un transgresor de la norma; contra lo que es, él será para aquelloque, no siendo todavía, tenga la posibilidad de advenir. Todoestá en la historia, en lo social histórico, pero el anarquismo noes “historicista” 8 .Malatesta había escrito: “No se trata de hacer la anarquíahoy, mañana, o en diez siglos, sino de avanzar hacia la anarquíahoy, mañana, siempre”. Él pensaba con justeza que la anarquíasería posible solamente si los hombres la desean, y si ponenen acción una voluntad revolucionaria. “La existencia deuna voluntad capaz de producir efectos nuevos, independientesde las leyes mecánicas de la naturaleza, es un presupuesto necesariopara aquellos que sostienen que es posible reformar lasociedad” 9 . Y para ir hacia un “estado de sociedad sin gobierno,sin poder, sin autoridad constituida” 10 , es preciso entoncespensarlo y quererlo. Concebida así, la anarquía se inscribe en lalarga duración de la historia, se identifica con el espíritu derevuelta y con el deseo de libertad, pero agrega un contenidoconceptual, una imagen de la sociedad que le es propia.Con cierto anacronismo, diversos autores creyeron ver enel pasado lejano el hálito de la anarquía; incluso Nettlau, elHerodoto de la anarquía, como lo llama Rocker, va a buscar ala Antigüedad “el recuerdo de las revueltas e incluso de lasluchas, nunca concluidas, emprendidas por algunos rebeldescontra los más poderosos”. En los mitos de los Titanes o dePrometeo, pasando por los heréticos contra los dogmas <strong>del</strong>papado romano, los Hermanos <strong>del</strong> Espíritu Libre, los discípulosde Huss, los libertinos, los mártires como Servet o Bruno, laAbadía de Telema, los rabiosos, Babeuf y Maréchal, hastaEnquiry concerning Political Justice de Godwin, encuentra alos precursores de esos anarquistas que pondrán fin, quizás,algún día, a la “larga noche de la era autoritaria”.Todas esas luchas, esos esfuerzos, esos sufrimientos, las aspiracionesde esos vencidos ahogados con frecuencia en la sangre,son momentos formidables en el camino de la libertad;abrieron paso al anarquismo pero no forman todavía parte <strong>del</strong>a idea de la anarquía.El trono se hunde y el altar tiembla, la república reemplazaa la monarquía por derecho divino, pero la lucha contra laautoridad vigente no significa en sí la negación de toda autori-36 / EDUARDO COLOMBO
dad, ni va necesariamente de la mano de la imagen de unasociedad sin coacción. Como dice Claude Harmel en su Histoirede l’anarchie: “Si se incluye en el linaje anarquista a todos aquellosque se sublevaron contra el poder, contra la idea de poder,la historia de la anarquía se confundiría con la historia de loshombres: sería el reverso de la historia universal”.Imaginar la anarquía como la definimos, pensar la teoría oel proyecto de una sociedad anarquista, es una posibilidad queaparece en un momento particular de la historia de Occidente,y que no surge, completamente hecha y por azar, de la cabezade un rebelde genial, sino que es producto de condiciones realesde explotación y de la dominación de clase, de la formaestatal <strong>del</strong> poder político y de las luchas sociales asociadas conél. Es hija de las Luces y de la Revolución Francesa. Pero unavez concebida no se reduce a las condiciones que determinaronsu nacimiento. Su fuerza expansiva se propaga como un valora disposición de la humanidad entera.Además, las ideas en general no tienen un origen asignable,existen en embrión, o por briznas aquí y allí; pero se solicitanmutuamente, se reúnen, se reorganizan y toman, a posteriori,un sentido nuevo cuando una nueva situación social las hacevivir. La idea surge de la acción y debe volver a la acción, afirmabaProudhon 11 , y Bakunin va más lejos todavía 12 : hay que irde la vida a la idea. “Quien se apoya sobre la abstracción, encontraráallí la muerte.”Cuando el movimiento anarquista se constituye como tal–origen que podemos situar históricamente, para poner unafecha simbólica, en el congreso de Saint-Imier (1872)–, el anarquismose convierte en un corpus teórico que organiza,sistematiza, representa y justifica la lucha, y los métodos <strong>del</strong>ucha, para llegar a una transformación profunda de la sociedaden vistas a construir un espacio político –o régimen político–concebido como la anarquía. La anarquía es la meta ideal,la finalidad <strong>del</strong> anarquismo. Sin embargo, el contenido socialista<strong>del</strong> anarquismo no se concentra en una sola tendencia y,según los momentos de la historia y de las regiones <strong>del</strong> globo,las corrientes anarcoindividualistas, incluso minoritarias, manifestaránsiempre su presencia. Evidentemente, por la lógicamisma que emana de sus premisas, y también por el espírituLA VOLUNTAD DEL PUEBLO / 37
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