Scherzo. Núm. 92

AL PAIROAnd.i la ONE metida en calmadiidia y. como hacía esperar suprogramación, navegando a lavez un poco al pairo. Losaficionados esperando a ver qué pasacon las ideas de su nuevo directortécnico y los rumore?- varios sobretitularidades, la verdad, que dan unpoco de susto. Pero esperemoscontagiados de la paz del escenariodel Auditorio, marco de unos cuantosconciertos estos meses de los que,francamente, hay poquito quereseñar. Enero y la primera mitad defebrero han pasado sin pena pero singloria, con cosas que llaman laatención, otras que sorprendengratamente y otras que entran dentrode lo esperable. Entre las primeras,una pregunta: ¿cómo es posible tirarel dinero trayendo a tres solistas de lacategoría de Nancy Argenta. RockwellBlake y Carlos Alvarez para interveniren página tan vacua como losCarmina Barcina'. ¿No había cosa demás fuste para la presentación deAlcántara en Madrid como uno de losdos principales directores imitados dela Orquesta? El distinguido públicoque colmaba el Auditorio el día 15 deenero se lo merece todo, qué dudacabe, pero ¿se imaginan el mismo triocomo solistas, por ejemplo, de Lasestaciones de Haydn que negocióCeccato un mes antes? Pues eso.Sorpresas gratas: la reposición deNostálgico de Bemaola -que gana conel tiempo, como M nombre indica- yla puesta en los atriles de la ONE porvez primera de Aquarius, de Cano,que sustituía en el cartel a Proyecto deJosé Ramón Encinar, Entre loesperable, la aseada versión deSerebrier de AieMander Nerski deProkoííev. con una emocionada yemocionante Ludmila Sehemtschuck.Bien los tres solistas españoles querindieron visita: sorpresa grata la deljoven pianista Jorge Robayna, buengusto en el violinista JoaquínPalomares -al que Serebrieracompañó mucho mejor en su propioConcierto que en el maravillosoPoema de Chausson. en el que sacó¡a brocha gorda- y Joaquín Soriano,que salvó limpiamente las bellezas-que las tiene- del Quinto Conciertode Saint-Saéns, de toda la vida piezade su gusto. En conjunto, comopuede verse, bien poca cosa.Casi ni valía la pena contarlo.Pero a lo mejor se creen que uno seolvida. Y no es es».Luis SuñénYehudí MenuhinACTUALIDADNUEVAS ANDANZASSobrio, reflexivo, musical. Sonlos calificativos que mejor definenal chelista andorrano LluísClaret, uno de los mejores desu especialidad. Actualmente enplena madurez, lo que más motivaal oyente es descubrir en él a uninstrumentista en constante evolución,sin síntomas de estancamiento.Infinidad de detalles de calidad alservicio de la Sinfonía Concertantede Prokofiev, una intensa obra quemerece la pena redescubrir, atestiguanlo dicho. La soltura rítmica, elelegante movimiento de rotación dela mano, diabólico cuando la escrituralo requiere, la calidad del canlabi-¡e dimitmendo y la cálida efusión conque fueron desbrozadas las primerasfrases. Dirigió con bastante templanzaEnrique García Asensio. a quien debemosque el programa no fuera alteradotras la indisposición del previstoRos-Marbá.Yehudi Menuhin tiene una técnicade dirección bastante particular, querecuerda la gestualidad visceral de unaépoca en que la misma no se conocíaaún como un corpus de conocimientoscodificados. Todo esto, en su caso,motivó algunos desequilibrios traducidosen la falta de claridad de planossonoros durante el Tercer Concierto deBartók. en las bruscas demandas, casia traición, de forte o piano, y en unaMadridcierta falta general de andamiaje.Su hijo Jeremy .sedesempeñó lo mejor quepudo en dicha obra, perosin señalarse lo más mínimodentro del gigantescomosaico internacional depianistas-funcionarios diplomados.La seducciónapareció durante los primeros compases del lento,o en varios instantes de laejecución de la Sinfonía»' 40 de Mozart, un compositorcon el que Menuhinha sentido desdeniño una especial afinidade identificación, y al queinsufló cierto vigor dramático.El Turina del americanoMarc Tardue, esa Oracióndel torero pintorescay pinturera, llegó a nuestrosoídas con cierta asepsiay ruda paleta colorística.Algo parecido a laHaffner mozartiana. untanto plana eneefalngraticamente, exenta de verdaderasmutaciones de atmósfera,de un oportuno guiño afectuoso.Bastante mejor el hermoso Réquiemde Fauré, obra concebida plácidamentey surcada por nubes grisesque recuerdan a los ovillos de lana dela abuela. No hubo sublimidades, porquetampoco la timbrica del esforzadocoro la permite -aparte de la perceptibledesafinación, muy poco seráfica,en la primera línea de ¡ti farad'isum-,y muy correctos Gallar y la Montiel,aunque ésta dijera su Piejesu un pocoesco! ármente.RAFA MARTÍNJoaquín Martín de SagarmínagaAFINACIONESPIANOS, CLAVECINES YOTROS INSTRUMENTOSDE TECLADO.AFINACIONES HISTÓRICAS.JOSÉ MOLTO91 - 5 52 73 69MADRID