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Globalización y cultura 75apuntar hacia una única «cultura mundial» y una única «identidad planetaria»,vivimos también una época de reafirmación, a veces espectacular, delos referentes culturales de las identidades colectivas diferenciadas, que secargan de valor simbólico quizá como nunca anteriormente.Hay que precisar, por otra parte, que los procesos de reafirmación culturale identitaria no están reñidos con el uso instrumental de elementos quesí pueden estar globalizados. Lo importante es analizar en qué lógica sonsubsumidos, porque pueden serlo en lógicas confrontadas a la del Mercado,como instrumentos de extender la resistencia frente a esta desde la perspectivade la defensa de intereses y modelos «locales», comunitarios. Sonbuenas pruebas de ello la utilización de internet por parte del movimientochiapaneco para darse a conocer y conseguir respaldos, y de los colectivosanti-globalización para coordinar sus debates y acciones, o de la OIT pormuchos movimientos indígenas para defender sus derechos.3.3. Globalización y vaciamiento de las instituciones políticasTambién es muy importante atender a los efectos de la globalización en ladimensión política. El principal de ellos ha sido el vaciamiento de la mayorparte de los contenidos y funciones de las instituciones definidas tradicionalmentecomo políticas. Ello no podía ser de otra manera porque, si avanza lalógica del Mercado, liberándose de cualquier traba, ha de retroceder, consiguientemente,la constricción de este en el marco de los estados-nación (delos estados real o, casi siempre, supuestamente nacionales) y de las relacionesentre ellos (de las relaciones inter-nacionales). La acción reguladoray, en mayor o menor grado, redistribuidora del Estado, de cualquier Estado,pero sobre todo de aquellos que respondían al pacto keynesiano, no es compatible,o lo es sólo provisionalmente, con la lógica del Mercado «libre», nosólo hegemónica sino sacralizada, que no atiende a especificidades territorialesni identitarias, salvo cuando ello le sea productivo, ni respeta fronteras,ni acepta proteccionismos, ni tolera frenos ni regulaciones, por más queestos puedan ser el intento de garantizar la no destrucción a corto plazo deltejido económico, de la cohesión social y de la identidad cultural de unpueblo. Por ello, para facilitar el avance de la conversión en mercancía detodo cuanto pueda ser susceptible de ser apropiado como tal, es por lo quese ha desmontado, total o parcialmente, allí donde alguna vez existió, elEstado del Bienestar, y se califica de «injerencia» casi cualquier intervenciónde los poderes públicos que signifique alguna traba para el funcionamiento«libre» —podríamos mejor decir salvaje— del Mercado.En ello ha tenido una responsabilidad central el sistema político, esdecir, el sistema de partidos —defínanse estos como de «centro», de«derecha» o de «izquierdas»— que caracteriza el modelo de estado-nación.Desde dentro del sistema, y por prácticamente todos sus agentes, que son los

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