Túnel(lado b)La locura es una suerte de secreto a voces. En el caso de MartínRamírez —artista mexicano hundido todavía casi por completo enel anonimato— el secreto se guardó entre líneas. Tras irse al nortecomo bracero en 1925, la Gran Depresión lo sorprendió y fue arrestadocomo indigente en California en 1931 e internado en el manicomioDeWitt State Hospital por 15 años. Diagnosticado comoesquizofrénico catatónico y sin hablar inglés, se dedicó el resto desu vida a elaborar meticulosos dibujos, los cuales fueron redescubiertosy exhibidos en el American Folk Art Museum de Nueva Yorken el 2007. El de Ramírez se trata de un secreto triple: el misteriode la identidad de este hombre que el arte contemporáneo apenascomienza a reconocer, la duda en torno al mensaje de su obra y lapregunta: ¿verdaderamente estaba loco?La institución psiquiátrica es por definición un espacio deexclusión, el espacio perfecto donde gestar la secrecía; cualquier cosacreada en su interior se unge de secreto. Como el Hôpital Général deParís descrito por Foucault, el manicomio de la Gran Depresión enEstados Unidos68
Ausencia compartida69no era un establecimiento médico. Era más bien una suerte deestructura semijudicial, una entidad administrativa que, a la par depoderes ya constituidos, y fuera de las cortes, decide, juzga y ejecuta...una soberanía cuasiabsoluta, una jurisdicción sin apelación... entrela policía y las cortes, al límite de la ley: un tercer orden de represión.Este fue el contexto donde Martín se dedicó por años a escondersebajo la mesa para poder dibujar imágenes alucinantes con crayolasderretidas y saliva tuberculosa.Como institución total, el manicomio se convierte en productorde verdades inventadas. Si el paciente dice que no está loco, esevidencia suficiente de que sí lo debe estar. Un diagnóstico es unasentencia, y ante tal poder, no queda más que callar. Eso fue lo queMartín Ramírez hizo. Callar. No habló con nadie, sencillamenteporque no sabía inglés, y así se le diagnosticó: como catatónicoesquizofrénico.El silencio es fiel acompañante del secreto. El silencio y elsecreto se protegen mutuamente. Dice Le Breton que “es secreto loque sella el silencio”. El silenciamiento intencionado convierte a loinnombrable en secreto, en un espacio inaccesible. Lo guardado esaquello que se mantiene reservado y oculto, “secernere, recordemos,hace referencia a lo que ha sido separado”, cercenado. Y qué mayorseparación que la de un hombre aislado de la sociedad, la imagendel catatónico, del que no habla. El psiquiátrico empuja al límite dela invención, y fue en el dibujo donde Ramírez encontró quizás laúnica forma de revelar lo que llevaba en su interior.Tarmo Pasto, un profesor de psicología y arte de SacramentoState University, descubrió los dibujos de Ramírez en los cincuenta ycomenzó a llevarle material de dibujo, e incluso organizó una exposiciónde su obra. Pero no fue hasta recientemente que se redescubrióel corpus de la obra de Ramírez y se llevó a cabo la retrospectiva