válida, sucede lo mismo entre un docente centrado en su curso o un
orientador centrado en su test con un empresario centrado en su producto. Pueden tener
cualidades intrínsecas innegables – solidez pedagógica o validez interna por un lado o
atributos de calidad envidiables por el otro – pero ¿se adecuan acaso al público? ¿Los
clientes y consumidores verán en ellos una posibilidad real de satisfacer sus necesidades? Tal
vez las altas tasas de deserción puedan ser un indicador de que hay un desfase entre lo que
nosotros creemos que debemos enseñar u orientar y lo que los jóvenes emprendedores
necesitan para desempeñarse en el mundo de los negocios.
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