Mano(lado b)La icónica fotografía de la niña del napalm, donde el fotógrafo NickUt registrara a Phan Thi Kim Phúc, a los nueve años, desnuda,corriendo por la carretera y cubierta de napalm, huyendo duranteun bombardeo en Vietnam, cumplió 40 años en 2012. Poco másde una semana antes del aniversario de esta imagen, que le dierala vuelta al mundo y vertiera conciencias enfurecidas en contra dela Guerra de Vietnam, en México se produjo una fotografía igualmenteescalofriante.La primera vez que la vi fue en un teléfono celular que alguienme mostraba, y me vino a la mente de inmediato la imagen de Ut.La de Ut fue vista en periódicos. La mexicana seguramente fuevista por miles de personas en celulares y computadoras. Éste es elretrato de nuestra niña del napalm, me dije.La segunda vez que vi la fotografía, publicada en la portadade un periódico en venta dentro del metro, me quedó claro que enmi conciencia interior esta imagen era un punto de quiebre parami forma de entender la violencia desatada en México a partir del2006. La imagen de la que hablo, producida por Joaquín Murrieta,muestra a dos chicas huyendo de la escena donde explotara un118
Ausencia compartida119coche bomba, afuera de la Presidencia Municipal de Nuevo Laredo,el 29 de junio, a escasos días de la elección presidencial del 2012.Uno de los poderes fundamentales de la imagen visual consisteen que no se puede des-ver. Una vez vista, la escena de las dos chicasque huyen resulta imposible de borrar de la memoria; lo persiguen auno. La chica de mayor edad, cubierta en sangre, con los pantalonesmanchados y la blusa rota, camina sosteniendo un celular con unamano y tapándose la boca con la otra. Resulta imposible no pensaren las horas que siguieron, preguntarnos si alguien piadoso la habrácubierto con una chamarra o le habrá regalado ropa para quitarseesos pantalones de mezclilla empapados en sangre, si habrá hechoel esfuerzo imposible de lavar la camisa enrojecida, que quizás era sufavorita, o si la habrá tirado a la basura.Existe un dilema fundamental en el fotoperiodismo quecomúnmente se comenta utilizando como ejemplo la fotografíade Ut. ¿Qué debe hacer un fotógrafo? ¿Tomar la foto o ayudar aquien necesita auxilio? La respuesta precisa la ejemplifica el casomismo de Ut, quien tomó la fotografía y después llevó a Kim Phúca recibir atención médica. Así como alguien ayudó a la niña delnapalm, espero que alguien haya ayudado a esa chica tamaulipecaa limpiarse la sangre de la cara, esa misma cara que en el instantede la fotografía se cubre con la mano en un gesto que es símboloinequívoco del horror.Cuando algo nos impresiona, todos recurrimos a este gesto.Tiene el celular en la mano, acaba de hablar con alguien o está porhacerlo, pero ahora se cubre la boca. Quizás reaccionemos así ante elpasmo para no dejar que se nos escape el alma ante el horror. Conla boca cubierta, esta chica, como tantos otros, calla ante el caos dela violencia porque primero tiene que asegurarse de estar todavíaviva. Ésta es la diferencia fundamental entre la imagen de Murrieta yla fotografía de la niña del napalm. En el bombardeo en Vietnam, laniña grita, vocifera; su dolor encuentra cauce en su llanto. En cambio,