ertad de la participación en un poder colectivo, poder en acto,voluntad positiva, que “confería derechos de libertad a los ciudadanos”12 . La libertad de los modernos es completamentenegativa o defensiva, los hombres son individuos libres ya antesde entrar en sociedad, y es preciso defender las libertadesque no han sido alienadas en el pacto social.Evidentemente todos estos mo<strong>del</strong>os son preanarquistas. Seránecesario enviar a los libertarios-liberales a releer su Bakunin.Pero, de todas maneras, volvamos sobre el tema.Antes que nada, un problema conceptual. Si decimos: “elpoder colectivo o social otorga derecho de libertad al ciudadano”,se diría que hay dos sujetos políticos, uno el poder social,el otro el ciudadano que recibe un derecho, lo cual es una impresiónfalsa.En nuestros días se ha olvidado la distinción –aristotélica yescolástica, central en Spinoza y fundamental en política–, entrepotentia y potestas: la potencia, o poder, como capacidad(“el poder de crear” o de hacer), y el poder como dominación(“el poder de ordenar”, y de hacerse obedecer), confundiendode este modo la capacidad que tiene el agente de la acción,individual o colectivo –capacidad o poder que da al sujeto políticola posibilidad de establecer una relación sinérgica compatiblecon la igualdad en la acción colectiva–, con la dominación,que es siempre una relación asimétrica entre aquel o aquellosque mandan y aquel o aquellos que obedecen.En el espacio político común e igualitario de la asamblea, el“poder” es el resultado de la acción de todos, y ese poder es antesque nada una capacidad de hacer o de decidir (potentia). En lademocracia directa el problema no proviene de la capacidad colectivade instituir la vida común, sino de la toma de decisiones através de una mayoría, lo que significa desconocer la opinión <strong>del</strong>a minoría, incluso de uno, e imponerle la decisión mayoritaria.Detrás de la democracia directa sigue habiendo otro problemaprimordial: ¿debe haber en toda institucionalización <strong>del</strong>a sociedad un poder de coacción legítimo, una arkhé politiké,o potestas, separada de la sociedad civil, como lo pretende elparadigma tradicional de lo político 13 ? Incluso si la soberaníaestá entre manos <strong>del</strong> demos, el problema primordial de lo políticosubsiste.18 / EDUARDO COLOMBO
Veamos, entonces. ¿Qué interés tendríamos hoy en oponerdos mo<strong>del</strong>os de libertad, uno llamado “de los antiguos” y otro“de los modernos”? Uno, democrático, que prepara el lecho altotalitarismo, y que reúne a fascistas y comunistas. El otro,liberal, que pone un límite al poder político mientras reconocela soberanía popular en nuestros sistemas representativos, queson viables, como la realidad lo muestra, solamente allí dondereina el capitalismo. Si las premisas son verdaderas, la pregunta,formulada así, trae la respuesta: ¡defendamos lo que existe,disfrutemos de las libertades que conocemos y que elneoliberalismo capitalista nos permite! Y olvidemos la explotación,la miseria y la guerra.Pero estas premisas no son verdaderas, más todavía, estosmo<strong>del</strong>os son de una simplificación extrema, definidos por unsolo trazo: la libertad de y la libertad para 14 . Desde el punto devista de la historia, son anacrónicos, construidos y vueltos aactualizar en función de las necesidades <strong>del</strong> presente.La polis griega, y en particular Atenas a partir de los siglosVII y VI a.C. rompe con el mundo arcaico introduciendo un procesohistórico instituyente, que por primera vez permite a loshombres tomar conciencia <strong>del</strong> hecho de que son ellos los únicosresponsables de las instituciones –normas, convenciones,leyes, régimen sociopolítico– de la sociedad. La ley tradicionalera inmutable, dictada en los orígenes de los tiempos por losdioses o los ancestros. Ahora el demos crea la ley, la modifica,la anula 15 . El Estado, en el sentido moderno <strong>del</strong> término, comoinstancia distinta y separada <strong>del</strong> cuerpo social, no existía. Loque es fundador en la polis es la afirmación de la autoinstituciónde la sociedad, con las consecuencias que esto acarrea: la creaciónde un espacio público en el que los hombres son iguales,en donde la palabra es libre. El voto mayoritario que se expresaen la asamblea sirve para tomar una decisión y, entonces, nohay necesidad de elegir representantes. “La representación esun principio ajeno a la democracia 16 .”La democracia griega no es un mo<strong>del</strong>o, fue un momento enla historia, muy corto y muy alejado de nosotros. Tenía susexcluidos: las mujeres, los esclavos, los extranjeros.En su faz negativa, la soberanía <strong>del</strong> demos y la autoinstituciónexplícita <strong>del</strong> nomos contenían un mecanismo de decisiónLA VOLUNTAD DEL PUEBLO / 19
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